Al cole, mejor andando o en bicicleta
Más de la mitad de los escolares recorre a pie el trayecto hasta su centro educativo y solo una quinta parte va en coche
¿Cómo se mueven los niños donostiarras? ¿Van al colegio a pie, en bicicleta, en autobús o les llevan en coche? ¿Hay diferencias entre niños ... y niñas? ¿Y entre centros públicos y concertados? Estas preguntas y algunas más tienen ahora respuesta gracias al estudio realizado por el Ayuntamiento para conocer los hábitos de movilidad de los escolares, punto de partida para el plan de acción que se ejecutará en los próximos cinco años con el objetivo de mejorar la eficiencia y seguridad de los miles de desplazamientos diarios protagonizados por menores.
El diagnóstico se ha realizado en base a encuestas entre alumnos de Primaria y Secundaria, principalmente, y los resultados son significativos. El 50% recorre a pie el camino hasta la escuela, mientras que un 25% utiliza el transporte colectivo, porcentaje que incluye el autobús escolar (10%), Dbus (12%) y otros modos de transporte público como el Topo, Cercanías o Lurraldebus (3%). Un 20% llega a clase en coche y solo un 4% utiliza la bicicleta. La moto apenas representa el 1% restante.
Casi el 71% de los niños que van caminando a clase lo hacen de forma autónoma en compañía de otros compañeros
Si se suma el conjunto de los modos activos (a pie más bicicleta), se obtiene un 54% de los desplazamientos y si a esta cifra se le añaden además los transportes colectivos (bien sea Dbus, bien sea transporte escolar) se llega al 79% del total de desplazamientos, frente al 21% de los modos menos sostenibles (coche y moto). Para regresar al domicilio, los modos activos aumentan aún más su preponderancia, ya que los datos de los traslados a pie y en bici suben al 55,53% y con el transporte público y discrecional se llega casi al 80%.
Los modos menos eficientes desde el punto de vista ambiental, es decir, el vehículo privado –ya sea coche o moto–, suponen tan solo un 21% o un 18,46%, según el momento del día. Sin embargo, en los entornos escolares pueden llegar a tener un gran impacto sobre la seguridad del resto de los usuarios de la vía.
En el reparto por géneros, la predominancia de las mujeres se extiende a todos los modos de transporte a excepción de la moto. Los datos confirman que son ellas quienes eligen preferentemente ir a pie al colegio o al instituto.
Caminar hasta o desde el centro educativo es más frecuente entre los alumnos de Primaria que entre los de Secundaria, circunstancia que los autores del estudio achacan a la mayor distancia al instituto de referencia. Por esta misma razón, en Secundaria es mayor el uso del transporte colectivo en general. En el caso de la bicicleta, se duplica su uso al pasar de Primaria a Secundaria.
En cuanto a los desplazamientos a pie, destaca el alto valor de aquellos escolares que los cubren acompañados de otros niños, de forma autónoma (70,59%). Un 13,35% camina con la madre, un 5,56% con el padre, un 6,60% con ambos progenitores y el 3,90% restante, con otros adultos, por lo general abuelos o hermanos.
El Ayuntamiento apuesta por mejoras de seguridad como pasos de cebra elevados o voluntarios en los cruces peligrosos
Atendiendo al tipo de centro escolar, destaca por un lado un mayor uso del modo a pie entre los centros públicos, al tiempo que se incrementa el uso del vehículo privado y el transporte escolar entre los concertados. El coche es el modo elegido en mayor medida por los estudiantes de los centros concertados.
Por otro lado, si se analiza la distancia de casa al centro escolar en relación con el tiempo necesario para llegar, el alumnado se comporta de manera totalmente diferente al profesorado, que también participa en este apartado de la encuesta. En el caso de los estudiantes, es claro que el tiempo necesario y la distancia son determinantes a la hora de decidir el modo de transporte, siendo la opción predominante el modo a pie en los desplazamientos de hasta 20 minutos.
En el caso del profesorado, se advierte que la dinámica es distinta. La franja de los veinte minutos es clave para decidirse por un modo de transporte o por otro. Si el trayecto dura menos, la opción elegida es caminando con mucha diferencia sobre el resto de modos. Entre 10 y 20 minutos es significativo el uso de la bicicleta. A partir de los 20 minutos, la elección del coche se hace notoria. Con estos datos, puede concluirse que la elección del colegio repercute directamente sobre el modo de transporte que posteriormente se utilizará para los desplazamientos de niños y niñas, y que la escuela pública facilita, por la menor distancia, los traslados más cortos y autónomos de los menores.
Movilidad deseada
El informe dedica un capítulo a la llamada movilidad deseada, que es aquella que los entrevistados elegirían si pudieran. En este sentido, los autores califican de «alentador» comprobar que el medio preferido por el alumnado con muchísima diferencia sería a pie (45%), seguido por la bicicleta (16,8%). En los casos en los que los desplazamientos reales son en vehículo familiar, se aprecia una preferencia por los traslados compartidos con compañeros, ya sea a pie o en bicicleta. Caminar también es el modo deseado para el profesorado (36,7%) y para el personal no docente (53,2%).
Dentro del ámbito de la movilidad escolar, coexisten de forma paralela el trabajo comunitario y la transformación física del entorno urbano, que «contribuyen de manera directa a una ciudad más accesible y segura», explica la concejala de Movilidad, Olatz Yarza. La delegada del PNV detalla algunas intervenciones de urbanismo táctico sobre las infraestructuras existentes, ya implementadas en determinados centros educativos y que podrían extenderse a otros muchos dentro del Plan de Movilidad Escolar en vigor hasta 2029. En Ikasbide Ikastola, por ejemplo, se ha peatonalizado el tramo de la calle inmediata a la puerta de entrada, segregándola del tráfico rodado.
En Jakintza se han eliminado los contenedores situados justo antes de un paso de peatones para garantizar la visibilidad. Y en la haurreskola de Urbieta-Urdaneta, entre otros centros, se han dejado diez metros libres antes del paso de cebra, que ahora es elevado, para prevenir atropellos.
También se apuesta por optimizar las fases semafóricas, especialmente en franjas horarias prioritarias, como se ha hecho en Zuhaizti. «Equilibrando los segundos dedicados en verde a los peatones en los momentos de entrada y salida de los colegios se garantiza que los semáforos se respeten más, además de repartir más equitativamente los tiempos entre los diferentes usuarios de la vía», argumenta Yarza.
Colocar aparcabicis en la puerta de los colegios e institutos, como es el caso del Peñaflorida en Amara, facilita el uso de la bicicleta como medio de transporte no solo por parte del profesorado y el alumnado sino también por parte de la población del barrio en general. En La Salle se ha señalizado un itinerario peatonal en un tramo donde la calle no ofrecía unas garantías mínimas de accesibilidad y seguridad.
Otra de las acciones contempladas en el plan municipal, y que ya se ha puesto en marcha en Zuhaizti Ikastetxea, es la implicación de adultos como voluntarios en los cruces más peligrosos para reforzar la visibilidad de los peatones frente al tráfico.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión