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«Deslomar una krabarroka y animarla movimiento a movimiento; es mi sueño»De San Roke. Y con mucho orgullo de barrio. Y recuerdos muy bonitos de cuando Mundo Nuevo era el motor social de la zona. Hija de María Victoria ('Bitxori'), una luchadora de marca. Nieta de Dionisia, otra del mismo palo. Hermana de Jaione, que va a por todas con su agencia La Publi. Exalumna de la Compañía de María y de Kunsthal, hoy considerada una 'escuela boutique de la experimentación y la vanguardia'. No se olvida de sus profesores, entre ellos, Ana Silva. Diseñadora gráfica, fotógrafa, community manager (o algo así), trabaja solo con quienes conecta a tope, La Guinda Deli&Coffee, la clínica dental Aritza Maté y, por supuesto, la pescadería Espe.
– Buen libro, ¿eh? 'Come sano, cocina pescado'. Publicado por Almuzara, de Córdoba, editorial que hace algún tiempo logró la Medalla de Oro del Círculo Intercultural Hispano Árabe.
– Y buen subtítulo: 'Trucos y recetas para disfrutar de los sabores del mar'. Todo empezó como los clientes y amigos de Carol Archeli Saralegui se imaginan y saben: acostumbrada a escribir en la parte de atrás del ticket de compra datos, historias, recetas sobre el pescado que acabas de elegir, acostumbrada a vender sapos o sepias por ¡Whatsapp! y...
– A ser Mención Especial en los premios nacionales de Comercio Interior del año 2020, otorgados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo...
– ... Resultó que en una reunión familiar y con amigos alguien sugirió que debía escribir un libro y otro alguien que él conocía una editorial más que interesante. Así empezó a liarse todo, vaya que sí.
– Y a liaros (a) todos. La lista de agradecimientos es larga y sabrosa. A la familia, a los amigos, a los pescadores, a la ilustradora Ane Alarcia, a Yanko, el asesor científico, a la gente del Gerald's Bar, a otra Carol, técnica de Salud Pública en el Puerto de Pasaia... A ti. Por cierto, ¿quién y qué eres? ¿Por qué quieres deslomar una krabarroka?
– Como has puesto por ahí, puedo ser un 'desperdicio'. Pero con orgullo. De barrio, de familia. De mi gente. De mi oficio. De mis cámaras. Hasta estoy orgullosa del lugar donde vivo ahora...
– Cuenta.
– En el piso 16 de la Torre de Atotxa. Si vieras cómo amanece y oscurece a esa alturas. Solo tengo una planta más por encima y luego la azotea comunitaria. Desde ella, la ciudad está limpia, limpia hasta el cielo. Hasta Peñas de Aia, hasta Igeldo y más allá.
– ¡Guau! 76 metros de altura, levantada en 1973, obra de dos grandes, Mariano Oteiza y Juan Cruz Saralegui. Pero estábamos en que acababas de salir del colegio y no sabías qué hacer.
– Influenciada por el trabajo de Jaione, mi hermana (somos cuatro) publicista, pensé en eso, en diseño, fotografía, dibujo. Pensé en Barcelona, pero cuando llegamos nos dimos cuenta de que era una ciudad demasiado grande para mí. Luego volvería, sí. A estudiar en la BAU, Centro Universitario de Artes y Diseño, pero antes alguien me habló de Kunsthal que estaba en Irun y hasta diseñó un casco para Rossi. Me apunté. Fue entre tremendo y magnífico.
– Me lo imagino.
– Piensa, ya no estaba con compañeras de la misma edad. Había gente que ya tenía su trabajo, que se reincorporaba a los estudios. Había artistas, había de todo. Y lo que estudiábamos, el mismo arte, resultaba que lo hacíamos desde otra perspectiva y no desde la canónica. Luego teníamos la fotografía. Y la animación, que siempre me gustó.
– Con la fotografía tuviste al principio tus más y tus menos y ahora resulta que has sido fotorreportera para grandes publicaciones y grandes restaurantes.
– Fue duro, sí. Yo creo que porque me agobiaba la idea de tener que hacer fotos técnicamente perfectas. No daba una y, además, me gastaba el dinero que en casa no teníamos en líquidos para revelar y en carretes. El día que entendí que lo importante era la mirada, fui feliz. Lo soy ahora. Me gusta hasta la sensación misma de sostener la cámara en las manos, de sentirla. Por eso me encanta la exposición de Isabel Azkarate en TBK. Porque la ves ahí, con la cámara en la mano.
– ¿Hablamos de animación?
– Sí, claro. Y de tipografía, por favor. De letras como la Roboto (pertenece al género ¡neogrotesco!) o la Baskerville (diseñada en 1757). Me fascina mezclar imagen en movimiento con tipografía. Por eso os recomiendo uno de mis vídeos musicales favoritos: 'Ya no sé qué hacer conmigo', canción de los argentinos Cuarteto de Nos. O 'Western Spaghetti', de PES.
– ¿El gran animador que hace que los objetos cotidianos cobren vida? Como aquel Bic tuyo...
–Fue uno de mis primeros trabajos en la escuela. Un filme animado de dos minutos 22 segundos. Conté la vida de un boli, sí.
– Así que para eso deslomarías una krabarroka de Carol, para animarla en stop motion, movimiento a movimiento.
– Y contaría su viaje del mar a la Bretxa y al libro mediante letras que bailasen en la pantalla.
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