«Nuestras cenizas y las de nuestras mascotas no han de dejar mala huella»

– Aparte de los dos vuestros y los de 'Tana' y 'Bartolo', tengo apuntados en la libreta un puñado de nombres relacionados con este tanatorio sito en el polígono Txirrita-Maleo de Errenteria. ¿Me ayudáis a hacer el 'quién es quién o qué'?

– Claro. Por de pronto, citemos a Iñaki Orube, nuestro ayudante. Justo cogió las vacaciones el lunes. Pero seguro que quieres saber quién es Dalibor Novák.

– Absolutamente sí. ¿Cómo no va interesarme un nombre de ecos tan checos y resonancias tan medievales? Y el apellido, por dios, ¡es el de la protagonista de la película 'Vértigo'!

– Dalibor es un magnífico soplador de vidrio de la ciudad de Ceska Lipa, a medio camino entre Praga y Görliz. En 2007 fundó la empresa Memory Crystal, un referente en todas las ferias de servicio, productos y arte funerarios. Trabaja con nosotros porque es quien se encarga de convertir unos pocos hilos de las cenizas de nuestras mascotas en auténticos relicarios o camafeos.

– Veo que he garabateado igualmente el nombre de Laura Malagarriga. Y he añadido 'Grocs'.

– Laura es diseñadora industrial y fundadora junto a Marc Puigbò, de un taller creativo llamado así, 'Grocs' que en catalán significa 'amarillo'(s). Imaginó y creó una urna a la que le puso de nombre 'Zoon'. Y fue la que en 2017 ganó el premio Red Dot, uno de los más importantes del mundo del diseño. Y resultó que estos galardones, estos reconocimientos de la calidad e innovación en la creación de nuevos productos domésticos y profesionales recayeron por primera vez en un objeto funerario. Más aún, en un objeto funerario para mascotas. Otros años han triunfado firmas como Victorinox o Xiaomi.

– ¿Y qué y cómo es 'Zoon'?

– Una urna biodegradable y reciclable que permite enterrar las cenizas de tu mascota para que revivan en forma de árbol, arbusto o planta. Está diseñada de tal manera que parte de ella contiene las cenizas y en otra puede ponerse la semilla de una planta, que nacerá y crecerá junto al recuerdo de nuestra mascota. Así se cierra el ciclo de la vida.

– ¿No os parece lo contrario...?

– Pensándolo mejor, tienes razón. No lo cierra sino que lo deja abierto porque surge una nueva vida. De esas cenizas. A su lado.

– Por lo que veo en los folios, hemos hablado también de una empresa llamada 'Hacia el mar'.

– Sí. De Gijón. La fundaron David Zapico y Sergio Quince, conocedores de que el acto de arrojar cenizas al mar, y mucho más urnas funerarias, podía ser una acción totalmente ilegal. Ellos captaron el desafío de poder despedir a tus seres queridos o a tus mascotas cumpliendo a rajatabla la Ley 41/2010 y el Real Decreto 79/2019 de 22 de febrero. Cuando supimos de su existencia nos pusimos en contacto con ellos para saber si podrían hacer lo mismo en Donostia. Aceptaron. Y hoy se puede hacer con todas las garantías. A unas 4 o 5 millas de la Isla, en una zona perfectamente perimetrada. Si se quiere lanzar también la urna no solo será biodregadable, ecológica, sin ningún sellamiento sino, faltaría más, hidrosoluble. Hasta en sus pigmentos: naturales.

– Iñaki, te preparaste y peleaste para ser piloto. Hasta pensaste en volar sobre África avistando bancadas de peces. No pudo ser. Te reciclaste. En 2008 la burbuja inmobiliaria os mandó al paro a ti y a Marta, la masajista que había estudiado, también, administración de empresas. ¿Cómo habéis aprendido sobre ritos funerarios para... mascotas?

– Tenemos buenos amarres. Por ejemplo, los fundadores de Sortem, empresa catalana dedicada, a eso, a los productor funerarios. Ellos son Sergi Martínez y mi hermano Antton. Pero además, sabemos qué se siente cuando ese amigo con patas, ese compañero de trabajo se muere. No quieres que acabe machacado como un resto cárnico cualquiera. Ante los enterrabas en tus campos. Y el canario, bajo el árbol del jardín. Ahora, los incineramos. Pero no es solo un horno. Es también una despedida. Y sí, quieres, tal vez, llevarte algo de aquella criatura que fue parte de tu vida. A los dos nos gustan esas historias llenas de camaradería, esas en las que el perro no es un simulacro humanoide sino un animal amado, respetado que merece ser bien despedido.

– ¿Vienen niños a esa despedida?

– Afirmativo. Y a veces es su primera relación con la muerte, con la pérdida, el duelo. Pero escriben justo eso, un 'adiós', un 'hasta luego' que también se quema y se llevan una pulserilla. Nosotros y nuestros animales, nos iremos. Pero no dejemos mala huella. Ya has visto, de la ceniza, un árbol...