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La 'shodana' japonesa.
La Cumbre guarda una valiosa 'shodana' que Japón regaló a la Reina Mª Cristina

La Cumbre guarda una valiosa 'shodana' que Japón regaló a la Reina Mª Cristina

Fernández Beobide y Horcajo disertan el lunes en el Koldo Mitxelena sobre el proyecto para rescatar este patrimonio en los futuros usos del Palacio Miramar

A. M.

Sábado, 22 de abril 2017, 12:48

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Es una de las valiosas piezas del mobiliario del Palacio de Miramar que se guardan en La Cumbre (Aiete). Esta magnífica 'shodana' que, casi con toda seguridad, la casa Imperial de Japón obsequió a la Reina Regente en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 fue uno de los muebles que María Cristina se trajo de Madrid a San Sebastián cuando en 1893 estrenó su recién construida Casa de Campo donostiarra. La historia de este mueble y la del conjunto del patrimonio de este singular palacio, que hoy debate sobre sus nuevos usos una vez que se ha marchado de sus dependencias Musikene, será analizada en una charla que ofrecerán el próximo lunes en el Koldo Mitxelena los historiadores Lola Horcajo y Juan José Fernández Beobide. La cita será a las 19.30 horas en el salón de actos del KM.

Los ponentes explicarán que el Palacio de Miramar es uno de los lugares con más contenido histórico de la ciudad. El edificio fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1968, y es propiedad de los donostiarras desde 1972. «En su momento fue despojado de su mobiliario, hurtando con ello parte de su historia y su memoria. Pero esos enseres no se han perdido. Se custodian en la villa La Cumbre y bien podrían volver a su lugar ahora que el palacio debe decidir su futuro», indican los historiadores, quienes encabezan un proyecto para acondicionar una parte del Palacio de Miramar como zona museística para ilustrar a donostiarras y visitantes sobre la importancia que tuvo la Belle Epoque en la historia de la ciudad.

La muestra permitiría entre otras cosas contemplar esta 'shodana' -mueble estantería o pequeña librería, que se hizo famoso durante la era Meiji (1868-1912)- tallada en madera de palosanto, con incrustaciones de nácar y marfil que, en opinión de Horcajo, «es una verdadera joya». «En este mueble la Reina guardaba los rollos de la pianola, ya que la música constituía su tesoro y su mayor afición».

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