Iñaki Eguibar: «Urki cumple cien años y llevo 75 dentro del club»

– ¿Cuándo inició su relación con el club donostiarra?

– Nos acercamos a Ur-Kirolak ente 1946 y 1947. Urki cumple cien años y yo llevo 75 en el club. Fue un grupo de la Parte Vieja donde estaban Joxe Olasagasti, que después de remero fue muchos años presidente, Juanito Oronoz, José Luis Goikoetxea, Fermín Aldanondo... Fuimos media docena. Mi hermano mayor también, pero aquel dejó, andaba más en bicicleta. Empezamos a remar en la yola, en San Juan de Luz y Baiona. Y estaba el Campeonato de la Costa Vasca, que se hacía en La Concha.Hay un remero que es un par de años mayor que yo, Trínido Vaqueriza, pero a él coincidió que tuvo que ir a la Marina y fui el primero que arrancó. Después de la yola empezó la época del outrigger. En el 48 sacamos por primera vez un cuatro con. Un año más tarde, nos entrenábamos en Pasaia con un bote viejo que nos dejó el Náutico o el Aviron. Fuimos a Barcelona sin embarcación y nos la prestó el Marítimo de allí. Se llamaba el 'Alcázar de Toledo' y Félix Erdozia dijo: «Yo en este bote no me monto». Aparte de en el monte, había pasado tres años en la cárcel de El Dueso, y nos costó convencerle. Ganamos. A partir de ahí empezó la ascensión y la culminación llegó en el 60, cuando fuimos a los Juegos Olímpicos.

– ¿Cómo fue la experiencia?

– Entonces no se hacían selecciones, el equipo campeón de España iba a los Juegos. En el dos nos presentábamos José Mari Aristegi y yo, nos ganaron dos sevillanos y entonces Félix Erdocia nos cogió para ir con el ocho. Aristegi acabó remando y yo me quedé de suplente, pero estuve en los Juegos. No hicimos nada. Solían decir que habían pasado los cinco delante, mucha agua y luego nosotros. Una tristura tremenda.

– Pero a partir de ahí llegó una época de triunfos.

– Se fue modernizando. Nosotros íbamos a Pasaia, luego vinimos al río. Donde Koipe y Savin, estaban los galipoteros, que arreglaban todo el asfalto de la ciudad. De ducha, una manguera y a currar. Luego nos fuimos a Loiola y se aprovechó el proyecto debajo de la autopista. Llegaron entrenadores como el húngaro Machan, se dispuso de uun club con foso de entrenamiento...Todo ha cambiado mucho.

– Siempre ha estado vinculado al mundo del remo...

– Remé como federado por última vez en 196, en un cuatro, pero seguí vinculado porque estuve ocho años de presidente de la Guipuzcoana. Me saque los títulos de entrenador y de árbitro. Lo de entrenador no me iba. En 1966, en el Mundial de Bled (Eslovenia) llegué a la categoría internacional y estuve hasta 1996 en Atlanta. Arbitré la final de ochos de dos Juegos Olímpicos, en Barcelona, en Banyoles, y en Atlanta, donde me la concedieron en mi despedida.

– También trabajó en el CAT...

– Así es. Evolucionamos la regata de La Concha. Después de muchos dimes y diretes, en la comisión con Felix Erdozia, Agustin Izagirre y Rafael Aguirre Franco decidimos que el que viniera lo hiciera por méritos deportivos, por lo que hiciera en el agua. Ese fue el origen de la clasificatoria. Tuve problemas porque yo decía que tenían que venir los mejores y hubo grandes presiones para que, anduviera o no, saliera San Sebastian. Yo decía que si entraba entre los ocho salía, con dignidad. Ahora, con el nuevo club Jaiarriba está bien enfocado. A ver si un día cogemos la bandera.

– Los colores de Urki, rojo, verde y blanco, le crearon problemas al club en el franquismo.

– Claro. Los colores eran los que eran y todo el mundo los quería llevar. Llegó la cosa a tener tanta popularidad que llamó el Gobierno, con ionmtención deprohibirlo. Se les demostró que los colores eran los del mar: babor y estribor, rojo y verde, y el blanco de la luz de tope, que es lo que los barcos deben llevar. Se les convenció y ahí siguió el grimpolón.

– Fue directivo de la Real...

– Doce años, los ocho de Uranga y cuatro con Astiazarán.

– ¿Cómo ve al equipo?

– De maravilla. Nosotros terminamos en 2005 y después vinieron los futbolistas, que creyeron que llevar un club era igual que salir a jugar a fútbol. Luego llegó Badiola, pero ya se ha salido de todo aquello. Sigo yendo a todos los partidos, aunque me cuesta. Cada vez está más lejos Anoeta (risas).