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María Elizetxea posa antes del entrenamiento de ayer. ARIZMENDI
Remo

María Elizetxea: «El hambre de este equipo parece que se puede acabar, pero ahí sigue»

Remera de San Juan-Iberdrola ·

Camino de los 39 años, la errenteriarra no olvidará su debut el domingo en la Liga Euskotren, donde las bateleras ganaron la bandera en Hondarribia

Oskar Ortiz de Guinea

SAN SEBASTIÁN.

Martes, 14 de agosto 2018, 08:08

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María Elizetxea (Errenteria, 1979) montó una mañana de verano en una trainera como podía haberlo hecho en una piragua, y tres años después se ha estrenado en la máxima competición.

- Tras ganar en Hondarribia, ¿celebraron su quinta Liga Euskotren a falta de dos regatas?

- La celebración será el domingo, esperemos que con la bandera de Zarautz en la mano. Cuando subamos al barco y nos den el trofeo, nos desataremos algo más. El domingo lo tomamos como una regata más. Aunque vas viendo venir el título, Anartz (Gereño, el entrenador) insistía en mantener los pies en el suelo sin adelantar los acontecimientos.

- El sábado se quedaron sin la ilusión de coronarse anotándose las catorce regatas. ¿Fue un varapalo?

- Sabíamos que era muy complicado, porque los demás equipos también se entrenan todo el invierno para lograr sus objetivos y están cerca nuestro. Es difícil dar siempre el 100% pero somos un equipo muy exigente y ambicioso, y por qué no marcarnos ese gran objetivo. Nos ha permitido mantener la chispa y la unidad, aunque no haya podido ser. En su momento sí nos dio pena.

- ¿Cómo fueron los minutos posteriores a la derrota y el viaje a casa?

- Primero, silencio sepulcral, pero pronto nos centramos en darle la vuelta, sin anclarnos en la derrota y sin que empañara el resto de éxitos. Sabemos que si estamos cansadas o no damos el 100%, los demás equipos están ahí, pero vamos a intentar que no vuelva a suceder.

- Aunque no remó ese día, ¿cómo vivieron esa regata?

- Otras veces Orio ya nos había adelantado, como en Hondarribia, pero siempre hubo después una reacción y en los últimos metros podíamos marcar la diferencia. Pensamos que en Ondarroa sería igual, pero no.

Su DNI

  • Natural de Errenteria, 38 años.

  • Inicios Comenzó a remar con 35 en Oiartzun Itsaslapurrak (2015).

  • Batelera Desde 2016. El domingo debutó en la Liga Euskotren.

  • Trabaja En Gureak, catorce años.

- Cuando Orio se adelantó, ¿les creó duda que Arraun les igualara?

- En el bote vieron esa realidad, pero la sensación era que se estaba remando bien, aunque faltaba chispa quizá por los entrenamientos previos pensando en el final de temporada. La sensación no fue mala, pero el resultado no salió y llegó el sorpresón de Arraun. Para el público fue una regata espectacular.

- El domingo, tras una discreta ciaboga, Orio se volvió a poner por delante pero reaccionaron bien.

- No había margen para la duda. Salimos con la rabia del tropezón del sábado y remamos con corazón. Toda la energía la centramos en lograr la bandera. Para mí era la primera regata en la Liga Euskotren y no pensaba en la posibilidad de ser segundas. No le dejé a ese fantasma entrar en mi mente (ríe).

- Debió de ser una regata especial...

- Sí. Yo había remado otros años en la Liga Guipuzcoana. Anartz quería darnos la oportunidad a Izaro (Lestayo, la patrona) y a mí las mismas regatas para que fuésemos progresando. El día que me iba a tocar en julio, no pudo ser porque no estaba bien físicamente. Veía que la Liga se acababa y era la oportunidad de demostrar que el entrenamiento ha servido para algo y puedo estar ahí.

- ¿Necesitaba demostrar algo?

- Sobre todo a mí misma. Yo empecé en Itsaslapurrak a un menor nivel de exigencia. El primer año el invierno lo hicimos junto a San Juan, que nos acogió muy bien. Tras ese año, me picaron las ganas de saber a dónde podría llegar con disciplina y exigencia. Quería demostrarme que el bote podía ser ganador conmigo en la Liga Euskotren.

- Ya remó en el triunfo del Campeonato de Gipuzkoa en Mutriku.

- Al ser un campeonato, no lo esperaba. Fue una demostración de la confianza del entrenador.

- ¿Cuándo supo que remaría?

- La víspera le dije que tendría difícil llegar al entrenamiento a la hora, y me dijo que pensaba ponerme en el campeonato. Así que hice lo posible por ser puntual (ríe). Hay que aprovechar las oportunidades.

- ¿Y cuándo se enteró de que debutaría el domingo?

- Entre semana me dijo que tenía intención de sacarme el fin de semana. Al no salir el sábado, pensé que sería el domingo (ríe). Pero tras la derrota del sábado pensé 'ay ama, a ver si no voy a remar'. Esa noche nos dio la alineación por whatsapp, y vaya alegría.

«El primer día que remé, con 35 años, pensaba solo en el ocio, pero este deporte me atrapó»

- ¿Durmió bien?

- Sí. Para el Campeonato de Gipuzkoa estuve más nerviosa y no lo disfruté a tope, así que el domingo me centré en disfrutarla al 100%. Y el equipo también me ayudó a eso.

- Menos mal que remó el domingo y no el sábado, con la derrota.

- ¡Ya te digo! (ríe). Ya lo pensé... Lo habría llevado, pero para que el debut fuera especial había que ganar.

- Supongo que las banderas se disfrutan diferente desde tierra...

- Sí, pero salvo la primera que gané, en Ondarroa en 2016, que fue muy, muy especial, las demás las he vivido también con mucha ilusión estando fuera. Aunque es verdad que este año el verano se me ha hecho más duro porque al no haber Liga Guipuzcoana he remado poco.

- ¿Cómo le dio por remar?

- Con una amiga. Solíamos ir a clases en el polideportivo. Spinning y esas cosas. En vacaciones de agosto le propuse cambiar y hacer remo, y me dijo que justo había empezado en julio en Trintxerpe y que Oiar-tzun iba a sacar trainera. El primer día fui como un plan de sábado, pensando más en un rato de ocio como podía haber sido andar en piragua. Era a las ocho de la mañana, hubo un amanecer precioso y me enamoré de ese momento en la bocana de San Juan. Imagínate lo que pude remar ese día sin tener ni idea. Me limité a acompañar y que me llevaran (ríe). Seguí yendo a las siguientes quedadas, y cuando acabó el verano seguía con el gusanillo. Y decidí quedarme en San Juan. Era pasar de un equipo del final de la tabla al mejor. La disciplina, la exigencia y la seriedad de San Juan me atraparon. Soy de Errenteria y lo tenía cerca de casa. Las bateleras venían de ganar la Liga y La Concha por primera vez y nos enseñaron mucho ese invierno. Diez u once no habíamos remado nunca y lo que me transmitieron con su paciencia me sedujo pese a la diferencia de edad. Con 35 años, me animé. Y aquí sigo.

- En el remo femenino es casi una excepción a esa edad...

- Sobre todo al ver cómo comencé. En Itsaslapurrak había varias veteranas, pero no es lo habitual. Yo además creía que hacía deporte. Pero las bateleras se reían de mis clases en el polideportivo...

- Físicamente ha tenido que notar cada vez una mayor capacidad...

- ¡Uff, ya lo creo! En la cuadrilla aún echamos risas. No sé cómo me levantaba para ir a entrenar, pero recuerdo que tras el entrenamiento de las ocho de la mañana me volvía a meter en la cama a las 11.30. Estaba reventada. Poco a poco ves que mejoras, te vas marcando objetivos personales y también como equipo, y vas valorando si te compensa o no.

- Es evidente que le compensa.

- Cada año me he ido marcando objetivos. Este tenía el sueño de remar en Euskotren. No he pensado qué haré en 2019, si quiero seguir o bajar el pistón, porque, como decimos en la cuadrilla, voy a cumplir treinta y todos (ríe). Ahora solo me planteo ayudar al equipo, no sé si tendré otra regata este año, porque quedan las mejores, Zarautz y La Concha. Tras el 9 de septiembre descansaremos y luego decidiremos qué hacer.

- Con 25-26 años, la remera lo deja.

- Sí. Por lo que sea, por trabajo, por temas personales... Es una realidad.

- Con 20 años, ver regatas desde tierra puede generar desmotivación o enfado. ¿Con la madurez de los 38 se lleva mejor?

- Creo que sí. Soy consciente de mi potencial y de mis limitaciones, y de mi ritmo de aprendizaje. Ese punto de realismo que te puede dar la madurez me ha ayudado a la hora de quedarme en tierra. No sé si existe la aceptación, pero lo he llevado con una sonrisa. Dándome un tiempo hasta que llegara la oportunidad.

- ¿Asesora en ese sentido a las más jóvenes cuando se quedan fuera?

- Intento animarlas o tranquilizarlas y que piensen que llegará la siguiente regata. Quedarte fuera en las más exigentes puede generar un bajón o mala leche, y tener a alguien con otra madurez puede ayudar. Y hablo de un equipo con mucha madurez en el que cada una trata de aportar su granito de arena.

- ¿Le ve recorrido a este equipo?

- Estos años he oído mil veces a muchas compañeras que lo van a dejar, y terminan siguiendo. Esto engancha. La primera liga, porque es la primera. La segunda, porque quieres una tercera... Ese hambre que parece que se puede acabar, no se acaba. El ansia y la ambición siguen. Lo mismo lo dejamos todas, que seguimos todas. Ahora no haría apuestas. Cuando se ganan tres ligas seguidas, te quedas el trofeo en propiedad. El año que viene sería la sexta, y puede ser un gran aliciente.

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