Una incursión en la guarida del lobo
Orio acoge esta tarde las dos grandes ligas con sus traineras como líderes
Con la perspectiva que da la historia, denominarle lobo es insultar a este mamífero. Más apropiado sería referirse a él como un perro salvaje. Porque ... salvaje fue un rato. Y tenía su guarida. Estaba -y aún perdura- en un bosque al noreste de Polonia, cerca de Ketrzyn, en su día y en alemán, Rastenburg. Es el Führerhauptquartier Wolfsschanze, una de las mayores fortalezas militares que mandó construir Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Constaba de unos 80 edificios camuflados entre la tupida vegetación. Más de la mitad eran búnkeres -en el principal pasó más de 800 días el Führer-. Había dos aeródromos, estación de ferrocarril, campo de tiro... Como suele suceder, las autoridades locales lo acabaron vendiendo al turismo, con más 200.000 visitantes al año. Un Disneylandia de la barbarie. Por suerte, existe hoy un proyecto para incidir en la memoria histórica y no en las batallas de paintball.
Con estas cosas no se bromea. Ni con la mar, que también tiene su 'Wolfsschanze', su guarida del lobo. Está en Orio, el cobijo de la San Nikolas y la Txiki. Ahí se incursionan hoy las ligas Eusko Label y Euskotren. La Orioko Estropadak-Orio Kanpina Bandera será en aguas amarillas, el color que lidera el verano.
Las dos traineras aguiluchas manejan la competición con disciplina alemana. Cuatro banderas ellos, otras tantas ellas. Acabar con su mano dura es el objeto de deseo de sus rivales, como lo fue el líder nazi para el coronel Claus von Stauffenberg, quien falló en su intento de asesinato. La bomba instalada en su cuartel general solo causó unos rasguños a Hitler. El militar alemán fue ejecutado por ello. Una minucia en comparación con la caza de judíos.
Aquel episodio, del que hoy se cumplen 75 años, pasó a la historia como una parte de la Operación Valquiria, que luego Tom Cruise protagonizó en el cine. Su segunda parte se rueda en Orio, donde once acorazados masculinos y tres femeninos zarparán con la esperanza de poner fin a la dictadura aguilucha.
Batalla garantizada
El zafarrancho está asegurado en el campo estrenado en 2018, en el regreso de la regata a la mar tras unos años en la ría. Lo hizo por todo lo alto: con Hondarribia y Urdaibai jugándose la Liga por las calles interiores, y con Orio y Zierbena disputándose en el otro extremo la victoria, que se quedó en casa por 18 centésimas. También tuvo emoción la regata femenina, dado que las locales apretaron a San Juan.
El nuevo acotado cambió de orientación respecto al antiguo. No se adentra en la mar, sino que enfila hacia Zarautz. Las embarcaciones deberán lidiar con unas olas de más de medio metro que entrarán por un costado. Lo mismo que el viento, que no será muy intenso.
La regata está llena de alicientes. Con los dobles campeones de Gipuzkoa, líderes. Zierbena, Hondarribia y Santurtzi, sin margen de error para soñar aún con la corona. Donostiarra, a cuatro puntos de la tanda de honor. Urdaibai, fuera del coma tras su título de Bizkaia. Cabo, Kaiku y Ondarroa, empatadas en su afán por no caer en la primera tanda. Y Lekittarra, San Pedro y Astillero, centradas en sobrevivir al Holocausto del descenso. En mujeres, Arraun Lagunak precisa recortar puntos, y Donostiarra y Hondarribia pugnarán por la salvación.
Mañana, Sestao-Portugalete
Mañana es el turno de la de XVIII Bandera Ayuntamiento Sestao en Portugalete, con el recuerdo de los vaivenes del pasado fin de semana en este campo que tandas sorpresas causaron en las ligas ARC-2 y ETE.
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