El gran desafío del relevo generacional
Traineras ·
Los datos revelan que el perfil de remero en La Concha supera la treintena, que Hondarribia y Getaria son los más canteranos y que Orio alinea al más joven de todosLos datos de los remeros titulares en la primera jornada de la Bandera de La Concha revelan una realidad que persigue a todos los clubes: ... la necesidad de encontrar relevo generacional para dar sostenibilidad a proyectos punteros, como los que se presuponen a una trainera clasificada para remar los dos primeros domingos de septiembre en la bahía donostiarra. La media de edad de las tripulaciones supera los treinta años, con las excepciones de Getaria (27,7) y Orio (29,7).
Por su parte, el número de remeros que procede de la cantera es sensiblemente superior en el caso de las embarcaciones guipuzcoanas. Lo tienen claro en el territorio. No hay otra manera de encontrar relevo a los más veteranos que trabajando la base para que afloren nuevos portentos capaces de rendir en la primera trainera del club. Todo un desafío por la doble circunstancia de que la captación de adolescentes es cada vez más difícil y la exigencia de la élite que aspira a ganar banderas como la de La Concha es mayor.
Xabier Goikoetxea, presidente de Getaria, apunta la clave de que «estamos donde estamos gracias a que una cuadrilla que empezó desde abajo ha seguido remando en las distintas categorías y han resultado tener calidad. Es difícil que haya grupos así que culminen el proceso. Este año nos suben ocho chavales a juveniles. A ver si siguen. Porque luego se necesitan unos años para llegar a convertirse en remero de élite. Y hay que darles confianza».
Goikoetxea es consciente de que el club vive un momento excepcional. «Será difícil reeditar otra cuadrilla así. Aún podemos estirar esta generación, pero inevitablemente nos encomendamos a que vengan grupos de abajo. Lo que está en nuestras manos es mimar al máximo a los que entran desde infantiles».
Hondarribia es junto a Getaria el club que más canteranos ha alineado en la primera jornada de La Concha, pero otorga más importancia aún a los que empujan desde abajo, los que realmente garantizarán el futuro de la Ama Guadalupekoa. Bien lo sabe Edorta Kanpandegi, coordinador de las categorías inferiores del club bidasoarra. «Nuestro quebradero de cabeza estos días es organizar los grupos y entrenadores de la chavalería que empieza a entrenar la semana que viene. Manejamos 80 jóvenes entre infantiles, cadetes y juveniles. Trabajamos la captaciones con las ikastolas del entorno y hacemos cursos de verano. Es la lucha de siempre. Una vez que empiezan, no suele haber bajas. Nos volcamos con material y medios. Otra cosa es el salto de júnior a sénior. Y la capacidad para llegar arriba. El año pasado dieron ese salto doce remeros. Es mucho. Ahora mismo, no tenemos problema en cantidad, otra cosa es que lleguen a ser tan buenos como los que están ahora». Enseñan el camino Xabier Olaskoaga e Iker Camarero, ankeko y contrankeko de babor el domingo en La Concha, con 21 y 24 años respectivamente. «Si ahora la media de edad de la trainera es algo más alta –Ioseba Amunarriz y Xabier Etxebeste tienen 46 y 44 respectivamente– es porque estamos estirando el chicle de una generación de mucho nivel», prosigue Kanpandegi. Asume que «más pronto que tarde tendrá que llegar un relevo. Nuestra filosofía es trabajar la cantera y aunque tiene su carga de logística, materiales, entrenadores y fines de semana ocupados, luego estamos orgullosos del trajín que movemos».
La importancia del filial
Al igual que Hondarribia, Orio interioriza que «sin una trainera B donde formar a los que vienen de abajo, sería imposible incorporar remeros de nivel arriba». Lo asegura Ángel Larrañaga, entrenador del filial amarillo. Desvela una de las dificultades comunes al resto de clubes con filial. «Los remeros ven el rendimiento que tienen que dar para ser de la primera trainera y sienten la tentación de rendirse. Ahí estamos nosotros, para animarles todo el día a que continúen. Es complicado».
Orio es la trainera que ha apostado por el remero más joven de La Concha este año. Adur Tapia, asteasuarra de 20 años, fue titular el domingo. Su edad, como la de Mikel Lizarralde (23) o Jon Olaizola (24), contrasta con la de Leandro Salvagno (40) o Ibon Arruti (37). Larrañaga explica que «si hay veteranos en las traineras es porque ofrecen rendimiento en un deporte donde el oficio y la experiencia juegan su papel. Hay que saber hacer las lecturas correctas ante determinadas dificultades que presenta el campo de regateo. Como ejemplo puede decir que este año nuestro filial ha conseguido resultados correctos en bare pero ha caído cuando las condiciones pedían oficio. También son reveladores los casos de Joseba Fernández en San Juan, Gorka Etxeberria en Arkote o Unai Etxeberria en Zumaia. Son veteranos que han aportado mucho dentro del bote».
La trainera B se convierte asimismo en el caladero de Donostiarra, por mucho que en esta edición de La Concha solo haya alineado tres canteranos en la trainera titular. Desde la directiva, en labores de coordinación de la base, Agustin Etxabe asegura que «tenemos muy clara la dirección a seguir y que el futuro depende de nuestro trabajo de cantera y nuestro convenio con Ur Kirolak. Si no tenemos más canteranos hoy en la primera trainera es porque hubo unos años de paréntesis en los que no nos subieron tantos chavales. Hoy tenemos la B formada por quince canteranos. Pero el trabajo de cantera tiene esa particularidad. Que depende de los ciclos. Hay años que te vienen buenas camadas, pero no siempre es igual. Le pasa lo mismo a la Real si hablamos de fútbol. Tendrá generaciones mejores y peores. Lo importante es que nosotros queremos trabajar con volumen, con muchas críos y muchos medios, para que así sea más factible que aparezcan remeros de nivel. El reto es que si un niño o niña se anima a remar, no lo perdamos por el camino. En nuestro caso, empiezan desde alevines e infantiles en Urki y se va produciendo un desarrollo. Pero es complicado captar en un deporte duro, a la intemperie. Tenemos que darle vueltas para hacer atractivo el remo a las nuevas generaciones, amoldarlo a los nuevos tiempos. Lo que está claro es que el futuro pasa por nutrir la cantera».
Futuro, trabajo de cantera, relevo generacional... El quebradero de cabeza recurrente en los clubes de remo.
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