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Uno de los cabreos más grandes de Imanol fue el 9 de marzo de 2023 tras perder ante la Roma por 2-0, cuando dijo aquello de que «estos partidos nos vienen grandes». Entonces Merino tuvo el 1-1 en sus botas en el 82 y en el descuento la Real encajaba el segundo de córner. Ayer había recibido tres goles para el minuto 35 y había echado por tierra sus opciones de entrar en el Top-8 con la peor puesta en escena que se recuerda en mucho tiempo. Le salvó que en la adversidad tiró de orgullo para reducir diferencias con diez y mejorar el averaje general de cara a la última jornada, aunque no debe maquillar todo lo que concedió antes.
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El propio Imanol habló en la víspera de que esperaba que la Real compitiese mejor que en su última visita al Olímpico de Roma, así que debió caérsele el alma a los pies cuando vio cómo defendieron los suyos las primeras acciones a balón parado. En el 1-0, además del error de Aramburu para despejar en la corta la falta lateral botada por Tavares, Taty Castellanos gana la caída ante la pasividad de Aihen y Becker para que Gila marque a placer. La línea defensiva en esas jugadas no funcionaba, principalmente porque Taty buscaba y se imponía a Aihen, como en la jugada del córner que termina sacando Brais en la misma raya de gol. El propio argentino cabecea solo otra falta lateral antes de que Remiro se luciese a los pies de Dia. Se nos llena la boca hablando de competir y en apenas un cuarto de hora el Lazio nos pintó la cara en la estrategia, una suerte en el fútbol en la que esta temporada nos sale a deber. Sin Le Normand y Merino somos muy blandos.
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Aunque el conjunto local estuvo siempre más cómodo y dominando la situación, la Real generó peligro a partir del duelo 2x2 de Kubo y Sucic contra Tavares y Rovella, con el que generó dos buenos remates del croata, el segundo de ellos al poste. También supo leer el peligro que podía hacer la velocidad de Becker a la espalda de Marusic, al que le gusta ir hacia arriba, y el neerlandés la tuvo después de un buen pase en profundidad de Brais tras recibir de Sucic. Fue una de las pocas veces en las que conectaron ambos interiores en el centro del campo. Sin embargo, sabido es que el '11' txuri-urdin no es demasiado certero en los remates desde el flanco izquierdo, a pesar de tener un mayor ángulo de disparo con su pierna buena, y el balón acabó en las manos de Mandas. De haber entrado, el partido habría sido otro.
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El choque se puso cuesta arriba con la expulsión de Aihen a la media hora de juego. Podemos quedarnos con lo superficial o con lo sustancial, y es que Isaksen provocó tres tarjetas en la primera parte. ¿Por qué? Porque la Real no supo ajustar la presión arriba ni neutralizar las situaciones en las que los centrocampistas Guendouzi y Rovella se descolgaban en iniciación para hacer superioridad en salida de balón. Ello liberaba al lateral Marusic y al central Gila para ganar metros, lo que generaba una situación de ventaja cuando entraba en acción Isaksen. Becker y Sucic no sabían a quién saltar y Aihen se comió la tostada en dos acciones en las que debió medir mejor, sí, pero en las que la banda derecha del Lazio le apretó las tuercas. Y la Real pagó cara la inferioridad numérica.
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La expulsión de Aihen pilló con el pie cambiado al técnico, que ajustó a la espera de introducir a Javi López con Zubimendi como central izquierdo y Aguerd de lateral. Podía haber sido una buena solución hasta que el tinerfeño acabase de calentar pero el Lazio le dio un mordisco mortal en tres minutos con dos goles para dejar la contienda sentenciada. En el primero Zaccagni marca solo en un corazón del área que normalmente está defendido por Zubimendi, pero al estar de central fijado por Taty Castellanos, nadie lee que hay que proteger esa zona. Especialmente Brais, que es el más cercano y estuvo bastante pasivo. ¿Le sustituiría Imanol por eso? En el 3-0 es un centro lateral en el que Taty cabecea con fuerza a la espalda de Zubeldia aprovechando para cargar la zona de Zubimendi, que no es un especialista como Aguerd en la defensa de esos balones. El caso es que cuando salió Javi López en el minuto 36 ya no había nada que hacer más que minimizar los daños.
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En el descanso el técnico reorganizó filas, retiró a Zubimendi, Kubo y Oyarzabal y pasó a un 1-5-4-0 con repliegue intensivo con el que intentó no encajar más goles y dar un zarpazo en alguna contra. La apuesta le salió bien porque el gol de Barrenetxea llegó como consecuencia de estirar a los dos carrileros, Javi López y Aramburu, que son los que fabrican la jugada. Ya había empleado la misma táctica en el Camp Nou en Copa hace dos años cuando se quedó con diez por la expulsión de Brais y aquel día también le dio buen resultado porque dispuso de ocasiones para empatar la eliminatoria. Esta vez consiguió acortar distancias y dejar el averaje general en +2, algo que puede tener su importancia en la última jornada con una clasificación tan apretada. Habrá que ganar al PAOK para asegurar un puesto entre los 24 primeros y quedar lo más arriba en la tabla.
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