Tony Bloom, el jugador de póker que llevó al Brighton de Tercera a la Premier

El empresario se hizo rico sumergiéndose en las apuestas deportivas, concretamente en el hándicap asiático, que consiste en saber por cuántos puntos perderá el rival peor valorado. Este modelo lo exportó a los mercados bursátiles contratando diferentes brokers y analistas que le llevaron poco a poco a construir la fortuna que hoy posee. En 2009 se hizo con la mayoría de acciones del Brighton cuando militaba en la League One, la tercera categoría inglesa. En 2011 construyó un nuevo estadio e inyectó dinero para atraer a los primeros jóvenes. Aquí también tiene cierta similitud el perfil de contratación que tiene el Brighton con el de la Real; futbolistas jóvenes que puedan aportar rendimiento pero al que también se le puede sacar un beneficio económico más adelante.

El caso más claro en la Real es Isak, mientras que las 'gaviotas' han hecho lo propio con varios futbolistas. Compró a Marc Cucurella por 18 millones y se lo vendió a Chelsea en 65 kilos, fogueó a Ben White en Leeds United y lo exportó a Arsenal por 58 millones y actuó igual con Alexis Mac Allister: lo compró por ocho millones de Argentinos Juniors y lo sacó por 40.

Si Jokin Aperribay está considerado como un presidente al que cuesta convencer durante las operaciones, más de lo mismo ocurre con los mandatarios del Brighton, uno de los clubes del mundo de donde más cuesta sacar a futbolistas que quieren retener. No es el caso de Igor Julio. Iñigo Calderón, que conoce a Bloom, detalla que «es jugador de póker y tengo que entendido que aplica alguna de las técnicas en sus diferentes trabajos».

Bloom tiene varias empresas además de ser dueño del Brighton. «Tiene fama de que es un negociador muy duro, que no da su brazo a torcer. En ese sentido creo que no hay nadie en el mundo mejor que él porque ahí están los números en cuanto a ventas se refiere». Si algún grande toca la puerta del Brighton por un futbolista, tendrá que apretar para hacerse con sus servicios.

Con Igor Julio, en cambio, sucede lo contrario. El Brighton se quiere desprender del brasileño para hacer espacio a sus dos próximos fichajes, aunque eso no quiere decir que vaya a regalar a un activo como Igor Julio pese a que termina contrato en 2027. Desde Inglaterra reportan, en cambio, que la Real no estaría en conversaciones con Bloom sino con el director deportivo, David Weir, que fue jugador profesional en el Everton entre otros equipos.

En esas conversaciones, según estas mismas fuentes, también estaría Paul Barber, CEO del club desde hace más de una década. Como apuntó este periódico, la Real ya sabe la cantidad que tendría que abonar al Brighton para hacerse con los servicios de Igor Julio si prospera su fichaje.

En todo caso, fuentes cercanas al jugador insistían ayer a este periódico que en los próximos días se seguirán dando diferentes conversaciones entre los clubes. Su entorno sigue siendo optimista con que el central pueda terminar la próxima temporada jugando en Anoeta a las órdenes de Sergio porque esa es la prioridad del jugador, salir de la Premier League y fichar por la Real para continuar su carrera en la Liga. El futbolista sigue entrenándose con normalidad en Brasil y está a la espera de que se resuelva su futuro. Podrá empezar la pretemporada entrenando sea en el equipo que sea.