Tener o no tener ambición
Análisis ·
A Imanol le salió redonda la jugada en Granada. No se conformó con el empate y ganó. Él sí lleva a la práctica su discursoRestaban diez minutos para acabar un partido empatado y sin dueño. La Real Sociedad podía dar por bueno el empate -yo lo firmaba- o buscar ... la victoria con el peligro de poder echar todo el trabajo por la borda. Imanol lo tuvo claro: quitó a Sangalli, un jugador físico, currela, para dar entrada a Januzaj, exquisito técnicamente pero menos intenso. Yo no lo veía claro. Ya saben qué pasó: Januzaj filtró un pase con su pierna menos buena, la derecha, al espacio entre los dos centrales para que Portu diera la victoria a la Real con su segundo zarpazo. Tres puntos y colíderes en la duodécima jornada. Tela.
Hoy el reconocimiento a Imanol es unánime por ese movimiento. Porque anclados Zubeldia y Merino, el entrenador retrasó a Oyarzabal a la posición de Sangalli para no perder fortaleza en el centro del campo y entendió que Januzaj era quien mejor podía ejercer ese papel de pasador a Isak y Portu. La jugada le salió redonda. Normal que horas después de acabar el partido, ya en el hotel de concentración en Granada, todavía siguiera con la sonrisa puesta.
Tiene mucho mérito dar entrada a un jugador al que no has dado minutos en las últimas cuatro jornadas, un Januzaj que podría pasar del tema pero al que tenían que ver cómo festejaba el triunfo después del partido. Sí, yo también creo que es muy poco para un jugador de su caché, pero menos es nada. En el club están convencidos de que va a tener sus oportunidades y no se plantean darle salida si él está por la labor de entender que la competencia ahora es muy alta y que no hay sitio para todos.
Pero, ¿y si le llega a salir mal a Imanol? La de palos que le habrían caído. Estaríamos escribiendo que la Real se está convirtiendo en un equipo de cara y cruz y que no maneja los tiempos de partido.
El movimiento Sangalli/Januzaj demuestra mucha personalidad. Porque en la semana en la que se venía de perder ante el Levante y se estaba poniendo en tela de juicio su desmedida ambición, Imanol se revolvió, no se conformó con un punto y buscó la victoria en un campo en el que solo había ganado el Sevilla, allá por el 23 de agosto.
No es casualidad que la Real haya ganado tres partidos fuera de casa en los últimos minutos. En Mallorca, Vigo y Granada, la Real se hizo con la victoria en el tramo final. Odegaard marcó en Son Moix en el minuto 82, en Vigo fue Isak el que sentenció en el mismo 82 saliendo del banquillo, y en Granada fue Portu en el 89. El discurso ambicioso de Imanol, ese que dice que la Real sale a ganar todos los partidos, no es de cara a la galería; se lleva a la práctica en el terreno de juego con movimientos y planteamientos que van en esa línea. A mí me encanta. De hecho es lo que vengo reclamando desde hace tiempo. Pero no solo en los partidos sino en el trabajo diario. Aquí está la gran diferencia.
Por eso no comulgo con quienes piden que la Real sea más conservadora, que sea capaz de contemporizar los partidos. Tengo la sensación de que si la Real busca lo segundo, está poniendo palos a jugadores que disfrutan buscando la portería contraria. A ver quién es el guapo que le dice a Merino, Oyarzabal, Isak o Portu que hay que contemporizar cuando tienen espacios por delante.
¿Y los árbitros?
Así que hoy ni nos acordamos de las famosas transiciones defensivas porque el equipo estuvo más junto en Granada, no nos acordamos de que Odegaard se quedó en casa, tampoco de que la Real llegó en taxi a Granada -la moda de viajar el día de partido le puede salir cara algún día- y tampoco del penalti no señalado.
Ha llegado un punto en el que ya no entiendo cuándo es mano. Para mí, era penalti claro. No entendí la decisión del árbitro. No sé si desde la realización del partido le pusieron en televisión las repeticiones en las que se veía que el balón impactaba claramente en el brazo del jugador del Granada, Neva, o si la interpretación del reglamento le llevó a no señalar penalti.
Me preocupa que el Real Madrid haya puesto en marcha su maquinaría mediática cuando la Real tiene que visitar el Bernabéu el sábado 23. A falta de juego, han empezado a ver fantasmas y a desviar el foco de atención. Me espero una encerrona, como casi siempre dicho sea de paso.
En la Real están con la mosca detrás de la oreja por las entradas tan duras que están recibiendo sus jugadores. Por de pronto, Odegaard se ha perdido un partido por la durísima falta que le hizo Javi García, castigada con tarjeta amarilla. Porque una cosa es respetar la labor arbitral -Imanol estuvo de diez en la rueda de prensa posterior al partido de Granada cuando dijo que hay que ayudar a los arbitros, que son igual de protagonistas que los jugadores en este deporte- y otra no levantar la voz de vez en cuando. La Real está en disposición de hacerlo.
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