La Superliga, un mal negocio para la Real Sociedad
La nueva competición implicaría una merma en ingresos por televisión, ampliaría la brecha ante los grandes y casi cerraría la opción de jugar Champions
En un momento en el que empiezan a producirse los primeros movimientos dentro del G-12 para abandonar el proyecto, caso del Chelsea y el Manchester City ... ante las presiones recibidas por sus aficionados y gobiernos, Real Sociedad y Eibar conocerán mañana los pasos que darán la UEFA y LaLiga para responder a los promotores de la Superliga en la reunión telemática a la que han sido convocados los clubes de LaLiga, a excepción de los tres que han apostado por la nueva competición: Real Madrid, Barcelona y Atlético.
En esa cita se pondrán en común las preocupaciones de cada club de LaLiga, que pasan por ser las mismas en este primer momento de tensión entre los impulsores de la Superliga, la FIFA, la UEFA, los mandatarios de países europeos y los aficionados.
Florentino Pérez, el impulsor de la Superliga, defiende que esta nueva competición viene para «salvar al fútbol de la ruina» porque entre los 12 clubes deben más de 7.000 millones de euros y ese mensaje parece que no va a calar. El presidente del Manchester United dimitió ayer ante la reacción de sus hinchas. Parece que no será el único que se eche a un lado.
La UEFA, reunida ayer en Montreux, arde ante la posibilidad de que con una liga casi cerrada se rompa el sistema de ascensos y descensos, la quintaesencia del deporte europeo. «La UEFA y sus federaciones miembro creen en un modelo verdaderamente europeo que se basa en las competiciones abiertas, la solidaridad y la redistribución para garantizar la sostenibilidad y el desarrollo del juego en beneficio de todos», proclamaron ayer sus 55 federaciones miembros.
En una primera valoración y a la espera de que se produzcan nuevos movimientos, fuentes de LaLiga calculan que la creación de la Superliga supondría una reducción en derechos audiovisuales, patrocinios, ticketing y abonos que se podría ir a 1.800 millones de euros. Traído a la Real, es imposible intuir en qué cantidades afectaría.
Por de pronto, el acuerdo económico por la venta de los derechos televisivos de LaLiga está atado hasta 2023, así que en las dos próximas temporadas, en las que sigue vigente el acuerdo, no debería haber merma.
Otra cosa distinta es la opción que le quedaría a la Real de aspirar a jugar esa 'otra Champions'. La Superliga empujaría a que equipos como la Real Sociedad que aspiran a competir de forma regular en Europa se queden en un segundo escalafón con posibilidades remotas de medirse a esos clubes del G-12 (Manchester United, Manchester City, Liverpool, Arsenal, Chelsea, Tottenham, de Inglaterra; Milan, Juventus e Inter de Milán, de Italia, y Real Madrid, Barcelona y Atlético).
Y si lograra entrar algún día en esa Superliga por haber obtenido un buen resultado en la competición doméstica jugaría siempre en clara desventaja ante clubes instalados en una rutina entre gigantes presupuestos.
La Superliga es también una clara amenaza para clubes como la Real Sociedad que se sustentan en la cantera porque los ricos serán más ricos, tendrán más posibilidades de convencer a los jugadores con contratos estratosféricos y ofrecerán el aliciente de poder jugar la máxima competición por clubes cada temporada sin depender de la clasificación en LaLiga.
La nueva liga adulteraría las competiciones domésticas como ocurre en el baloncesto o el balonmano en la que los clubes se dosifican en la ligas nacionales y ponen la carne en el asador donde está el dinero, en Europa.
Medida de presión
Fuentes de LaLiga confían en que este proyecto de la Superliga sea solo una medida de presión para forzar a la UEFA a mover ficha, para reformular la Champions. Los doce clubes rupturistas claman contra el monopolio comercial que según ellos ejerce la UEFA con activos que consideran propios. Cada vez que se disputa un partido de la Champions o de la Europa League se obliga a los participantes a prescindir de sus patrocinadores en videomarcadores, paneles y vallas publicitarias.
Los fundadores de la Superliga se quieren reservar la explotación de ciertos derechos en sus propias Apps y plataformas digitales. Quieren más dinero, más poder.
Las claves de la Superliga
-
Ingresos. El acuerdo económico por la venta de los derechos televisivos de LaLiga está atado hasta 2023
-
Aspiraciones deportivas. La Superliga hará que equipos como la Real se queden en un segundo escalafón
-
Promesas. Los nuevos ricos tendrían más poder y podrían ofrecer altos contratos a jugadores de las canteras
-
Futuro inmediato. LaLiga confía en que la Superliga sea una medida de presión para forzar a la UEFA a mover ficha
Ahora cada equipo que participa en la Champions puede llegar a ganar 100 millones si consigue el título y gana todos sus partidos, mientras que si la Superliga sale adelante los clubes fundadores de inicio se repartirían 3.525 millones de euros para inversiones en infraestructuras deportivas financiadas por inversores. El banco JP Morgan ya ha anunciado que será uno de los financiadores.
En LaLiga confían en que la presión de los aficionados y de los gobiernos cambie el paso del G-12. Es lo que esperan en LaLiga, en la Real y en el Eibar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión