Real Sociedad

Sergio corrige, manda y ya firma autógrafos como nuevo entrenador de la Real

Tres minutos antes de las 10.30 horas, cuando estaba programado el inicio de la segunda sesión de la pretemporada blanquiazul, Sergio apareció sobre el verde entre los aplausos de la grada acompañado de Iosu Rivas y secundado también por sus ayudantes Felipe Sánchez Mateos y José Rodríguez. Este último, que viene a dar un salto de calidad al equipo en las acciones a balón parado, también colaboró en las las tareas de campo.

El nuevo técnico de la Real estuvo encima de sus pupilos durante toda la práctica. Muy atento siempre para que los ejercicios no perdieran intensidad. Para impedir que decayera el ritmo. Enseguida ofrecía el balón a los jugadores para que la actividad no parase.

«¡Bien, Urko!», animaba al gasteiztarra tras una buena acción del jugador en uno de los numerosos ejercicios de posesión que completaron los blanquiazules durante la mañana. El cuadro txuri-urdin trabajó principalmente en torno al balón. Las tareas de posesión fueron las que más se repitieron en distintos formatos a lo largo de la práctica.

En espacios reducidos o más amplios, con dos equipos o tres en liza, más o menos jugadores, con comodines y sin ellos... Sergio enfatizó en este apartado con la ayuda de los suyos. No solo se le dio importancia al hecho de mantener la posesión de balón al equipo poseedor, también se corrigió al equipo robador para aconsejar sobre la manera correcta con la que poder recuperar la pelota. «Uno va y el otro se queda dentro», se le oyó decir a Iosu Rivas durante uno de los rondos a Odriozola y Pacheco, que en ese momento tenían el cometido de robar el esférico en uno de los rondos. Los jugadores sudaron la gota gorda en estos juegos.

La nueva Real puede cambiar de dibujo, pero no va a perder su identidad en el juego. Va a tratar de seguir siendo reconocible con y sin balón. De ahí que Sergio haya arrancado a través de la posesión su primera pretemporada al frente del equipo, supeditado también al tipo de efectivos que disponía.

No hubo ejercicios de finalización ni partidillos. De momento, Marrero es el único guardameta que ha vuelto al trabajo, a la espera de que se incorpore Remiro el lunes que viene, por lo que los seguidores que se acercaron ayer a Zubieta no pudieron deleitarse con los tantos de bella factura de los realistas. No fue un entrenamiento vistoso para el aficionado, pero sí útil para que los futbolistas vayan acostumbrándose a las indicaciones de su nuevo técnico. Sergio, que estuvo siempre muy volcado con sus pupilos y conversando con sus colaboradores, se mostró tranquilo, sin desgañitarse.

El segundo entrenamiento del verano tuvo algo más de una hora de duración y culminó con la clásica sesión de autógrafos y fotografías de los jugadores y de Sergio con la afición que se acercó a Zubieta. La próxima sesión a puerta abierta se celebrará el próximo lunes. Hasta entonces, la Real trabajará sin público.

Antes de arrancar el entrenamiento, la plantilla tuvo una visita muy especial. Zubimendi acudió a Zubieta a despedirse de sus compañeros una vez se ha hecho oficial su traspaso al Arsenal. El donostiarra posó en una foto de familia con la plantilla y el cuerpo técnico y abandonó las instalaciones antes de la finalización de la práctica.

Además, Oyarzabal adelantó su vuelta de las vacaciones y se ejercitó en solitario sobre el césped del Z2. El capitán tenía previsto regresar al trabajo el próximo lunes -como el resto de los internacionales-, pero ha decidido ponerse manos a la obra antes de tiempo para incorporarse al grupo en las mejores condiciones. La Real trabajará de forma diaria hasta el viernes, antes de descansar el fin de semana. El primer amistoso del verano llegará el viernes 18 (19.00 horas) ante el Pau en Zubieta.