Robin Le Normand, la conversión en cisne
El bretón ha explotado en su tercer año en Primera, es el único jugador de campo de la Liga que no se ha perdido un minuto y tiene el DV de Oro a tiro
Robin Le Normand ha explotado en su tercera temporada en Primera. Presume de ser el único jugador de campo de la Liga que ha disputado ... todos los minutos, es el mejor realista del curso y tiene encarrilada la conquista del DV de Oro, un trofeo que en 40 años solo lo han ganado tres centrales: Gajate (1987), Gorriz (1990) e Iñigo (2016). Sin embargo, su camino hasta aquí no ha sido nada sencillo y conviene repasar su historia para entender que en el fútbol no solo se requiere de talento, sino que es necesario mucho trabajo para volar tan alto.
Fueron a ver a otro central. Nacido el 11 de noviembre de 1996 en Pabu, un pequeño pueblo de Bretaña «con más vacas que habitantes», como suele decir, recaló en Zubieta en verano de 2016 de la mano de Eric Olhats, el descubridor de Griezmann, y que hasta 2018 peinó el mercado francés para la Real.
Olhats, al tanto siempre de todo lo que sucedía en Francia, había oído hablar de un central del Brest, así que se acercó hasta allí para verlo en directo. No se trataba de Le Normand pero éste le gustó mucho más y anotó su nombre. Tenía 19 años y había debutado con el Brest en segunda división, por lo que sacarlo de allí era misión imposible.
Unos meses más tarde se enteró de que el Brest no contaba con él y que el jugador estaba hundido al ver truncado su sueño de ser futbolista. Le habían impactado tanto sus condiciones defensivas que habló con Loren, el director deportivo, para tenerle una semana a prueba en Zubieta. En ese tiempo le alojó en su casa y bastaron dos amistosos, ante el primer equipo y frente al Toulouse, para firmarle un contrato de dos años con el filial.
El patito feo del Sanse. Fijó su residencia en Astigarraga por ser un pueblo tranquilo como el suyo pero el aterrizaje en Zubieta fue complicado. Primero, por el idioma, y segundo porque tuvo que adaptarse a una cultura futbolística diferente. Sincronizarse con los movimientos de la línea defensiva y asumir la iniciativa en la salida de balón, jugando lejos del portero, le costó mucho.
Hasta enero de 2017 no fue titular con regularidad en el Sanse, ya que Ugarte y Lapeña eran intocables para Imanol. Pero el oriotarra empezó a intuir sus posibilidades y le dio continuidad. Esa temporada acabó con 23 titularidades y en la 17/18 lo jugó todo, llegando a los 38 partidos en el once.
En diciembre de 2016 era el tercer central del Sanse y cinco años después, el mejor del primer equipo
El 2 de diciembre de 2018 debutó en Primera de la mano de Garitano. Lo hizo en el Villamarín en un partido que se perdió por la mínima (1-0) con un gol de Junior Firpo en un córner. Jugó de central derecho, su compañero en el eje de la zaga fue Héctor Moreno y por la derecha le escoltó Gorosabel. Ese mes jugaría otros tres encuentros completos ante Celta –en Copa–, Valladolid y Getafe, aunque los malos resultados se llevaron por delante al técnico de Bergara en navidades.
Imanol le alineó en enero en los dos partidos de la eliminatoria copera ante el Betis y un cuarto de hora ante el Villarreal en la recta final de temporada. En esos meses completó su etapa en el Sanse con ocho partidos más.
Sacar a Navas y Héctor Moreno. En verano de 2019 tanto Olabe como Imanol le veían preparado para dar el salto, por lo que le despejaron el camino sacando a Raúl Navas y Héctor Moreno a Osasuna y Al-Gharafa de Catar, respectivamente. La solución fue quedarse con Aritz y Llorente, reconvertir a Zubeldia de centrocampista a central y apostar por Le Normand. Su valor de mercado entonces era de 300.000 euros y hoy está tasado por Transfermakrt en 30 millones, es decir, lo ha multiplicado por cien.
Cuando la Real le sube a Primera División en 2019 valía 300.000 euros y hoy está tasado en 30 millones
Sin duda aquella decisión fue una de las mejores que ha tomado la dirección de fútbol en los últimos años, no solo por el valor que ha generado con un jugador procedente del Sanse sino porque una vez consolidado como un referente en la zaga permitió que se pudiera traspasar a Diego Llorente al Leeds United un año más tarde y obtener un beneficio de 14 millones, una vez descontada la parte que le correspondía al Real Madrid. Hoy el bretón es uno de los mejores centrales de la Liga y nadie se acuerda del madrileño.
Jugando a pierna cambiada. La progresión que ha mostrado en estos tres años en Primera División tiene más mérito si cabe porque lo ha hecho actuando a pierna cambiada, por el perfil izquierdo, lo que siempre limita ofensivamente a un jugador. La salida de Héctor Moreno en 2019 dejó sin centrales zurdos a Imanol y la primera experiencia con Llorente ahí no salió bien, con lo que tuvo que ser quien salvara los muebles reubicando su posición a la izquierda.
Desde entonces la Real lleva tres años asentada en posiciones europeas, ha ganado una Copa del Rey y ha superado en dos ocasiones la fase de grupos de la Europa League eliminando al AZ Alkmaar y al PSV Eindhoven. Ahora se le abre una nueva perspectiva por delante con la irrupción de Pacheco, central zurdo, que le puede permitir dar un paso adelante en la salida de balón jugando en su perfil natural. En los últimos partidos se le ha visto realizar cambios de orientación a banda contraria y también tiene una mejor postura para filtrar balones por dentro, algo clave en el estilo de juego txuri-urdin ante rivales que presionan alto y tapan los pasillos interiores.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión