Disfrutar y creer que se puede ganar

Son días en los que para ganar hay que disfrutar sobre el césped. Nosotros lo hacíamos. Durante la semana se notaban esas ganas especiales que teníamos en los entrenamientos y ya en el campo, la fuerza que transmitía la grada. Todos sabemos el rival que es el Real Madrid, pero no hay que salir con miedo y sí con mucha fe en que se les puede ganar.

El conjunto de Ancelotti parece invencible. Muchas veces da la sensación de que no juega bien y está a merced del rival, pero acaba ganando. Y no siempre va a ser así. Por eso la Real tiene que creer en sus posibilidades. Como lo hizo el propio Real Madrid en Manchester para eliminar al City. Fue una cuestión de fe y de supervivencia. Se pasaron todo el partido aguantando el chaparrón pero nunca perdieron y la esperanza. Y en los penaltis todos sabíamos que iban a ganar. Yo, al menos, lo tenía claro.

Por cierto, que me recordaron a nuestra tanda en la final de Zaragoza de 1987 porque salvo Modric y Bellingham, no los lanzaron los especialistas. De hecho, los tres últimos los convirtieron tres defensas como Lucas Vázquez, Nacho y Rüdiger. En nuestro caso, tanto Zamora como yo habíamos sido sustituidos, y Txiki estaba muy cansado para tirarlos. Marcaron Martín Begiristain y Mujika, que salieron de suplentes, lo que confirma que muchas veces es una cuestión de fe.

Soy consciente de que Ancelotti, con la ventaja que tiene en la Liga, reservará a muchos de sus titulares pero cualquier suplente del Real Madrid sería titular en la Real. No hay más que ver los casos de Odegaard y Kubo, que allí apenas jugaban y aquí han brillado.

Pero nosotros recuperamos a Zubimendi en el centro del campo, un hombre importante para dominar con Merino la zona ancha y poder activar el talento de los Kubo, Oyarzabal, Barrenetxea, Becker y André Silva. Hay que creer y tener fe.