La Real Sociedad se la juega en el Suecia-Kosovo

El sueco viajó con su selección sin despejar todas las dudas sobre su completa recuperación tras lesionarse en el isquiosural el 19 de septiembre. Jugó 34 minutos el domingo contra el Getafe con sensaciones que admiten tanto la versión de quienes ven la botella medio llena como la de quienes la aprecian medio vacía.

El propio jugador señaló el miércoles en rueda de prensa que «pude jugar en el último partido de LaLiga y estoy bien, aunque regresando de una lesión». Ese 'bien, pero' inquieta al entorno de la Real, expectante hoy. Lo verbalizó incluso Isak. «El entrenador (Imanol) vino a hablar conmigo antes del último partido y quería que tuviera cuidado, pero también quería que estuviera aquí», desveló desde la concentración sueca.

El seleccionador, Janne Andersson, tiene la última palabra. Cómo ponderará el bienestar particular del futbolista de la Real con el interés general de su selección es una incógnita. De momento, avisa. «Se ha convertido en un jugador muy importante para nosotros. Está claro que estoy muy feliz de que esté bien y pueda jugar de nuevo». Además, no podrá contar con el ariete Zlatan Ibrahimovic, otro que llegaba a la cita internacional tocado de la rodilla y no se ha podido recuperar completamente. El técnico sueco no obvia lo delicado de la situación. «Veremos cómo se siente y cómo se ve el jugador. No estuvo fuera tantos días».

El espigado delantero txuri-urdin tuvo que retirarse en el partido contra el Sevilla (19 de septiembre) debido a unas molestias en la musculatura isquiosural izquierda y los plazos de su recuperación han sido cortos, precipitados en los últimos días por la convocatoria internacional.

La Real encomienda al sueco la tarea de ser la referencia ofensiva en el próximo ciclo de siete encuentros en veintitrés días que arranca en una semana contra el Mallorca. Con Carlos Fernández lesionado de larga duración y Alexander Sorloth en proceso de recuperación, la posibilidad de contar con un nueve pasa por el regreso de Isak en plenas condiciones. Después de una primera parte de la temporada con plaga de lesiones, el equipo apenas va a poder recuperar efectivos para el siguiente ciclo competitivo –Ni Silva, ni Rico, ni Guridi, ni Monreal están de vuelta, con la incógnita sobre Sorloth–, por lo que tiene verdaderos motivos como para permanecer alerta a lo que sucede con el atacante sueco esta tarde. Si supera la prueba, le quedará otra, el martes (20.45) contra Grecia. El miércoles será un día de recuperación para él y solo tendrá jueves y viernes para preparar el choque del sábado contra el Mallorca, aunque es su estado físico lo primordial.

La Real espera como agua de mayo el regreso del talento de Isak. Con una solvencia defensiva a prueba de los mejores rivales, una gran capacidad de presión y potencial físico para los duelos, es la finura en ataque, la inspiración y el acierto en portería contraria lo que más echa en falta desde la privilegiada situación del coliderato en liga. En ese contexto, la aportación de Isak se antoja esencial para los próximos encuentros.

Después de su explosión en la segunda parte de la pasada temporada –tras la salida de Willian José a la Premier–, y la protagonización de rumores inquietantes en el mercado de verano, el jugador busca recobrar el rol de futbolista desequilibrante en la Real, club en el que ya ha marcado 34 goles en 94 partidos, solo uno en lo que va de campaña, contra el PSV en la Europa League.

Su lesión contra el Sevilla llegó cuando trataba de coger ritmo en un inicio de temporada titubeante. Regresó a Zubieta el 26 de julio tras la Eurocopa, solo jugó 57 minutos en pretemporada, fue baja en el estreno liguero de Barcelona por molestias en la rodilla y le costó oler portería en los siguientes partidos.

En esta encrucijada, los precedentes físicos del sueco invitan al optimismo. Apenas ha tenido problemas en la Real. Desde que es titular indiscutible, tras el desconfinamiento en junio de 2020, solo se ha perdido ocho partidos, y en cinco estuvo en el banquillo porque Imanol optó por reservarle. Fueron encuentros controlados como los de la temporada pasada en Balaídos ante el Celta (1-4) o en Anoeta frente al Granada (2-0). En otros casos sufría cansancio muscular por un calendario apretado, como cuando descansó ante Osasuna (1-1) tras ganar en San Mamés. De cómo responda su musculatura hoy en Solna está pendiente la Real.