Nada es por casualidad
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La Real Sociedad ha construido su defensa en torno a un debutante y tres chavales de casa y ha ganado 29 millonesRepasando estos días los programas dedicados al 40 aniversario del título de Gijón me quedé con una frase de José Luis Orbegozo al concluir el ... partido: «Esta Liga es el triunfo del fútbol de cantera frente al dinero en el fútbol». El presidente de la Real Sociedad, un adelantado a su tiempo, no daba puntada sin hilo. Cuatro décadas después, y a raíz del fracasado proyecto de la Superliga, el asunto vuelve a estar de actualidad, porque en época de crisis los ricos no saben generar valor al fútbol acostumbrados a comprarlo todo con su dinero. Ahí clubes como la Real les dan una lección.
No hay más ver cómo ha construido su columna vertebral de la nada, entendida como el rombo formado por portero, centrales y pivote. Se elogia que el Sevilla esté peleando con los tres grandes por el título, pero habría que recordar que se gastó 50 millones en Bono (5), Koundé (25), Diego Carlos (15) y Fernando (5). La Real ha ganado una Copa y está quinta sin invertir un euro en la compra de esas piezas que ha fabricado.
El valor de la planificación. El ojo clínico de Roberto Olabe y el olfato de Imanol Alguacil para detectar las necesidades en el día a día están detrás de la progresión defensiva que ha permitido a los blanquiazules dar un salto de calidad. Se elogia mucho la exquisitez de su fútbol pero como siempre en este club, los éxitos han venido de la mano del juego sin balón.
Normalmente las decisiones más difíciles de tomar son las mejores. Si hay criterio, experiencia y conocimiento solo se necesitan personas valientes que las lleven a cabo, aunque deban pagar el peaje de la incomprensión a corto plazo. El tiempo ya les arropará.
En época de crisis los ricos no saben generar valor al fútbol y clubes como el txuri-urdin les dan una lección
Apuesta por Álex Remiro. Cuando Imanol sustituyó a Garitano su retaguardia se asentó en Rulli-Llorente-Héctor Moreno-Illarramendi. A los dos meses el de Mutriku se lesionó y le sustituyó Zubeldia. El primer movimiento de futuro pasaba por elegir el portero adecuado. La Real Sociedad apostó por Álex Remiro, de quien en Bilbao solo se acordaron cuando el Chelsea fichó a Kepa. Pero ya fue tarde, acabó contrato y cruzó gratis la autopista.
Cambiarlo por Rulli no fue fácil y la decisión tuvo sus detractores. ¿A quién se le ocurre sustituir a un portero que llevaba cinco años en Primera y que había ido convocado con Argentina por un debutante en la categoría? Hoy no hay debate. La Real ha sacado 7 millones con su traspaso al Villarreal y cuenta con un guardameta en crecimiento que está entre los mejores de la Liga y tiene unas características que se adaptan a su estilo por el dominio en el juego con el pie. Y no le ha costado nada.
Robin Le Normand, el bretón irreductible. Si la decisión de cambiar a Remiro por Rulli generó polémica, la de sacar a Héctor Moreno y Navas sin fichar a nadie desató un aluvión de críticas. Pero en el club estaban seguros de lo que hacían. Desde el lado económico se quitaron la ficha del internacional mexicano, una de las más altas, y sacaron casi un millón por el traspaso del sevillano a Osasuna. En lo deportivo los técnicos entendían que con ellos dos por delante, más Aritz y Llorente, Le Normand nunca podría romper el cascarón. Había que despejarle el camino.
La historia de Robin Le Normand es la del patito feo convertido en cisne. Su progresión esta temporada le sitúa como el central revelación de la Liga pero la vida en sus cinco años en Zubieta no ha sido fácil. Con 19 años debutó con el Brest en la segunda división francesa y se quedó sin contrato. Solo Eric Olhats, el ojeador de la Real en Francia, apreció sus potencialidades y convenció a Loren para ficharlo. Su aterrizaje en el Sanse fue complicado, porque tuvo que adaptarse a otro país y a otra cultura de juego en la que le costaba manejarse con balón. Pero superó todas las barreras y aquí está, más fuerte que nunca. Tampoco ha costado un euro.
La irrupción de Martin Zubimendi. Tras la lesión de Illarramendi en 2019 fue Zubeldia el que ocupó su posición. Un pivote clásico, fuerte, inteligente y con buen pie, que jugando de cara ofrece su mejor versión. Pero cuando el rival presiona alto le cuesta maniobrar en distancias cortas y filtrar balones entre líneas, algo básico en el estilo de la Real. Para esas situaciones apareció Guevara el curso pasado. Pero cayó lesionado en el confinamiento e Imanol recurrió a Zubimendi, a quien ya conocía del Sanse y que había madurado a las órdenes de Xabi Alonso. El donostiarra fue el mejor en la recta final de la Liga pasada y se ha erigido en una pieza imprescindible por delante de la defensa.
En dos años ha sacado a Rulli, Navas, Héctor y Llorente por tres canteranos, ha ganado dinero y es más sólida
Traspasar a Diego Llorente. Con Zubimendi había overbooking en la sala de máquinas, en la que ya estaban Illarramendi, Guevara y Zubeldia. Así que en verano se toma la decisión de retrasar al azkoitiarra, al entender que tenía condiciones para ser un buen central. Faltaba sacar a Llorente y cuando el Leeds se cruzó con sus 21 millones no hubo mucho más que pensar.
En dos años la Real ha edificado su estructura defensiva en torno a un portero al que ha dado la alternativa en Primera y tres jóvenes de casa como Zubeldia, Le Normand y Zubimendi. El rendimiento deportivo es mayor –ahí están las 18 porterías a cero– y las arcas han recibido gustosas 29 millones en los traspasos de Llorente, Rulli y Navas. Con una Copa en las vitrinas y camino de la segunda clasificación europea, ¿alguien de más? Aquí nada de lo que pasa es por casualidad...
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