Primero morder, luego jugar
La agresividad en campo contrario, personificada en Zakharyan, permite a la Real anular a todo un Villarreal y generar ocasiones para golear
El partido de la Real de este sábado en La Cerámica evidenció cuál es el primer mandamiento del vestuario txuri-urdin: «Morderás al rival antes ... de jugar para tratar de ganarle». Quien interioriza esta enseñanza de Imanol, salta al campo. Quien solo piensa en esa faceta más estética y cómoda del fútbol que tiene que ver con dar buenos pases y buscar la portería contraria, se queda en el banquillo hasta aprenderla.
Sadiq Umar y, sobre todo, Arsen Zakharyan, son dos futbolistas que en el inicio de la temporada pertenecían a la 'Unidad B' del equipo, que ahora han acaparado protagonismo y que ayer cuajaron una sobresaliente actuación, personificando a la perfección el salto que se puede dar en la plantilla cuando se asume el primer mandamiento. El nigeriano apretó en la salida de presión del Villarreal y el ruso se convirtió en el mejor ladrón de balones en campo contrario, atacando una y otra vez, con agresividad y acierto, al rival. Zakharyan acumula minutos cuanto más aprieta. Llegó a Donostia como una perla con un pie prodigioso y una visión del juego magistral. De lo otro no se tenían noticias. Además de aprender castellano y amoldarse a los hábitos guipuzcoanos, ha asimilado otra gran lección: morder. De su constante pelea nacieron algunas de las mejores ocasiones del equipo. No le tocó brillar, pero se llevó la palmada en la espalda del míster y el billete para seguir participando desde el once inicial.
La jugada en la que Beñat Turrientes salta a la presión en campo contrario, en el minuto 53 y con un contundente 0-3 en el marcador, revela la personalidad de una plantilla que entona constantemente el «a por ellos». Citar a Sadiq, Zakharyan y Turrientes es hablar de quienes más han evolucionado en la plantilla, pero la misma seña de identidad mantuvieron Zubimendi y Merino en la medular, y hasta Traoré y Tierny desde los laterales. Primero morder, luego jugar.
Y cuando a una plantilla que de calidad va bien dotada se le suma raza, coraje, hambre y combatividad...
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