«No es la primera vez, algún día va a pasar algo gordo»
Hosteleros y comerciantes de las zonas aledañas al estadio de Anoeta se han mostrado preocupados y cansados tras los incidentes que se registraron antes del partido ante la Roma
Los graves incidentes acaecidos la tarde-noche del jueves en los aledaños del estadio de Anoeta antes del comienzo del partido de la Europa League ... entre la Real Sociedad y la Roma entre los seguidores de ambos equipos han vuelto a poner de manifiesto la falta de civismo de sus autores. Los vecinos del barrio donostiarra de Amara están cansados porque no es la primera vez que sucede y muestran su total rechazo a estas actitudes que, desgraciadamente, se vienen repitiendo últimamente con cierta asiduidad.
Aintzane Aizpurua es gerente de autobuses Aizpurua, empresa que se encargó del traslado de los seguidores italianos a Anoeta desde el barrio de Sagués. «Es algo vergonzoso y, lamentablemente, no es la primera vez que ocurre, algún día va a pasar algo gordo. La gente va a celebrar una fiesta y, al parecer, algunos no quieren vivirla. La seguridad es insuficiente y algunos de nuestros chóferes no quieren hacer esos servicios por el riesgo que corren».
Recuerda que «la Real contrató ocho autobuses. El primero descargó rápido, el segundo más o menos también, pero el tercero fue imposible. Estuvieron hora y media retenidos en la Avenida de Madrid».
Los desperfectos en los autobuses fueron de consideración. «Tres acabaron con las lunas rotas, robaron las mantillas de seguridad y arrancaron los extintores de las paredes», proclama. «Hubo seguidores de la Roma que estuvieron hora y media atrincherados dentro del autobús sin poder salir», afirma.
«Pero, desgraciadamente, no somos los únicos que sufrimos estos actos vandálicos. A otras compañías les sucede lo mismo en otros campos. Suelo ir a ver a la Real en los desplazamientos y pasa algo parecido. La gente no va al fútbol, va a aguar la fiesta a los demás».
Itziar, una vecina del barrio de Amara que prefiere guardar su nombre en el anonimato, recuerda que «se palpaba en el ambiente que iba a pasar algo gordo y lo malo es que no es la primera vez que sucede. Los hosteleros de las zonas cercanas a Anoeta están hartos de esta gente. No les quiere nadie, ni la afición de la Real. La gente del barrio está quemada. Habría que hacerles de menos e indentificarlos. Son siempre los mismos. Yo les ví y daban miedo, llevaban cinturones en las manos para agredir a los seguidores italianos. La Real debería decirles que siente vergüenza de ellos, debería pararles los pies y señalarles con el dedo. A esta gente no los quiere nadie, no representan a la Real».
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