No perder la perspectiva
El resultado de la eliminatoria ante la Roma no va a borrar el crecimiento que trae la Real Sociedad ni el hecho de estar peleando por acceder a Champions
Creo que fue Valdano el que acuñó aquella frase de que el fútbol es un estado de ánimo. No es que la Real lleve una ... mala racha de resultados solo por el aspecto anímico, pero las dinámicas cuentan en el deporte y mucho. Y revertirlas cuando son negativas se hace complicado porque los pequeños detalles que dice Imanol siempre caen en contra.
No coincido con él en que estos partidos le vengan grande a la Real. La Roma ha llegado a la eliminatoria en el mejor momento de la temporada y nosotros, en el peor. Y aun así vi un partido muy equilibrado que Merino estuvo a punto de empatar en el minuto 82 antes del mazazo posterior del gol de Kumbulla. Se sabía lo que nos íbamos a encontrar y lo que más duele es la forma de perder, porque caímos víctima de lo que mejor sabe hacer la Roma: el contragolpe y el balón parado. Quizás fue por eso, porque lo hacen tan bien.
Llegados a este punto no creo que este partido deba servir de termómetro para analizar a la Real. Reducirlo todo a si pasamos somos los mejores del mundo y, si caemos, los peores, es peligroso además de poco fiable. Porque no podemos olvidar que la Real es cuarta en la Liga, ocupa posición de Champions y tiene por delante dos meses y medio ilusionantes. Y aún está viva en Europa, que una cosa es que sea difícil la remontada y otra que estemos eliminados.
Pero hay que coger el toro por los cuernos. Y no andarse por las ramas. Si llevamos mes y medio jugando peor que antes se dice y no pasa nada. Porque quizás sea hasta comprensible. Después del Valladolid escribí un artículo que titulé '¿Accidente o algo más?'. Decía que con diez jugadores lesionados y varios titulares más tocados se avecinaban curvas. Un exconsejero de la Real me mandó un whastapp para decirme que tenía poca paciencia. No era cuestión de paciencia, sino constatar lo que veía que podía ocurrir.
Con Merino y Silva lesionados, Sorloth tocado en la rodilla y sin lateral derecho, el equipo se descompensó y le tocó el peor calendario posible, ése en el que llegan los equipos de abajo ante los que tienes que ganar. Casi habría sido mejor rivales exigentes fuera de casa contra los que normalmente le cuesta sumar.
El momento clave fue el gol encajado ante el Celta contra diez. Por lo que supuso la pérdida de los dos puntos, porque habría significado encadenar dos victorias seguidas y porque, seguramente, no se habría perdido después en Valencia. Pero lo que generó fueron dudas y más dudas que arrastraron al equipo en los siguientes partidos.
Ante el Cádiz y la Roma he creído ver brotes verdes, pero en el fútbol no puedes pasar del blanco al negro en un momento. Se tratan de procesos que requieren de tiempo. En este sentido, el partido de Mallorca es más importante que nunca.
Plena confianza
Porque la confianza en Imanol y la plantilla es máxima. Creo que la principal virtud del técnico no es haber ganado la Copa con toda la ilusión que nos hizo, sino haber superado siempre todos los baches que se le han presentado por el camino. Y ahora, con cuatro años de experiencia en los banquillos, está mejor preparado que entonces para salir adelante. Para ello, lo primero es cambiar la dinámica.
La Real encajó los dos goles en Roma en lo que venían siendo sus puntos fuertes esta temporada. Las vigilancias y la primera presión tras pérdida las domina a la perfección. Esa mejoría en las transiciones ha sido una de las claves del crecimiento del equipo de los últimos años respecto al de la época de Eusebio. Y en la estrategia es un conjunto que se defiende bien a pesar del gol de Kumbulla. Lo ha demostrado esta temporada, sin ir más lejos, en campos como Old Traffford y Santiago Bernabéu, de los que salió con la portería inmaculada.
Pero para recuperar la sonrisa es necesario un pequeño golpe de fortuna que respalde lo que estás haciendo. Recuerdo cómo se salió hace dos años –antes de ganar la Copa– de la mayor crisis de esa temporada. Fue un gol de Isak en el descuento en Villarreal el que cambió la inercia negativa. En ese momento solo sirvió para empatar, pero después llegaron 13 puntos en cinco jornadas, empate incluido en el campo del Real Madrid.
En tiempo de tribulación no conviene hacer mudanza. Imanol debe recuperar el camino que les ha traído hasta aquí para volver a sacar el máximo rendimiento de su plantilla. No caerá en saco roto todo lo conseguido hasta ahora.
El éxito de la Real es que cada año se ha superado respecto al anterior y este también. Por mucho que caiga en octavos de la Europa League. A falta de 14 jornadas está cuarta después de atravesar una crisis de resultados. En épocas pasadas, cuando jugaba en el continente no pasaba de la zona media en la Liga y cuando caía eliminada se veía abocada al mayor de los aburrimientos.
Retos atractivos
Ahora no es así. Entrar en Champions por quinta vez en la historia es un aliciente bastante atractivo como para mantenernos ilusionados. Hay que saber de dónde venimos y hacia dónde vamos para tener los pies en el suelo y no perder la perspectiva.
Esa Real que en el Bernabéu se lanzó a por la victoria en la segunda parte porque no se conformaba con el empate sigue ahí. Apenas ha pasado mes y medio. Hace falta que Merino y Silva vayan recuperando la forma, que Gorosabel se asiente en el lateral derecho y que Oyarzabal, Cho, Carlos Fernández y Barrenetxea ganen peso en ataque para que echen una mano a Sorloth y Kubo, que no pueden tirar solos del carro en ataque los diez meses de competición.
Sigo pensando que lo mejor de la temporada está por venir, y ello no depende del resultado del próximo jueves. No somos de la Real porque gane, sino porque nos sentimos identificados de cómo hace las cosas el equipo de nuestra tierra. Y nunca viene mal recordar lo orgullosos que estamos de ellos.
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