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Brais y Oyarzabal saltan por un balón aéreo junto a Iñigo Martínez y Koundé con Kubo atento a la dirección que pueda tomar el balón. JOSÉ MARI LÓPEZ
El afilador

Ni un paso atrás

La Real confirma ante el campeón que su propuesta le ha convertido en la gran protagonista de esta Liga sin ningún género de duda

Álvaro Vicente

San Sebastián

Sábado, 4 de noviembre 2023, 01:00

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Muy amargo. Digámoslo con franqueza. Fue como para comer cerillas. Qué pena. Qué pena. Lo decía la gente a la salida de Anoeta, rabiosa y feliz. Hay partidos que dejan recuerdos imborrables, de esos que los aficionados guardan en su lugar preferido de la memoria. No siempre debe tratarse de finales. A veces, ni siquiera importa que tengan una gran trascendencia en la clasificación. Basta con tener enfrente a un rival que te obligue a explorar tus límites. Y la Real lo tuvo. La Real no marcó y el Barcelona sí. Esa fue la diferencia. En el resto de aspectos del juego, la Real estuvo muy por encima del campeón de Liga. Sí, faltó oxígeno para llegar enteros al descuento. Esa es la reflexión de Imanol: conseguir que la segunda unidad se acerque más a lo que suma la columna vertebral. Los Odriozola, Sadiq, Silva, Tierney, Cho, Turrientes...

En cualquier caso, sigo pensando que hay que darle una vuelta al título de esta sección. Surgió para buscarle punta a los partidos del equipo y su nacimiento ha coincidido con la mejor etapa de la Real en años, así que es una tarea difícil encontrarle pegas. Es una barbaridad la ambición que demuestra en su juego. Ahí la Real ganó por K.O al Barcelona.

La Real salió a buscarle desde el primer balón, sin complejo ninguno, y en el minuto noventa seguía insistiendo. Le sobró el descuento. Su propuesta le ha convertido en la gran protagonista de este campeonato sin ningún género de duda. No hay otro equipo igual con balón y sin balón. Todos, los buenos aficionados al fútbol de fuera de Gipuzkoa, quieren ver a esta Real. Ninguna de las aficiones rivales que le han visto en acción dirá que no mereció la pena pagar la entrada por verle.

Tiene algo grande y es que nunca deja de competir. Juega y divierte. Solo que en el deporte no siempre gana el mejor. Ocurrió anoche. Su juego puede tener altibajos, pero su ambición y su entrega no prescriben en ninguna circunstancia. Nadie quiere tenerlos enfrente. Su fortaleza se basa en un mandamiento que cumplen a rajatabla: no admiten excusas de ningún tipo. Tampoco este sábado.

El partido fue un pulso de poder a poder. La Real es un equipo que se divierte y cuyos jugadores sonríen y se aplauden en el campo, un equipo al que da gusto ver por su fútbol profundo, su intensidad explosiva y su ambición. Hacía muchos años que no se sentía en la familia de la Real una corriente de energía de semejante potencia sentimental. Nadie puede sustraerse a ella. Y nadie sabe cuánto durará. Demostraron fe, atrevimiento y buen fútbol. Le jugaron de tú a tú al Barcelona. Ni un reproche.

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