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Clemen Meléndez, aficionado realista de Urretxu. Cristina Limia
Real Sociedad

La pasión no descansa entre semana

Nunca falla. Clemen Meléndez es uno de los 20.855 realzales que acudieron el lunes a Anoeta. Lo hizo desde Urretxu, como siempre, sin importar la hora y la distancia

Imanol Troyano

San Sebastián

Miércoles, 15 de enero 2025, 01:00

La pasión de Clemen Meléndez por la Real no descansa entre semana. Ni las horas intempestivas del encuentro ante el Villarreal, ni la distancia entre su residencia –en Urretxu– y el Reale Arena, casi 60 kilómetros, le hicieron cambiar de opinión el lunes para apoyar al equipo desde la grada. Tampoco el frío. Clemen cumplió con su ritual habitual. Cogió el autobús en Zumarraga con su hija y se presentó en Donostia para vivir el primer encuentro de Liga del cuadro txuri-urdin en 2025 desde su localidad.

Anoeta presentó su peor entrada desde su remodelación. Asistieron 20.855 aficionados, algo más de media entrada. Se vieron muchos asientos vacíos y el himno se cantó más bajo de lo habitual. El clima de malestar que se había generado entre los seguidores los días previos por la designación de horarios por parte de LaLiga en los partidos de la Real desembocó en la ausencia de una gran parte de los seguidores. Incluso Kubo reconoció al término del encuentro que si él mismo hubiera sido aficionado se lo habría pensado dos veces antes de ir al partido. Era el primer lunes de la temporada en el que le correspondía jugar al conjunto txuri-urdin. Al día siguiente tocaba madrugar.

Poco le importó esta circunstancia a Clemen, que salió de su casa de Urretxu a las siete de la tarde con dos bufandas de la Real –una para agitarla al viento y la otra para proteger la garganta– y el bocadillo, necesario para saciar el hambre justo antes del inicio del partido o en el descanso. Sabiendo que no regresaría hasta medianoche, con pocas horas de sueño por delante antes de volver al trabajo a la mañana siguiente.

«Si fuera de Amara iría a los mismos partidos. Ni uno más, ni uno menos. Acudir a Anoeta es algo sagrado para mí»

Este urretxuarra acumula una docena de años como socio. Dejó de serlo durante un tiempo cuando fue padre, pero su amor por los colores le hizo retomar su relación quincenal con el equipo de su alma hace algo más de una década. Desde entonces se ha perdido pocos partidos y siempre ha conseguido ceder su carnet a algún amigo para que su asiento no quedara vacío en su ausencia.

Este aficionado de la Real no conoce la pereza para desplazarse hasta la capital guipuzcona, incluso si la hora y el día no acompañan. «No depende de donde seas, depende de ti. Si fuera de Amara iría a los mismos partidos que a los que voy desde Urretxu. Ni uno más, ni uno menos», resume sin darse demasiada importancia. «Ir a Anoeta es algo sagrado para mí», zanja.

El autobús, el gran aliado

Clemen es un pasajero habitual de los autobuses que pone la Real a disposición de los abonados del territorio para acudir al Reale Arena. No duda en elogiar este servicio que tan solo cuesta cuatro euros e incluye los viajes de ida y vuelta. Solo tiene palabras de agradecimiento hacia el club. «Nos acercan Anoeta a casa. No es solo por el tema económico, el coste que supone ir en coche, también evitas conducir por la carretera, muchas veces de noche. Los autobuses dan ese plus de acercamiento. La sensación que demuestra la Real es que se preocupa y cuida a sus aficionados para que vayan al campo. Acercan la provincia al estadio. Sin este servicio sería más complicado, porque muchos jóvenes no podrían ir y muchos mayores también dejarían de acudir por no tener que conducir».

«La tele nos ha comprado y ellos mandan cuándo juegas. El fútbol es suyo y lo que queda, para los aficionados»

Se muestra mucho más resignado a la hora de opinar sobre las designaciones horarias de LaLiga. «La tele nos ha comprado. Nos gusta el dinero que nos dan y la consecuencia es que ellos mandan cuándo juegas. Se puede levantar la voz, pero no creo que nos hagan mucho caso. Ahora el fútbol es de las televisiones y lo que queda es para los aficionados», se lamenta amargamente.

Mañana volverá a sentarse en su asiento para animar a la Real ante el Rayo. Cree que habrá una mejor entrada que el lunes, porque los partidos de Copa son especiales. En el último que se jugó en Donostia –la semifinal ante el Mallorca–, regresó a las dos de la madrugada. Todo por la Real.

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