
El águila con las alas caídas
El PAOK es el equipo de los griegos llegados a Salónica hace un siglo expulsados del Estambul donde florecían el cine, el teatro y el cabaret
Iñaki Izquierdo
Miércoles, 29 de enero 2025
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Iñaki Izquierdo
Miércoles, 29 de enero 2025
El escudo del PAOK de Salónica cuenta su historia, sin que haga falta nada más para conocer sus orígenes. El águila bicéfala del Imperio Bizantino luce en la enseña del adversario de la Real y revela que es una sociedad formada por el exilio, que ... surge del desarraigo. Igual que sucede con el AEK de Atenas, esa K final explica de dónde viene. PAOK no es otra cosa que Club Atlético Pantesalónico de Constantinopolitanos, es decir, una entidad formada por los griegos expulsados de Turquía en los años 20, en su caso de Constantinopla, hoy Estambul.
En uno de los movimientos forzosos de población más numerosos del siglo pasado, dos millones de personas se vieron abocadas a cambiar de ribera del mar Egeo. Un millón y medio de anatolios de cultura griega y fe ortodoxa tuvieron que exiliarse en Grecia y medio millón de griegos musulmanes se vieron forzados a hacer el camino en sentido contrario. La inmensa mayoría llevaban generaciones asentados en el mismo lugar y jamás habían puesto un pie en lo que, sobre el papel, debería de ser su país. Muchos ni hablaban la lengua de su nuevo destino. Tampoco fueron recibidos con los brazos abiertos en 'casa'.
Las orillas del Egeo (la medida también afectó los griegos del Ponto, el mar Negro) habían sido lugar de convivencia de culturas desde la antigüedad, pero el desplome del imperio otomano y la guerra entre griegos y turcos condujo a este exilio masivo forzoso. Los fundadores del PAOK llegaron a Salónica desde Estambul, concretamente del barrio de Pera, el más lujoso y de aire parisino con sus edificios decimonónicos y de la belle époque.
'Pera' es una palabra griega que significa 'más allá', en referencia a su posición cerca del puerto del Cuerno de Oro. Por allí pasaron genoveses, venecianos y todo el que tuvo algo que decir alguna vez a lo largo de la historia. Bajo la torre Gálata se editaban periódicos en ladino, griego y armenio, se abrieron los primeros cines, florecían el teatro y el cabaret. En el barrio se refugiaron los rusos blancos al huir de la Revolución de 1917. ¡Y llegaba el Orient Express!
De aquel hervidero fueron expulsados los padres del PAOK y la nostalgia quedó grabada en la nueva sociedad que crearon en Salónica, bajo el escudo del águila bicéfala que simboliza las dos herencias de Oriente y de Occidente, como sucesores del Imperio romano. El águila representa las raíces de los refugiados, con los colores negro y blanco del luto y la esperanza. A diferencia del escudo imperial y el del AEK, las alas del PAOK no están extendidas, sino caídas, recogidas, en señal de tristeza por el pasado perdido y por la espera de un futuro mejor, una cabeza mirando hacia lo infinito del pasado y la otra, a lo infinito del futuro.
Aunque el día que viajaron a Estambul a medirse con el Galatasaray en la primera jornada de esta Europa League el propio club escribió en sus redes sociales que 'despegamos hacia Constantinopla', no hay revisionismo ni aspiraciones de un regreso triunfal a la ciudad del Bósforo (palabra griega, por cierto) y el PAOK es un club totalmente integrado en el sistema deportivo heleno. Es el único junto a Olympiacos y Panathinaikos que nunca ha bajado a segunda. Es el campeón de Liga en ejercicio, el cuarto título de su historia. Juega en un campo llamado 'Tumba', que la Real se ahorrará visitar. Tiene fama de inexpugnable desde que en los años 70 el Olympiacos ganara de forma consecutiva los títulos de 1973, 1974 y 1975 y solo sufriera una derrota en cada uno de esos tres campeonatos, siempre en el campo del PAOK y siempre sin marcar un solo gol. Aunque dicho así 'Tumba' impone, en realidad el nombre corresponde al barrio de Toumba y hace referencia a un montículo donde hay un yacimiento arqueológico.
Los mitos y leyendas griegos nunca pierden vigencia. La historia del PAOK puede servir de inspiración para la Real. No se vuela con las alas caídas ni la nostalgia conduce a un futuro mejor.
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