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El miedo a que lo bueno se acabe existe en todos los órdenes de la vida y el fútbol no es una excepción. Sobre la Real, por ejemplo, gravita ese temor difuso después de cinco años seguidos en Europa y una Copa en las vitrinas y los aficionados conviven con él de dos maneras. Los hay que apuestan por el 'carpe diem' y prefieren disfrutar del día a día sin pensar más allá, y los hay que no pueden evitar preocuparse pensando en las fechas de caducidad. Una mirada serena a la Real sin embargo, obliga a pensar que hay equipo para rato. La Real Sociedad, más allá de Imanol, continuará siendo lo que es ahora, toda una referencia. Se producirán algunos relevos, por supuesto, pero la base del grupo permanecerá, como permanecerá también –y esto es lo más importante– la apuesta por un estilo de juego y una forma de ser que ya define a la Real ante los ojos del mundo.
Por eso no se me ocurre un mejor entrenador para la Real que supla a Imanol. El aterrizaje en la élite de Sergio Francisco solo puede ser un síntoma de normalidad. Incluso de buena salud. El irundarra es un hombre de la casa, serio, inteligente y es indiscutible el trabajo que ha hecho en la cantera. A los 46 años le llega su momento. No comparto los recelos que provoca. Son muchos, empezando por Imanol, los ejemplos de técnicos que han triunfado siendo mucho más bisoños en la élite. A mí lo que me preocupa realmente de muchos entrenadores es, precisamente, su dilatada experiencia. Miedo me dan algunos expertos...
Para qué mirar fuera. Este club es coherente con los valores que defiende y por eso no debería ni discutirse la pertinencia de que Sergio Francisco salte al primer equipo. Es el discurso que su presidente, su director deportivo y el entrenador del primer equipo vienen predicando. Y no nos ha ido tan mal. En Zubieta nace todo y así debe ser también en este momento en el que no hay necesidad de hacer revoluciones por más que algunos corrillos blanquiazules anden revueltos.
Es lo que hace distinta a la Real y por lo que nos sentimos orgullosos. Si un chaval de cualquier localidad guipuzcoana puede soñar con llegar a vestir la camiseta de la Real en algún momento, también un técnico de Irun, curtido en mil batallas, debe tener esa posibilidad de acuerdo a su valía y conocimiento enmarcado en la filosofía de la Real. Así ha sido siempre y no tiene por qué cambiar. No hay más que repasar su centenaria historia para corroborar que cuando mejor le ha ido a la Real ha sido cuando ha mirado hacia dentro. Si Zubieta tiene músculo, el primer equipo carbura.
Entonces es normal y justo que la Real no haya levantado el teléfono para tantear a cualquier entrenador porque desde hace tiempo tenían claro su presidente y su director deportivo que el relevo de Imanol estaba en Zubieta, en la figura de Sergio Francisco. Él era el plan A. El único. Ni antes ni ahora había duda. Lo han defendido ellos y el propio entrenador oriotarra de puertas hacia dentro, por eso aunque algunos aficionados estaban inquietos e incluso algo confusos ante la tardanza de Imanol en tomar una decisión, en la Real siempre han estado muy tranquilos. Imanol ha tenido tiempo para meditar porque se lo había ganado al ser el entrenador más exitoso de la Real en los últimos cuarenta años y porque su respuesta en un sentido u otro no iba a trastocar la planificación deportiva. El relevo iba a ser natural. Una vez que Imanol se posiciona definitivamente, la satisfacción dentro del club por el paso dado a Sergio Francisco es plena. Una corriente positiva ha invadido en las últimas horas los despachos en los que se toman las decisiones en la Real porque se tiene total convencimiento en la capacidad del entrenador irundarra.
Sergio Francisco se ha ganado esa confianza del club con trabajo y resultados. No viene de ahora. Desde hace tiempo se cree en él, en su conocimiento futbolístico, en su capacidad para manejar grupos y en su ambición de mejora diaria, siempre desde un buen talante. Imanol y Sergio Francisco comparten una actitud seria y responsable en los banquillos. Saben generar un buen ambiente a su alrededor, concienzudamente alejados de las estridencias y navajeos dialécticos tan habituales en el fútbol. A pocos le oirás hablar mal de ellos. Y si algún colega lo hace, el sospechoso acaba siendo él.
Sobra decir que Sergio Francisco tiene mucho trabajo adelantado porque conoce como nadie a los jugadores canteranos que han aterrizado en el primer equipo en las últimas temporadas y también a los que están escalando la pirámide deportiva de Zubieta. Su visión del club es global.
En el terreno de juego, el irundarra es un entrenador camaleónico, dúctil y versátil que se adapta a diferentes escenarios de partido. No diferencia a los jugadores por posiciones y tampoco cree en los esquemas cerrados. Es habitual que sus equipos varíen de una jornada a otra y en el transcurso de un mismo partido con cambios de dibujo y de posiciones de sus jugadores. La Real podrá jugar con cinco defensas, sin extremos, con dos puntas... Es un técnico en constante evolución. Un estudioso. Como curiosidad, tiene 'pintado' el campo de entrenamiento para dar sentido a los ejercicios y movimientos de jugadores como ya hacía Xabi Alonso en su día. Ingredientes tiene. Un vistazo al equipo que va a manejar, línea por línea, ayuda a ser optimista pensando en los años venideros.
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