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Su origen está en la mitología grecorromana, en una diosa, de nombre Ocasión, a la que los antiguos romanos la pintaban como una mujer ... hermosa, en ocasiones desnuda, y puesta de puntillas sobre una rueda con alas en la espalda o en los pies. En la cabeza, un largo mechón de pelo caía sobre su frente tapando su rostro. Por detrás, enteramente calva. Sí, la Ocasión la pintaban calva porque solo se le podía asir de los cabellos si se la esperaba de frente. Después, ya era imposible. Por la alopecia no tiene por qué preocuparse de momento Orri Óskarson, que luce una abundante cabellera rubia casi de color platino, pero ayer desaprovechó una inmejorable oportunidad de reivindicarse en un partido en el que Imanol dio descanso al mejor delantero que tiene en la plantilla. La ocasión marrada en el minuto 9 da buena cuenta de ello.
La jugada en cuestión nació en las botas de Aritz, que con un balón en largo asistió en carrera a Becker para que el de Surinam se deshiciese de Mosquera y pusiera un pase raso para el islandés, que incomprensiblemente mandó el esférico fuera cuando se encontraba completamente solo ante Mamardashvili. Nadie se podía creer el fallo. Ni el propio Óskarsson ni Kubo, que desde el banquillo trataba de buscar explicaciones entre sus compañeros mientras se preguntaba «pero, ¿por qué no ha controlado?».
Su mapa de calor Le costó sujetar el balón arriba para darle oxígeno al equipo, tampoco estuvo fino en la combinación y desaprovechó una ocasión solo ante Mamardashvili.
Un calendario de locos apremia, a nadie se le escapa que van a venir curvas, que aparecerán las malditas lesiones y la de anoche era la ocasión para que el finlandés diese un puñetazo definitivo encima de la mesa. Nada más lejos de la realidad. Al '9' txuri-urdin se le vio aún demasiado verde, perdido incluso por momento en el terreno de juego. Cuando más apretaba el Valencia, el finlandés no logró darse aire al equipo intentando sujetar el balón. Tampoco se le vio fino a la hora de combinar con Becker o Sergio Gómez. La idea era estupenda, la que tocaba, pero la ejecución al final siempre terminaba perdiéndose por el sumidero.
Sus prestaciones mejoraron un poco en el segundo acto, donde dispuso de otra ocasión, aunque no tan clara como la del primer tiempo. El crecimiento del equipo tras el paso por los vestuarios también le ayudó. La acción comenzó por banda derecha con un taconazo del catalán, que sirvió de cara al delantero realista, cuyo disparo a puerta fue bloqueado por la defensa valencianista. Fue sustituido por Oyarzabal en el minuto 73, con la Real volcada en ataque en busca del empate, pero antes dejó una buena combinación de espuela para Kubo en una acción que finalmente terminó en córner.
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