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Una vez más no se puede decir que la Real Sociedad tuviese mucha fortuna en el sorteo, pues le correspondió enfrentarse a uno ... de los dos rivales más poderosos que había en el bombo: la Roma. El otro era el Manchester United. El conjunto de Mourinho lleva un 2023 prácticamente inmaculado, siendo el segundo equipo de la Serie A que más puntos ha sumado (20) en las diez jornadas disputadas en este año por detrás del Nápoles y habiendo remontado en Europa la eliminatoria ante el Salzburgo, un equipo que esta temporada venía de competir bien en Champions League en el grupo del Chelsea y el Milán.
La semana pasada jugó dos partidos de liga ante la Cremonese y la Juventus con los que nos pudimos hacer una idea del rival que nos espera en esta eliminatoria europea y la impresión inicial es que es un hueso duro de roer, porque la Roma no hace concesiones en defensa a sus rivales y en ataque tiene la calidad individual suficiente como para desequilibrar los partidos sin necesidad de enamorar con su juego. Un equipo que el técnico portugués está moldeando a su imagen y semejanza.
Como es costumbre en Mourinho, lo ha construido de atrás hacia adelante. Su mayor fortaleza reside en el aspecto defensivo, donde ha conseguido implicar a todos los jugadores en el trabajo sin balón a partir de un dibujo de 1-5-2-3 en fase defensiva. La clave es que genera densidad en la zona del balón con hasta cinco futbolistas, ocupando todos los espacios y manteniendo el bloque medio-bajo muy junto.
Ello es posible porque funciona con tres centrales de buen rendimiento como Mancini, Smalling y el brasileño Ibáñez –sancionado mañana ante la Real– y dos mediocentros de equilibrio como Cristante y Matic con los que consigue tapar las zonas interiores. Mourinho presiona el balón en una de las bandas para liberar el lado opuesto con una marcada basculación, de forma que siempre tiene superioridad efectiva en la zona de juego.
La Roma se encuentra más cómoda en repliegue que presionando en zonas altas, ya que al ir hacia arriba le falta coordinación para saltar y muchas veces sus jugadores llegan tarde a los duelos. Eso se vio el martes pasado ante el colista Cremonese, por lo que contra la Juve apostó por un bloque bajo en el que no hubiera fisuras gracias a contar con una mayor densidad de jugadores. Además, cuenta con un portero como Rui Patricio que es una garantía en situaciones extremas.
Por todo ello, la Roma es el equipo de las cinco grandes ligas europeas que menos ocasiones de gol concede a los rivales y, especialmente en el Olímpico, se muestra invulnerable atrás. No en vano, es el que menos tantos ha recibido en casa en la Serie A, con cinco en doce partidos.
En ataque su prioridad es evitar pérdidas que le hagan sufrir en transiciones defensivas, así que apuesta por iniciar el juego en largo hacia Abraham, su referente arriba, y progresar a partir de ganar el segundo balón.
Mancini, su central derecho, es un buen iniciador con el resto del equipo estando corto en las distancias entre líneas para hacer superioridad en las caídas y, desde ahí, atacar rápido. Uno de los dos mediocentros, normalmente Cristante, se coloca más avanzado como opción de pase y para pelear el balón dividido. La Roma no se caracteriza por tener posesiones altas, y así contra la Juventus le bastó un 40% para llevarse el partido.
El dibujo más habitual en fase ofensiva es el 1-3-4-2-1, con carrileros abiertos para dar amplitud al juego en zonas altas y dejar respirar en salida de balón a los centrales. Un mediocentro se queda en posicional por delante de la defensa de tres, otro gana altura y los dos mediapuntas –Dybala y Pellegrini– flotan por detrás del delantero centro, Abraham, para hacer superioridad en zonas interiores. La máxima del portugués no es juntar demasiado pases para llegar a portería contraria sino tratar de llegar lo más rápido posible.
En este contexto, y por lo que han dejado entrever sus dos últimos partidos, los hombres más peligrosos en ataque serían Spinazzola en el carril izquierdo y Dybala en el flanco derecho para buscar el remate a pie natural.
Spinazzola, que fue uno de los destacados de Italia en el Europeo que conquistó en Wembley en 2021, está en un buen momento de forma. Su condición de diestro le hace difícil de frenar por varias razones. La primera es que se maneja con la misma destreza tanto en el carril como por dentro. Contra la Cremonese hizo el único gol del equipo tras tirar un desmarque de ruptura por dentro que sorprendió a la defensa rival, controlar el envío en largo de Mancini y batir al meta Carnesecchi en el mano a mano.
Pero contra la Juventus hizo mucho daño por fuera, ganando varias veces el duelo exterior a Cuadrado. Al ser diestro tiene dos cosas buenas. La primera es que en el regate te ofrece el balón y luego lo recoge hacia adentro al estilo del osasunista Abde sin que lo detecte el rival. La segunda es que si le tapas la banda centra con su pie bueno, así que el remedio es casi peor. Además, como también la templa bien con la izquierda, el defensa no sabe cómo posicionarse ante él para neutralizarle.
La otra amenaza es Paulo Dybala, campeón del Mundo con Argentina en Qatar aunque no tuviera demasiada participación. Sus números en ataque son espectaculares, con 12 goles y 7 asistencias en la presente temporada, seis de esos tantos el primero del partido. A pesar de que en las últimas semanas parece que ha aflojado algo el ritmo, nunca se puede fiar uno de él. Contra la Juventus generó dos buenas jugadas desde fuera hacia adentro que concluyeron con dos duros remates. Uno lo desvió con acierto el meta Szczesny y otro Rabiot lanzándose al suelo.
Tampoco hay que perder de vista al central Gianluca Mancini, que la semana pasada dio el pase de gol a Spinazzola ante la Cremonese y marcó el tanto de la victoria ante la Juventus con un misil desde 20 metros al palo largo imparable para Szczesny.
Entre los escasos puntos débiles que tiene la Roma, uno de ellos es su flanco derecho. Mourinho ha dado mucha confianza al joven Nicola Zalewski, un chaval nacido en Roma hace 21 años y criado en el club pero que juega con Polonia. Se trata de un futbolista de mucha calidad, descarado en el regate y que destaca por ser un gran centrador. Sin embargo, muchas veces le cuesta aguantar el pulso defensivo.
Contra la Cremonese el lateral Valeri le hizo mucho daño, así como Kostic el día de la Juventus en el que Mourinho le sustituyó en la media hora final para dar entrada a Karsdorp, mucho más defensivo. De hecho, la prensa que sigue la actualidad del club baraja que pueda decantarse por este último mañana.
Si juega Zalewski, la Real podría hacer daño por ese carril si descuelga un jugador habilidoso en el mano a mano como Kubo o Cho, o explora el pasillo interior con las internadas de Merino buscando el espacio que se genera entre carrilero y central.
Otra de las debilidades de la Roma es que no aguanta bien las semanas con tres partidos. Hace un mes cayó eliminada de la Copa ante el Cremonese en el Olímpico y Mourinho admitió que «nos cuesta jugar tres partidos por semana». Hace ocho días cayó contra el mismo rival, colista de la Serie, en partido jugado en martes. En cuanto toca a alguno de sus hombres claves el bloque se resiente, aunque él siempre alega que es para evitar lesiones. En Cremona reservó a Smalling, Matic y Abraham y perdió, por lo que hoy apenas se espera la entrada en el once de Diego Llorente por el sancionado Roger Ibáñez.
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