Mikel Oyarzabal: «Ha sido el mejor año de mi carrera»
Su gol en la histórica final de Copa ante el Athletic el 3 de abril inundó de felicidad toda Gipuzkoa y a toda la afición. «Lo hicimos por ellos», rememora
Si hay algo que ha proporcionado felicidad a los guipuzcoanos este año que termina ha sido la conquista de la Copa del Rey por la ... Real Sociedad. La fuerza del fútbol y del club txuri-urdin lograron lo que parecía imposible, hacer vibrar a todo un territorio que aquella noche del sábado 3 de abril estaba confinado en casa debido al toque de queda nocturno por la pandemia. Fue una velada mágica con un guion casi perfecto: victoria ante el eterno rival, el Athletic, y gol del ídolo de la afición, Mikel Oyarzabal (Eibar, 24 años). Lástima que tuviera que disputarse a puerta cerrada, aunque los ánimos desde los balcones del territorio seguro que llegaron hasta La Cartuja de Sevilla. Las lágrimas de tristeza de Oyarzabal en enero por fallar el penalti en la tanda de la semifinal de la Supercopa se convirtieron en lágrimas de alegría tras conquistar un trofeo para la Real casi 34 años después de la Copa de Zaragoza. El capitán, Asier Illarramendi, que no pudo jugar el partido por lesión, levantaba el trofeo y el autor del decisivo gol, Oyarzabal, pasaba a engrosar la galería de los grandes héroes deportivos y sociales del territorio.
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- Usted hizo feliz a todo un territorio con aquel histórico gol de penalti. ¿Qué significa personalmente aquel momento? ¿Qué siente uno cuando se mira por la mañana en el espejo y piensa en aquel logro?
- No me siento responsable único del éxito, ni mucho menos. Sin el pase de Merino y la internada de Portu, mi lanzamiento no hubiera existido. Sin el trabajo del resto de los compañeros, no hubiéramos podido aguantar el marcador. Ver el apoyo de la gente en la despedida de Zubieta y el recibimiento que nos pudieron brindar después sí me hace sentir muy orgulloso de lo que logramos. Por ellos.
- Poco antes del decisivo penalti de la final de Sevilla había fallado dos penas máximas (ante el Levante en el Reale Arena y en Old Trafford en la vuelta ante el United). ¿Pensó en ello en aquel momento? ¿Sintió la presión?
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- Era un momento de mucha responsabilidad, pero no pensé en nada más. Conozco bien a Unai Simón y me centré en imaginar cómo iba a lanzar el penalti. Dentro de los nervios y la tensión, lo asumí con tranquilidad. Tenía confianza en mí mismo, los compañeros confiaban en mí y los ensayos previos habían ido bien.
- ¿Fue una liberación para el equipo levantar esa Copa después de tan larga espera sin alzar un título?
- Muchas generaciones no sabíamos lo que era que la Real se llevara un título. Desde que logramos clasificarnos para la final salieron varios reportajes sobre la final de Zaragoza y en el vestuario teníamos claro que no queríamos perder la oportunidad de vivir ese momento en primera persona. Fue especial para todos.
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- Fue un título merecido, tras una gran trayectoria, y se hizo esperar un año por la pandemia.
- Cuando ganamos 3-4 al Madrid en cuartos nos dimos cuenta de que habíamos dado un paso adelante y que estábamos para pelear con cualquiera. Luego llegó la semifinal ante el Mirandés, con el recibimiento del público al llegar a Anoeta. Fue una experiencia que nunca había vivido y que queda para siempre. Nos costó porque, aunque el Mirandés estaba en Segunda, si había llegado a semifinales era por algo. Y luego, un derbi siempre es especial, más en una final, y se notaba la tensión, sobre todo en la primera parte. En la segunda, ya sin la fuerte lluvia y el viento de la primera, jugamos mejor y llegó el gol.
«En el vestuario vimos reportajes sobre la final de Zaragoza y teníamos claro que no queríamos perder la oportunidad»
«Era un momento de mucha responsabilidad pero solo pensé en cómo iba a lanzarlo, en nada más»
- La gran pena fue que el público no pudo presenciar en Sevilla la final, en lo que habría sido una gran fiesta del fútbol vasco. Al menos, en esta Liga la gente ha podido regresar a los estadios. ¿Qué supuso para usted la vuelta del público al Reale Arena?
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- El parón por la pandemia fue un palo muy grande para todos. Pero luego, la vuelta ha supuesto una gran ilusión. Lamentablemente estábamos acostumbrados a jugar sin ellos. Desde marzo de 2020 sólo habíamos disputado un partido con aficionados, en la Europa League ante el Rijeka en Croacia, y no tuvimos otro remedio que acostumbrarnos a jugar sin aficionados. Con la selección ya había recuperado esa sensación de apoyo y los primeros partidos en el Reale Arena también se fue notando. El día del Mallorca (con la ofrenda de la Copa a la afición), aquello fue espectacular.
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- En este 2021 que termina ha metido goles en nada menos que diez competiciones diferentes ¿Ha sido el mejor año de su vida deportiva?
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- Puedo decir que ha sido el mejor año de mi carrera. Hemos conseguido ganar la Copa con la Real, competir en Europa y volver a ella, llegar con la selección a las semifinales de la Eurocopa y la medalla de plata en los Juegos Olímpicos. Muchos partidos cumpliendo sueños.
Eurocopa y Juegos
La conquista de la Copa ha sido el principal hito deportivo de Mikel Oyarzabal este año, pero no el único. La Real Sociedad se clasificó para la Europa League por segundo año consecutivo y el delantero eibartarra disputó la Eurocopa con la selección española, en la que tuvo un papel importante. Marcó un gol en el sufrido 5-3 ante Croacia en octavos de final y transformó el penalti decisivo en la tanda de cuartos ante Suiza. Por un pelo no anotó en la semifinal ante Italia un gol que podría haberle llevado a la final, aunque en agosto se desquitó con la plata en los Juegos Olímpicos de Tokio, con golazo incluido en la final ante Brasil. También marcó en la final de la Nations League perdida ante Francia por 2-1, en un torneo donde ofreció un nivel espectacular.
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- En verano tuvo la oportunidad de disputar la Eurocopa, el gran acontecimiento futbolístico del año. Allí vivió el éxito y también la amargura en la semifinal. ¿Qué enseñanzas extrajo?
- Una de las enseñanzas que me llevé es que en estos torneos de élite tan cortos todos los pequeños detalles marcan una gran diferencia. Pudimos habernos ido a la calle en la primera ronda y por el trabajo de todos hicimos que esos detalles fueran a favor hasta que caímos ante el campeón (Italia). Fueron días de mucho aprendizaje al estar rodeado de los mejores.
- Posteriormente llegaron los Juegos Olímpicos. ¿No lograr el oro en Tokio es una espina que quedó clavada o la plata sabe igual de bien?
- En caliente claro que te da rabia no haber podido ganar el oro, pero no dura mucho. Después de tantos días semiconfinados como estuvimos en Japón y el esfuerzo de compañeros con los que venía de vivir Europeos, te sientes inmensamente feliz de compartirlo con ellos. Unos Juegos Olímpicos, en nuestro caso, es algo que difícilmente podré volver a vivir. Por eso, haber logrado una medalla es algo irrepetible.
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- ¿Puede expresar cuál es su deseo para 2022 en clave deportiva?. ¿Otro trofeo con la Real? ¿Jugar el Mundial de fútbol de Catar? ¿O simplemente seguir haciendo feliz a la gente?
- Para ganar un título, tienes que hacerlo todo bien y tener la suerte de tu lado. La Real no se puede poner como objetivo ganar un título sin el que estuvimos más de 30 años. Pero hacer bien el trabajo diario, eso sí que lo podemos hacer, pensando que si lo hacemos, estaremos más cerca de las grandes cosas. Con la selección más de lo mismo. En torneos tan cortos cualquier detalle te puede mandar a casa sin merecimiento. El deseo es estar disponible para el equipo todos los partidos y ayudar lo máximo posible a que la gente disfrute.
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