El Manchester United llegará a Anoeta tras ser eliminado en los penaltis por el Fulham

Tuvo ocasión el Fulham para hacer el segundo en el minuto 64. Andreas Pereira hizo una gran jugada y Rowe terminó disparando desde fuera del área. Su disparó iba a gol, pero Onana lo evitó metiendo las manos en el ángulo inferior derecho.

Fue Bruno Fernandes, el máximo goleador y asistente del equipo, el que empató siete minutos después. Garnacho realizó la apertura hacia Dalot. El lateral puso el pase atrás y Bruno, con un fantástico remate, anotó un golazo para hacer explotar un Old Trafford que estaba silenciado hasta ese gol.

Y de ahí tras una prórroga en la que el Fulham tuvo ocasiones para ganar, se pasó a los penaltis, en los que Lindelof y Zirkzee erraron los dos últimos para el United, por los cuatro que marcaron los jugadores del Fulham.

Esta eliminación en casa supone un nuevo revés para el Manchester United en una temporada que no está siendo la soñada. En la Premier el equipo ocupa la decimocuarta plaza, a trece puntos del quinto clasificado que otorga billete europeo.

El Manchester United está viviendo una situación constante de estrés. Sin que el equipo encuentre su mejor versión, está sobreviviendo con Rúben Amorim para sacar buenos resultados. Sus dos últimas victorias como local antes del partido de este domingo habían sido a través de remontadas. La primera contra el Leicester en FA Cup en la ronda anterior, y la última contra el Ipswich Town de manera agónica.

Su situación fuera del terreno no es mejor. El United vive uno de los peores momentos de su historia. Una deuda pendiente con los Glazer cifrada en más de un billón de euros. Más de 300 millones de deuda en traspasos. Despidos masivos de trabajadores del club: 250 el año pasado y entre 150 y 200 más esta temporada, fruto del 'plan de transformación' de la entidad bajo el control de Jim Ratcliffe. Una caída en picado provocada por una gestión nefasta de un club a la deriva, con un estadio que se cae a pedazos, un equipo que sufre la pérdida de Sir Alex Ferguson en el banquillo y sigue arrastrándose desde entonces.