Luis Enrique pone una pica y ya mira a la Real
Rival. El asturiano ya tiene su primer título con el PSG y su objetivo ahora pasa por avanzar en Champions
Luis Enrique ha vuelto a alzar un título como entrenador 2.412 días después. Aquella última vez fue en mayo de 2017, cuando el Barça se proclamó campeón de Copa del Rey ante el Deportivo Alavés (3-1). De eso ya han pasado más de seis años y medio. Esta vez en un escenario nuevo y totalmente diferente, el técnico asturiano ha conseguido proclamarse campeón de Supercopa ante el Toulouse de Carles Martínez (2-0). De esta forma, el PSG se erige como el club que más veces ha ganado la competición (12), con cuatro de distancia respecto a su máximo perseguidor: el Olympique de Lyon (8). Luis Enrique amplía así un palmarés para enmarcar y ya son diez los títulos que ha conseguido como entrenador: dos Ligas, una Champions, tres Copas del Rey, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa, una Supercopa de España y ahora una Supercopa de Francia. Su próximo objetivo: la Champions, el 14 de febrero en el Parque de los Príncipes. Un rival, la Real que ya se le atragantaba cuando dirigía al Barcelona.
En el recuerdo del aficionado del Barcelona está aquella visita a Anoeta en la que Luis Enrique y Leo Messi protagonizaron un desencuentro que amenazó con hacer descarrilar al Barcelona del triplete en 2015. La suplencia del argentino en el estadio txuri-urdin en el primer partido del año provocó una polémica de grandes dimensiones, pero tiene su origen en un entrenamiento de unos días antes y no por una discusión durante ese partido. «Desde ese partido cambió todo: la actitud, las ganas del equipo, salir a la cancha de otra manera y la forma de presionar y de tener la pelota», confesó Messi después.
El asturiano ha conseguido moldear un equipo muy suyo y darle forma hasta lograr el primer título
Sea como fuere, Luis Enrique ya sabe lo que le espera. Pese a que el inicio de temporada no ha sido del todo fácil, el asturiano ha conseguido moldear un equipo muy suyo y darle forma hasta lograr el primer título de su era como técnico del conjunto parisino poniendo fin a un año difícil.
El técnico abandonó la selección española después de no pasar de octavos de final en el Mundial de Catar y se embarcó, meses después, en un proyecto faraónico que puede marcar, para bien o para mal, el rumbo de su carrera como entrenador. El Paris Saint-Germain de Lucho lidera la Ligue 1, como casi siempre, pero ha dejado muchas dudas en la fase de grupos de la Champions y vive pendiente de una eclosión que no termina de llegar.
«A muchos les haría ilusión vernos muertos, pero estamos vivos y coleando. Estoy contento porque hemos demostrado ser competitivos y porque no tengo ninguna duda de que seremos mejores en febrero», afirmó Luis Enrique minutos después de lograr el pase a octavos de final de la Liga de Campeones. Así, desafiante, despidió ante la plana europea un 2023 en el que sobrevivió a muchos cambios y en el que, mes a mes, se fue convirtiendo en uno de los nombres propios del planeta futbolero.
«El PSG es un equipo de primera clase. Todos los jugadores, en todas las posiciones, son increíbles»
Y es que empezó el año con la resaca presente del Mundial de Catar. Allí se pudo ver al Luis Enrique más Luis Enrique, alguien capaz de no dejar indiferente a nadie. Transmitió sus desventuras a través de Twitch, condujo a los suyos a la siguiente fase yendo de más a menos y cayó ante Marruecos en octavos de final en un partido infame, uno de los más aburridos que se recuerdan en la fase final de un Mundial. Aquella decepción le hizo decir adiós a una etapa de cinco años interrumpidos en la selección y ponerse en el escaparate en el Viejo Continente, donde todavía se recordaba el triplete conseguido con el Barcelona en la 2014/15.
Tras varios meses en los que el teléfono no paró de sonar, Luis Enrique puso rumbo a París y se hizo con uno de los banquillos más calientes del fútbol europeo. Allí esperaba un Paris Saint-Germain de entreguerras en el que Messi ya tenía listo el billete de salida, en el que Neymar deshojaba la margarita para irse a Arabia Saudí y donde, una vez más, Mbappé era el dueño de todas las portadas por su enésima posible salida del club. Las dos primeras cosas ocurrieron, la tercera no, y así empezó un proyecto en el que tocaba reconstruir el equipo con jugadores más terrenales como Marco Asensio, Kang-in Lee, Manuel Ugarte, Dembélé, Kolo Muani, Lucas Hernández o Gonçalo Ramos. Hasta once caras nuevas llegaron a un conjunto que además debía adaptarse a las exigencias de un entrenador con unas ideas inamovibles. «La mentalidad de juego ofensivo es innegociable, los jugadores van a disfrutar», dijo Lucho en su presentación. El PSG vive por y para la Champions. De que la gane o no dependerá buena parte del futuro de Luis Enrique en París.
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