El libre directo, mal endémico de la Real Sociedad
De los 599 goles que ha anotado en los últimos 10 cursos, tan solo 6, el 0,01%, han sido de falta
15 de febrero de 2018. Ese es el último día en el que los aficionados de la Real Sociedad gritaron con todas sus fuerzas ... un gol de libre directo de su equipo. El responsable de la alegría fue Adnan Januzaj, y la víctima, el Red Bull Salzburg. 13 meses después, el contador de faltas de la Real vuelve a estar a cero, como es costumbre en los últimos años por estos lares.
Y es que las estadísticas en esta suerte del balón parado para la escuadra donostiarra son demoledoras. Cogiendo un espacio de tiempo que aglutina las últimas 10 campañas (contando la actual) y estudiando las cifras de goles anotados entre todas las competiciones disputadas –Segunda, Liga, Copa, Champions League y Europa League–, se puede dibujar un fiel retrato de los problemas de la Real Sociedad de cara al arco rival cuando el balón está parado y el golpeo debe ser directo, sin escalas.
Así, son 599 los tantos marcados hasta el día de hoy en competición oficial desde agosto de 2009, cuando el bloque realista emprendía su tercer intento de volver a donde le correspondía, la Primera División. El algodón no engaña. De esas 599 dianas, tan solo 6 han sido de falta, es decir, el 0,01% de los goles marcados en la última década. Casi se pueden contar con los dedos de la mano.
La última década
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Temporada 09/10 Claudio Bravo se convirtió en el primer portero de la historia realista en marcar de falta. Fue en Anoeta y ante el Nástic.
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14/15 Más de cinco años después, Vela rompía el maleficio con un golazo ante el Levante.
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17/18 El último tanto de libre directo fue obra de Januzaj, ante el Red Bull Salzburg, en dieciseisavos de final de la Europa League.
Atrás quedaron los tiempos de Javi De Pedro y, también, en menor medida, los del turco Nihat Kahveci. La zurda del antiguotarra era una pesadilla para todos los rivales, y así lo refrendó con algunos lanzamientos que quedarán para siempre en el imaginario txuri-urdin, como aquel que marcó a la Juventus en Delle Alpi, el misil en el Sánchez Pizjuán, o los logrados en San Mamés, entre otros. La calidad del '10' era tal que podía clavarlas con un golpeo seco o tocando suavemente la pelota. Lo del atacante otomano era distinto, no metió tantas ni estuvo tantos años en Donostia, pero el cañón de su pierna derecha ajustició a varios guardametas. Mención especial para el obús que disparó en el Ciudad de Valencia ante el Levante en la temporada 2004/2005, una de las dianas de falta más espectaculares que se han podido ver en la historia reciente de la Liga.
Y tras ellos, la nada. La angustia del vacío. Antes de llegar al último año de penitencia de la Real en el pozo de la Segunda, hubo algún chispazo esporádico de alegría en forma de libre directo, como aquel gol de Javi Garrido en La Cartuja ante el Betis o el de Gari Uranga en La Rosaleda en 2008, que sirvió para amarrar un triunfo importantísimo en la carrera por el ascenso, sueño que al final se truncó abruptamente en Vitoria. Fue algo después, concretamente el 14 de febrero de 2010, cuando Anoeta alcanzó el éxtasis con un tanto surrealista de Claudio Bravo ante el Nástic, uniéndose así el chileno al club de los cancerberos latinoamericanos que saben meterla de falta, como Rogério Ceni o Chilavert.
El largo peregrinaje hasta el siguiente gol de falta fue largo. Demasiado. Un lustro tuvo que aguardar la hinchada blanquiazul (exactamente 5 años y dos meses y medio), y fue Carlos Vela, quién si no, el que rompió el maleficio en Anoeta y ante el Levante, con un sutil disparo desde la frontal que entró por el palo izquierdo. Eran los estertores de la campaña 14/15, un curso que se recordará por haber derrotado en el coliseo amaratarra a todos los grandes de la Liga. Por aquel entonces, la nefasta racha ya era 'vox populi' entre la afición del conjunto donostiarra.
Sin ningún especialista
Iñigo Martínez con dos tantos en la campaña 16/17 parecía ser el elegido para ser el especialista que tanto anhela el equipo, pero el vizcaíno, en un movimiento inesperado, se marchó al Athletic en enero de 2018. Illarramendi, que en el filial fue capaz de marcar varias faltas, se estrenó el año pasado ante el Deportivo de la Coruña en Anoeta, siendo pocas fechas después Januzaj el que cerrase, hasta ahora, el círculo de este mal endémico a balón parado.
Hombres como Sandro, que demostró su buena puntería en Málaga, Rubén Pardo, Sergio Canales, Esteban Granero, o Theo Hernández, que cuentan con un buen golpeo, lo han intentado en los últimos tiempos, pero todos ellos han hecho agua. Incluso Antoine Griezmann probó suerte, como en aquel disparo que se estrelló en la madera de una de las porterías de Old Trafford. La siguiente oportunidad de revertir esta mala dinámica llega mañana mismo en Valladolid (Estadio José Zorrilla, 18.30 horas), donde la Real peleará por un triunfo que le reenganche al tren europeo.
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