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Ivan Savvidis echa mano de su pistola en el PAOK-AEK de 2018. REUTERS
Lazos eternos
Crónicas de Europa (XIV)

Lazos eternos

La numerosa colonia rusa moldea la personalidad macedonia de Salónica y controla el PAOK con el presidente Savvidis

Iñaki Izquierdo

Jueves, 30 de enero 2025, 06:48

Fuera de Grecia, Salónica es una ciudad de baloncesto. La llegada al Aris de un jugador de la talla de Nikos Galis –griego estadounidense– marcó una década prodigiosa en los 80 en la que la rivalidad con el PAOK deparó momentos estelares. «Salónica era el infierno en la tierra», llegó a decir Epi, el gran alero del Barcelona. Aquel florecimiento desembocó en una selección griega liderada por Galis, con Giannakis, Fasoulas y Christodoulou, que ganó el Campeonato de Europa de 1987 ante la URSS de Volkov, Marciulionis, Tikhonenko, Tkachenko, Jovaisa, Homicius, Tarakanov y compañía a las órdenes de Alexander Gomelsky. La final (101-103) se jugó en el pabellón de la Paz y la Amistad de El Pireo y era un derbi.

Los lazos entre Grecia y Rusia son eternos, religiosos y culturales. La raya que divide Oriente de Occidente es invisible, pero clara en los corazones. Aunque Atenas está alineada con el bloque occidental, ambos países se encuentran en el mismo lado de la frontera, el ortodoxo. No es raro que en Salónica esté asentada una numerosa diáspora rusa. 'Добро пожаловать в Салоники', 'Bienvenidos a Salónica'. También abundan los búlgaros, parte de la misma tradición.

La ciudad es griega pero su forma de ser griega es ser macedonia. En su bahía desemboca el río Vardar, que da nombre al club de Skopje al que la Real goleó en otra Europa League y las estatuas de Alejandro Magno se elevan en las mejores ubicaciones de ambas ciudades. No es extraño que el dueño del PAOK sea Ivan Savvidis, nacido en la república soviética de Georgia en el seno de una familia de la comunidad griega del Ponto (el mar Negro), cuya lengua era la única que hablaba hasta los siete años. Sin embargo, hizo su vida en Rostov antes de dar el salto a Moscú. Emigró a Grecia con el derrumbe de la URSS, lo que no le impidió desarrollar una carrera política en Rusia, como parlamentario del partido de Putin. No habla bien el griego, lo que siempre es causa de polémica en el país. El asunto tiene profundas raíces históricas que se remontan a Heródoto –por cierto nacido en Halicarnaso, hoy Turquía– quien escribió que todos aquellos que no hablan griego son bárbaros. Fue uno de los problemas de Alexis Tsipras, al que se achacaba un manejo chapucero del idioma.

Al multimillonario Savvidis no le importa y, además, cuando se enfada no se anda con rodeos, como cuando en 2018 saltó al campo en un PAOK-AEK con su pistola en el cinturón para retirar a sus jugadores del partido tras un gol anulado. Fue condenado a 25 meses de cárcel, se quedaron en ocho y aquí no ha pasado nada.

Savvidis es la explicación del éxito del PAOK. Por las calles de Salónica se escucha el ruso y el búlgaro. Muchos magnates de la antigua URSS buscaron refugio aquí. El puerto se ha convertido en el más importante de los Balcanes y todas las mercancías que van a la antigua yugoslavia, Bulgaria y Rusia llegan por Salónica, lo que ha originado el florecimiento de las mafias, como en cualquier ciudad portuaria que se precie. Con los chinos controlando el puerto de El Pireo y la situación en el mar Negro, los equilibrios son imperativos.

Bellísima, Tesalónica no es una ciudad fácil. La criminalidad ofrece cifras preocupantes. Los seguidores del PAOK tienen fama de ser los más duros y la rivalidad con el Aris jamás baja de intensidad, haya partido o no. Los encontronazos en cualquier callejón entre los radicales de ambas enseñas son el pan de cada día. Más bien, de cada noche. Las facciones problemáticas del PAOK no viajan a Donostia, pero la afición de la Real va a conocer a una hinchada ruidosa como pocas.

El dinero de Savvidis ha construido un equipo que sabe jugar a las órdenes del entrenador Razvan Lucescu, el hijo de Mircea Lucescu, que ha convertido en oro todo lo que ha tocado en la ciudad macedonia donde se habla ruso.

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