El Rayo, con una velocidad más

Sin embargo, ayer vimos una ausencia de ese juego interior, pese a que hubo alguna acción de Turrientes con peligro. En esa falta de juego colectivo, no hubo triangulación en el centro del campo, que fue una de las claves de que el equipo no se encontrara durante el partido. En la primera parte no hubo problemas en defensa y Pacheco y Elustondo estuvieron muy acertados en las acciones al corte para evitar el peligro del Rayo. Los de Iñigo Pérez entraron bien en el partido, aunque luego se vieron sometidos por la Real en gran parte, pero supieron aguantar bien el arreón, y fue en la segunda mitad donde aprovecharon sus oportunidades.

En el segundo tiempo, Imanol intentó cambiarle la cara al partido con la entrada de Zubimendi en el lugar de Urko. La sensación que dejó el equipo en este segundo periodo fue mala, ya que hubo varios desajustes defensivos que finalmente decantaron la balanza. El año pasado también les costó empezar la temporada contra el Girona, encuentro que terminaron empatando al final. El equipo notó la ausencia de varios futbolistas que estuvieron fuera con sus selecciones, bien en la Eurocopa o bien en los Juegos Olímpicos y no pudieron dar su mejor nivel para ayudar al equipo. También la ausencia de un jugador que ha sido tan importante para Imanol como Merino, que ayer vio el partido desde la grada.

El juego que practicó ayer la Real no fue el que nos tienen acostumbrados a hacer y por eso, los primeros partidos de la temporada, cuestan tanto, porque hay mucho volumen de trabajo y están arrancando. El equipo no estuvo acertado en esos metros finales y no logró generar demasiado peligro hacia la portería del rival. El Rayo fue superior en todo durante el encuentro y mi sensación es que tenían una velocidad más que la Real. Por todo eso, creo que fue una derrota justa por parte de los de Imanol en el primer partido liguero en casa.

Personalmente, no me parece justo criticar a un entrenador por el once inicial, ya que una vez visto el resultado sería ventajista decir que tendría que haber puesto a un jugador en vez de a otro. Imanol puso sobre el verde a los once que para su criterio mejor estaban para competir sobre el césped. Siempre considero que un entrenador de cualquier equipo, cuando asigna un once, cree que son los jugadores idóneos para jugar el partido. Los cambios también fueron los que Imanol vio oportunos en aquel momento para intentar meterle una marcha más al equipo, aunque los que entraron no consiguieron cambiar el encuentro porque les falta ese punto físico que irán cogiendo con el paso de los partidos.