Es humano, pero sobre todo de la Real
Imanol ya no entrenará más a la Real. Deja un equipo campeón, que conoce el camino del éxito, después de una última función en el Bernabéu que acaba en derrota inocua. Se va «pleno, ogulloso y feliz»
Si se le pincha, sangra. Como todos los demás. Pensábamos que Imanol era un ser divino. Transformó la Real. La volvió a hacer campeón. Milagro. No podía ser de este mundo. Era un ser divino. Orio empieza con la 'O' de Olimpo. Pero no. En su última temporada, en la última semana de su última temporada, se ha descubierto la realidad. Imanol es humano. Se equivoca. Como todos nosotros. Eso sí, es innegable que en su etapa en la Real ha habido más aciertos que errores. Hasta los más críticos con el técnico lo tienen que reconocer.
Imanol se sentó este sábado en el banquillo de la Real por última vez, después de pedir perdón al presidente, a la dirección deportiva, al cuerpo técnico, a los jugadores, a la afición y, por simplificar, a toda Gipuzkoa. No sabemos si este sábado pudo dormir lo suficiente. Quizás afrontó su último encuentro más tranquilo. Tenía las ideas claras y por eso presentó un once impredecible. Su confianza era máxima.
No formó con todo canteranos, pero sí con más de los que suele emplear el vecino habitualmente. Marrero, Aramburu, Martín, Pacheco, Aihen, Turrientes, Marín y Mariezkurrena. No le tembló el pulso aquel 6 de enero de 2019 cuando hizo debutar precisamente a uno de estos –Aihen– y tampoco le iba a temblar ahora que es un técnico reconocido en Europa.
Guiño al destino, intencionado, o no, fue el propio Aihen, que se estrenó con el primer equipo en el Bernabéu con el oriotarra, el portador del brazalete de capitán en la despedida del entrenador. Era su primera vez con semejantes galones de inicio en Liga. Solo podía ser en el final del trayecto de Imanol.
El oriotarra vistió un polo de riguroso negro en su última tarde. Se abrazó con Carlo Ancelotti, al que le regaló una colleja antes de iniciar el encuentro. También era la despedida del italiano y el oriotarra se sentía honrado de compartir el momento con el técnico del Real Madrid.
Tranquilo en el banquillo
Cuando sonó el nombre de Imanol por la megafonía del Bernabéu la afición local no aplaudió. Todo lo contrario. Silbó al entrenador de la Real Sociedad. Normal. El equipo de Imanol ha dado más de un disgusto a la parroquia blanca en su propia casa. En la campaña 18/19, en la 19/20, en la 20/21, en la 22/23... Por no hablar de los partidos en el Reale Arena. La Real de Imanol ha sido un rival incómodo para todos los equipos de la Liga. Por supuesto también para el Real Madrid de Ancelotti.
Su Real perdió, pero dio la talla. Acabó conforme con lo visto. No lo vivió de manera tan apasionado como en otros encuentros, o quizás sí, y por eso no quiso levantarse demasiado de su asiento en el banquillo. No se levantó para corregir a sus jugadores tan a menudo como de costumbre. Se apoyó mucho en Mikel Labaka, con el que conversó continuamente para escuchar consejos. El azpeitiarra, inseparable con Imanol, también se marcha. No se rompe el exitoso tándem que han formado estos años. Labaka no podía seguir en la Real sin Imanol.
Esta vez ningún realista le pudo dedicar un gol como sucedió la pasada jornada en su última comparecencia en Anoeta. Sergio Gómez, Marín, Mariezkurrena, Sucic o Barrenetxea estuvieron cerca de hacerlo, pero esta vez no hubo suerte. El desacierto en unos momentos y Lunin en otros impidieron festejar un tanto en la tarde de este sábado.
Fue Mbappé el único que vio puerta. Volvió a demostrar que tiene bien cogida la medida a la Real de Imanol desde la eliminatoria con el PSG de la pasada temporada en la Champions League. Imanol se despedía de la Real, a pesar de que este sábado los focos solo estuvieran puestos sobre Ancelotti y Modric. El oriotarra ya fue protagonista el domingo pasado en su casa y por eso aceptó de buen gusto aplaudir a los homenajeados blancos. No quiso ser menos en la ovación que tributó el estadio entero al croata que detuvo el encuentro.
¿Y ahora qué?
Melero López pitó el final del partido, otro que ya no volverá al ruedo, e Imanol se abrazó a los suyos y felicitó al adversario. Como un caballero. Luego todavía tenía que comparecer en su última rueda de prensa, esta vez sí la última, pero cuidando muy bien cada palabra que salía de su boca. Esta vez no se alargó como en la de Anoeta y se mostró «pleno, satisfecho y feliz». También orgulloso y muy agradecido. «Bukatu da», suspiró.
Imanol ya es historia en la Real Sociedad, pero todavía volverá a Zubieta. Tiene que empaquetar catorce años de vida y eso no se puede hacer en un día. Tampoco en dos. Aún tiene que vaciar su despacho, que ya es de Sergio Francisco. El oriotarra, tras casi 700 ruedas de prensa, no quiere hablar más. Ya ha decidido borrar de su agenda los números de teléfono de los periodistas. Que nadie le llame ni le escriba. Ha prometido no ser un ex que se pronuncia para señalar.
Imanol va a coger la bicicleta, que la tenía guardada y descuidada, para hacer kilómetros. Se le podrá ver en la carretera. No va a dejar de ejercitarse. Si no puede entrenar en el gimnasio de Zubieta, lo hará en la N-634. Siempre y cuando no coja otro banquillo. No lo descarta.
«Si surge una buena oportunidad, entrenaré», reconoció este sábado en sala de prensa. Se ve con fuerzas como para iniciar otro proyecto. Pero ninguno como el de la Real. Hay vida más allá de Zubieta, es verdad, pero en ningún otro lugar sentirá lo mismo. Podrá ganar más partidos, más títulos, pero en ningún otro sitio como en Anoeta.
A partir de ahora habrá que referirse a la Real como el equipo de Sergio Francisco. Costará. Habrá que ver cuánto tiempo tardamos en verificar que el sucesor del oriotarra tampoco es un ser divino. Que es humano. Que también comete errores. La afición podrá aceptar su condición de mortal, pero no que no lo deje todo por la Real. Como lo ha hecho Imanol. Humano sí. Se equivoca, también. Pero a realzale no le ha ganado nadie durante estos seis años y medio. Ahora sí, se ha acabado su exitosa aventura en la Real. Ya se puede abrir el nuevo libro.
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