Ganar en casa ya es una obligación

La Real lleva cuatro meses sin ganar en casa y eso es un problema que hay que resolver cuanto antes entre todos. Desde el césped y desde la grada, porque la batalla por Europa exige inmediatez en los resultados después del peaje pagado en Liga por jugar Champions y llegar tan lejos en la Copa.

La actual es la peor racha en Anoeta junto a otra vivida hace 30 años nada más mudarse de Atotxa al estadio. Ocho partidos sin conocer la victoria son demasiados, sobre todo si varios de esos equipos pelean por la permanencia, como el Rayo o el Alavés, o transitan por la segunda mitad de la tabla, casos de Osasuna y Villarreal. La cuestión es que a la Real se le ha olvidado ganar ante su público y es una cuestión que hay que solucionar hoy mismo para mantener la sexta plaza, la última que ahora mismo da acceso a Europa.

Tanto tiempo sin llevarse una alegría en casa esconde un problema de fútbol. En las salidas, un equipo puede arreglarse mejor en base a su posicionamiento y el contragolpe, pero jugar como local exige mucho más. Es la verdadera prueba del algodón. Hay que ajustar mucho las vigilancias, jugar adelantado, encontrar las fisuras de un rival normalmente replegado sin desajustarse atrás, llegar al área y concretar las ocasiones.

Cada partido se ha ido poniendo una excusa diferente a los malos resultados, pero lo cierto es que la Real se fue sin marcar al Salzburgo, Betis, Rayo, y Osasuna, y en los otros cuatro enfrentamientos de esta tanda de ocho sin ganar no pasó de un gol ante Alavés –en el descuento–, Villarreal, Mallorca y PSG. Con cuatro goles en ocho partidos en casa no se puede ir muy lejos.

Que la delantera titular formada por Kubo, Oyarzabal y Barrenetxea no haya podido juntarse en estos cuatro meses está detrás de esa falta de recursos ofensivos, pero tiempo ha habido para buscar alternativas. Ahora mismo ninguno de los tres anda sobrado. Kubo llega con dos entrenamientos con el grupo, Oyarzabal no termina de ser el de antes de la lesión en Girona y Barrenetxea sigue al margen por una lumbalgia. Cada vez se entiende menos por qué jugó ante el PSG con la eliminatoria perdida.

Hoy habrá que ver por qué plan de partido se inclina Imanol. Si por dar continuidad al 1-4-4-2 en rombo de Granada o regresar al 1-4-3-3 que, sin los extremos en forma, resuelta menos eficaz. En Los Cármenes la Real ofreció una buena imagen en la media hora final cuando formó con Becker y Silva en punta, mejoró la salida de balón con Zubimendi en la línea de tres y pudo ensanchar a Turrientes y Merino para que Brais respirara en la media punta. De apostar por este plan, el problema residiría en los recursos que quedan en el banquillo para maniobrar durante el partido, aunque si Oyarzabal es titular le quedarían Kubo, Becker y Sadiq como recambios.

La Real ha funcionado en casa cuando se ha puesto por delante. En los diez primeros partidos que esta temporada jugó en casa ganó seis al Granada, Getafe, Athletic, Mallorca, Benfica y Sevilla, y en todos se adelantó en el marcador. También lo hizo en los empates ante Girona, Celta e Inter, aunque después no supiera gestionar la ventaja. Resulta significativo que sumara 21 puntos de 27 cuando marcó primero.

Por contra, no se ha adelantado en ninguno de los ocho últimos que lleva sin ganar y eso ha sido un lastre que no ha podido soportar. Y cuando se ha visto por detrás solo ante Alavés y Mallorca ha podido empatar, insuficiente para satisfacer las necesidades de ambos partidos.

El Cádiz de Pellegrino es un rival que llega reforzado después de ganar al Atlético aunque fuera de casa es el tercer peor visitante del campeonato con seis empates. El técnico argentino tiene las bajas de Luis Hernández, San Emeterio, Roger y Alejo.