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Nerea Eizagirre (Tolosa, 2000) es el mejor termómetro para medir la temperatura del vestuario a menos de una semana de la final. Sus ocho temporadas en el primer equipo y su experiencia en las tres finales que ha disputado el equipo desde su fundación, hace ya veinte años, le convierten en la portavoz ideal del conjunto femenino que se ha acostumbrado a vivir de final en final en el último lustro con una asiduidad pasmosa. La tolosarra, que soporta desde hace ya algunos años el peso de la responsabilidad que otorga la capitanía, desea emular a Sandra Ramajo y levantar al cielo de Zaragoza el segundo título copero, tal y como lo hiciera la irundarra hace cinco años en Granada. Aquel tremendo éxito sacudió al club y devolvió a la Real la consideración de campeona. Le puso en el camino correcto para la consecución de más éxitos. «En ese momento tendría 19 añitos y quizás no era tan consciente como lo soy ahora», reconoce Eizagirre casi disculpándose. Ni mucho menos renuncia a repetir aquel hito, por mucho Barcelona que esté delante y reivindica que «a día de hoy la Real tiene más nombre y los rivales nos respetan muchísimo más».
– Llega a su cuarta final con la Real con tan solo 24 años.
– Lo hablaba con algunas personas del club, son cuatro finales en cinco años, que se dice pronto, pero no es fácil. Nos estamos acostumbrando cada año a pisar alguna final y hay muchos equipos que se han quedado en el camino. En cuartos de final eliminamos al Levante y en semifinales al Atlético de Madrid, dos rivales que tienen muchísimo nivel y eran favoritos a priori. Somos conscientes de que somos un equipo difícil de batir a un partido, aunque sabemos que igual este año no está siendo nuestra mejor temporada a nivel de regularidad. El equipo llega bien, con la ilusión intacta y con esas ganas a la final.
– Con la experiencia que tiene ya no le pondrán nerviosa este tipo de partidos.
– Suelo estar más inquieta esa misma semana de la final. Me resulta la más larga de todo el año, porque tienes muchas ganas de que llegue el día. Pero es verdad que no me suelo poner nerviosa en el partido. Intento sudar en el calentamiento para que los nervios vayan saliendo y a la hora de jugar me lo tomo como un partido más. Tenemos que intentar hacer las cosas de la mejor manera posible y creo que el plan que se está planteando es lo que nos da esa tranquilidad y seguridad.
– ¿Cómo ha cambiado desde la final de 2019?
– Son muchos partidos encima. Recuerdo esa final como una niña que en ese momento tendría 19 añitos. Era consciente de lo que estábamos viviendo, pero quizás no tanto como ahora. En ese momento lo tomaba todo como si fuese una fiesta y ahora creo que soy más consciente de lo que está pasando. Además ahora noto que tengo más experiencia para afrontar estos partidos. Regulo más cuando llegamos a los últimos minutos y el resultado está a favor. Sé apretar de otra manera cuando los resultados no van a favor en los últimos minutos... Todas esas cosas se ganan con la experiencia.
– ¿Y en qué se mantiene igual?
– La ilusión es la misma. Siempre siento que la ilusión es la misma a la hora de jugar una final. También mantengo que el día a día, los partidos y que las temporadas sean tan largas hacen que seas una jugadora más completa, pero la ilusión no cambia.
– ¿Y la Real? ¿Cómo ha evolucionado durante estos años?
– La Real a día de hoy tiene más nombre y es un equipo al que los rivales respetan muchísimo más. Sentimos que cuando juegan contra nosotras aprietan más porque saben que somos un equipo fuerte y siempre nos quieren ganar. Tenemos que saber llevar eso. Somos un equipo que siempre intenta estar en las finales y cuando jugamos contra los que están arriba en la clasificación siempre se lo ponemos difícil.
– (...)
– Creo que la mejora está en esa regularidad. Competimos muy bien con la gente de arriba, pero nos cuesta frente a los que están por debajo. Ahí se encuentra el margen de crecimiento, porque el año en el que quedamos segundas competimos mejor contra esos equipos que contra los que estaban arriba y esa regularidad fue lo que nos permitió terminar en el segundo puesto. Lo que sí considero es que a día de hoy a la Real se le ve superior como club, tiene un mayor estatus y eso tenemos que saberlo gestionar las jugadoras.
– ¿Cree que, a la par del fútbol femenino, cada vez existen más referentes en la plantilla de la Real? Amaiur, Lete, Jensen, Andreia, Aparicio, usted misma...
– Antes quizás no me paraban tanto por la calle y ahora todo el mundo te conoce y tienes esa responsabilidad. Las niñas, como me sucedió a mí en su día, también pueden tener referentes femeninos, cosa que no ocurrió con gente mayor que yo. Ahora mismo aquí en Gipuzkoa nosotras somos referentes, tenemos que enseñarles valores y respeto hacia las compañeras, porque cada vez somos ejemplo para más gente y tenemos que ser conscientes de eso.
– Este fenómeno coincide con la estabilidad que ha habido los cuatro últimos años en el banquillo. Ningún entrenador o entrenadora de la Real había completado cuatro campañas hasta que llegó Natalia Arroyo.
– Natalia nos ha dado muchísimo. Es una entrenadora que a nivel futbolístico nos ha aportado un montón. Hasta que vino, no teníamos esa identidad de juego y ella ha podido construir un estilo propio. En estos cuatro años, independientemente de los resultados, siempre hemos tenido esas ganas de sacar el balón jugado, de ser protagonistas en el campo y todo eso nos lo ha enseñado Natalia.
– (...)
– Ahora nuestros caminos se separan. Es una decisión suya y del club que hace que se cierre una etapa. Para nosotras es un golpe fuerte porque nos hemos acostumbrado a muchas cosas con ella. Cómo plantea los partidos, todo lo que nos ha enseñado... No sabemos quién va a venir, pero venga quien venga esperemos que esté a la altura porque Natalia ha dejado el listón muy alto.
– Por eso la final también se presenta como cierre de un ciclo. Por las salidas que ya se han producido, las anunciadas y las esperadas.
– Sí, no sabemos qué jugadoras se van a ir, quiénes se van a quedar o van a venir, pero lo que sí sabemos es que el ciclo de Natalia no va a continuar aquí. Esa es la realidad. Creo que ella está viviendo intensamente estas semanas, y es consciente de que se tiene que despedir de todo esto y es complicado. Tiene ganas de terminar bien esto y creo que siente que debe todo al club, igual que el club y nosotras a ella. Terminar con un título sería muy bonito para ella, para nosotras, para el club y la mejor manera para finalizar el ciclo que hemos vivido juntas.
– ¿Cómo trataría de convencer a alguien que esté indeciso para ir a la Romareda?
– Que se apunte. Para nosotras va a ser un partido duro y en muchos momentos vamos a tener que sufrir. Todos sabemos el nivel que tiene el Barça y en ese sufrimiento necesitamos el calor de la afición. Que nos empuje, que nos ayude y nos anime. Ya se ha visto en los partidos que hemos tenido contra equipos de arriba, en los que hemos sufrido pero hemos aguantado. El claro ejemplo es el del Reale Arena contra el Atlético Madrid. Necesitamos ese apoyo y ojalá que se anime muchísima gente. Está en juego un título y podemos seguir haciendo historia. Tener cerca a las personas importantes y a toda la afición es fundamental.
– ¿Es una utopía ganar al Barça?
– Me atrevería a decir que es el rival más complicado del mundo ahora mismo. Tiene jugadoras que son las mejores del mundo, pero son personas. En su momento cuando jugamos la final de la Copa de la Reina contra el Atlético de Madrid, ellas venían de ganar la Liga y era el equipo al que nadie le ganaba. Tenemos que tener en la cabeza que en 90 minutos pueden pasar muchas cosas. Este año también hay equipos que les han ganado y tenemos que seguir ese camino. La clave va a ser defender bien y en las oportunidades que tengamos intentar atacar de la mejor manera posible.
– ¿Han encontrado alguna debilidad en el equipo de Jonathan Giráldez?
– Es difícil porque hacen muchas cosas bien. Siempre son muy superiores con el balón en juego y hay muy pocos equipos que les pueden llegar a hacer daño. Es complicado encontrar un equipo que les genere muchísimas ocasiones, pero también creo que ellas pueden sufrir. Tienen sus debilidades, simplemente habrá que encontrarlas y que ellas no nos encuentren muchas a nosotras. Como decía, ellas generan mucho y de muchas maneras, por lo que creo que en defensa tenemos que estar muy sólidas y las ocasiones que podamos tener arriba sepamos meterlas. En Mérida nos metieron dos golazos desde fuera del área y esa es una de las cosas que sabemos que tenemos que tener en cuenta.
– No han ganado en los últimos siete partidos de Liga. La última victoria se produjo en la vuelta de las semifinales de Copa contra el Atlético. ¿Se está haciendo larga esa espera con tanto resultado adverso?
– La irregularidad que llevamos en Liga nos dificultando motivarnos en la clasificación, pero me atrevería a decir que los dos partidos que hemos perdido recientemente contra el Atlético de Madrid y el Levante son mejores que los dos de la Copa, lo que cambia es el resultado. Aquí contra Atlético fuimos muy superiores, con el 0-1 tuvimos muchísimas ocasiones, pero luego nos marcaron el segundo cuando ya estábamos muy volcadas en su campo. Contra el Levante sucede lo mismo. Jugamos muy bien, marcamos tres goles y de los cuatro que nos marcan, yo diría que todos vienen por errores propios. Eso nos penalizó. Quizás en el partido que jugamos contra ellas en Copa fueron superiores de lo que fuimos nosotras.
– (...)
– Los partidos son así. Los resultados no son siempre lo que te ayuda. Creo que estos últimos son partidos en los que hemos competido bien y vamos a sacar muchas cosas positivas. Llevamos tiempo mejorando e intentando trabajar cosas que sabemos que contra el Barça nos van a resultar útiles.
– Tienen otra buena oportunidad para pasar a la historia del club.
– Son ese tipo de encuentros que marcan tu carrera deportiva. Es un partido histórico para el club, para las jugadoras y para todo el mundo. Jugar dos finales de la Copa de la Reina y ganar las dos sería ya hacer historia grande en el club y yo como jugadora también lo sentiría así. Lo afrontamos con esa ilusión.
– Que el partido se juegue en La Romareda supone un bonito guiño a la Copa ganada en 1987.
– Justo me lo recordaban recientemente. Yo obviamente no lo viví porque aún no había nacido, pero ya me han comentado a ver si tengo la oportunidad de hacer de Arconada, pero en mi caso marcando el penalti que de a la Real la Copa –sonríe–. La cuestión es que si llegamos a la tanda de penaltis creo que sería la primera en lanzar del equipo si tuviera la ocasión. El primer penalti en una tanda es el más difícil.
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Amaia Núñez
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