Copa de la Reina

Jon Berastegi: «Si llevan su fútbol y sus emociones al máximo nivel son capaces de ganar»

– Algunas jugadoras del equipo campeón aún recuerdan sus sesiones antes de la final de 2019.

– Ese año la construcción del equipo pivotó mucho sobre las sesiones que hicimos y sobre el staff. Se hizo un trabajo formidable en cohesión, en ayudar a las jugadoras en un ámbito que todavía no tenía mucha presencia. Era un proceso innovador y voluntario. Lo que más ha quedado en la memoria ha sido lo que hicimos antes de la final, pero hubo un trabajo previo de ocho meses.

– ¿Qué hizo para que lo mantengan en la memoria todavía?

– Participó todo el staff y se hicieron diferentes dinámicas. En mi disciplina participó de manera activa mi compañero Juan Carlos López, hoy en día en el cuerpo técnico. El objetivo primordial a principios de semana fue abordar las dificultades y miedos, todo aquello que nos pudiese bloquear mentalmente. Luego añadir al plan de partido aquellas estrategias emocionales que las jugadoras ya habían trabajado durante meses, y de mitad de semana hacia delante empezamos a potenciar aquellas emociones que más nos podían ayudar.

– Nació el célebre grito de guerra 'Sua'.

– Empezó a surgir la idea de buscar un anclaje verbal que nos uniera y el que más votos consiguió fue 'Sua'. Era una estrategia para que conectaran con aquello que habíamos trabajado toda la semana y que luego dio nombre al documental. La anécdota graciosa del grito en el túnel de vestuarios es que no estaba preparado. Por motivos de televisión nos dijeron que teníamos que esperar cinco minutos más antes de salir. Me dijeron que preparara algo y surgió así.

– La última semana antes de una final es la peor de todas.

– Es en la que te ves inmerso al cien por cien con ese punto de ansiedad. Es la más complicada pero a la vez la más ilusionante.

– Las jugadoras reciben una mayor atención mediática, entrenamiento con público, recibimiento con bengalas...

– Se podía ver como un distractor o como un potenciador. Te ves en una espiral de atención mediática que te la has ganado y que no puedes escurrirla. La llegada al campo con todos los aficionados esperando con bengalas fue uno de los momentos más bonitos, se me puso la piel de gallina.

– ¿Ayuda la rutina a soportar el peso de un partido especial?

– Es un partido especial y hay que tratarlo como tal. Sería una equivocación vivirlo como uno más. Es importante que no haya ningún estímulo que no se haya trabajado y luego pueda desestabilizar. Las rutinas prepartido estarán ahí, pero habrán preparado a conciencia los estímulos propios de una final.

– En Granada el rival fue el Atlético de Madrid, que venía de arrasar en Liga y ganar una semana antes en Zubieta. ¿Cómo se convence a las jugadoras de que se puede ganar?

– Teníamos claro que el plan de partido de Liga era esconder todas nuestras armas. Las jugadoras jugaron sabiendo que lo importante era que el rival no supiera cómo íbamos a actuar en la final. Perdimos, pero no resultó dañino. El plan en la final fue que no nos marcaran antes del minuto 20 y es lo que ocurre. Nos enganchamos gracias al gol de Kiana y ahí el partido empezó a ser nuestro.

– ¿Y cómo se convence ahora de que se puede ganar al mejor equipo de Europa?

– Tienes que tener un plan de partido que realmente le vaya a hacer daño al rival. Los antecedentes no ayudan y seguramente a principios de semana habrán trabajado todas esas dudas. Saber que no les has ganado desde el 2008 es un pensamiento que no ayuda y tienes que buscar los que sí lo hacen.

– ¿No ser favoritas ayuda a gestionar mejor la final o se necesita ese punto de presión para rendir mejor?

– Ese juego psicológico de quién es favorito y quién no, sirve para añadir más presión al rival. En Granada trabajamos la postura del poder. Prestamos mucha atención a que las rivales no viesen dudar a nuestras jugadoras, a que estuvieran con confianza, que transmitieran poder incluso con su colocación corporal, aunque estuvieran aterrorizadas por dentro –ríe–.

– ¿Cuál es el momento más sensible en una final?

– Mi mayor miedo era el inicio del partido. En Salamanca empezamos el partido y automáticamente nos habían metido tres goles. El inicio va a ser una de las claves.

– ¿Cómo afecta en la confianza llegar a una final tras completar una mala temporada en Liga?

– Tienen que intentar conectarse con los mejores momentos de la temporada. En la Copa han eliminado a grandes rivales y han demostrado que pueden ser un equipo extraordinario. Si llevan su fútbol y sus emociones al máximo nivel son capaces de vencer al Barcelona.