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Hace siete días, en el partido del 2 de enero contra el Alavés, la Real tenía en su relación de convocados a siete atacantes. ... Kubo, André Silva y Oyarzabal fueron titulares y Barrenetxea, Sadiq, Carlos Fernández y Momo Cho estuvieron en el banquillo. Los dos últimos no llegaron a saltar al terreno de juego. Hoy solo quedan Oyarzabal, Carlos y Barrenetxea. Los otros cuatro han desaparecido del mapa para estas semanas por distintos motivos.
El club trabaja para incorporar a un jugador en este mercado para sustituir a Cho pero deben darse varias circunstancias que lo hagan viable. Por un lado que entre en precio, por otro que quiera venir y, por último, que aporte rendimiento inmediato. Tres requisitos que tienen que converger para que esa nueva pieza sea una realidad.
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¿Por qué se ha ido Cho? La marcha del francés ha sorprendido a todo el mundo por la rapidez con la que se ha ejecutado y por el momento de mínimos que atraviesa la Real en lo referente a su frente de ataque. Que el club le haya abierto la puerta significa que no entraba en los planes de Imanol, ni siquiera teniendo tantas bajas como ahora. De hecho, su último partido con la camiseta txuri-urdin fue el 29 de noviembre ante el Salzburgo en Anoeta en un día en el que el técnico aprovechó para hacer rotaciones ante lo que se le avecinaba en el mes de diciembre, con esa final en San Siro ante el Inter por la primera posición del grupo en Champions. Desde entonces no se volvió a saber de él.
Cuando el agente del futbolista trajo la oferta del Niza que permitía recuperar los 11 millones invertidos en su fichaje hace año y medio, el club no se lo pensó. Y a Imanol tampoco le importó demasiado porque hasta tenía a Magunazelaia por delante en sus pensamientos como se vio en los partidos contra el Inter y el Betis, cuando tiró antes de él que del francés. Es más, su marcha podría darle la opción de que le trajeran en este mercado un refuerzo que aportase más, lo que tampoco era difícil. Así que no perdía mucho con su salida.
No traer cualquier cosa. Hasta el momento el de Orio es el único que se ha pronunciado dentro del club por la situación generada tras la marcha de Cho. Lo hizo en la sala de prensa de La Rosaleda tras el partido de Copa. «Vamos a intentar buscar algo pero no vamos a traer a cualquier extremo solo porque se haya ido él. Si no existe esa posibilidad tiraremos del filial», aseguró.
Ese primer paso ya está dado con Jon Magunazelaia, que estas semanas se queda en el primer equipo hasta ver cómo se recompone el puzzle a partir de febrero con el regreso de Kubo y Sadiq tras jugar la Copa de Asia y de África con sus selecciones. Pero el objetivo es traer a un extremo que aporte en el corto plazo rendimiento inmediato. Varios nombres están sobre la mesa y ahora resta activar alguna de esas vías para conocer el coste que tendría la operación, algo determinante para seguir adelante o echarse atrás.
En principio, la Real no tiene la intención de afrontar ahora un fichaje en propiedad porque considera que el de invierno no es un mercado que ofrezca buenas oportunidades para realizar operaciones estratégicas. Otra cosa es en lo que derive después los términos de una operación. La idea es firmar una cesión como la de Rafinha hace dos años, que vino para cubrir las ausencias que tuvo esa temporada David Silva por sus problemas musculares y que obligaba a recomponer el centro del campo cuando faltaba con Illarramendi en la segunda altura y Merino en la tercera. Al final el brasileño fue clave en la clasificación para la Europa League porque permitió a Imanol cambiar de sistema y emplear el rombo cuando se lesionaron Barrenetxea y Oyarzabal al juntar en la zona ancha a Zubimendi, Merino, Rafinha y Silva, más la opción de Illarramendi como recambio de lujo.
La diferencia con respecto a ahora es que entonces la Real actuó con celeridad para que estuviese cuanto antes a disposición del técnico. Anunció su llegada un 27 de diciembre y el 8 de enero ya fue titular contra el Celta en Anoeta después de diez días de entrenamiento con el resto del grupo. Es más, no fue convocado para jugar el 2 de enero en Mendizorrotza pero ya estuvo presente en el banquillo en la eliminatoria de Copa en Leganés en la víspera de Reyes.
Ahora tendría que llegar y jugar de inmediato sin conocer al grupo ni integrarse en el sistema. Por este motivo, se busca a alguien que domine la Liga y no tenga que pagar un peaje en forma de adaptación. De ahí que hayan salido a la luz los nombres de Marco Asensio y Carlos Soler, ambos del PSG, próximo rival de la Real en octavos de Champions. O el de Bryan Gil, que no juega mucho en el Tottenham Hotspur y al que quiso hace dos años cedido en enero para terminar recalando en el Valencia.
Falta gente por fuera. El perfil del jugador que se necesita ahora en la plantilla es el de un extremo que aporte desborde por el exterior. La Real se ha quedado solo con Barrenetxea con esas características y anda con el tobillo tocado después de estar un mes de baja, como demostraron las imágenes en el banquillo de Málaga cuando fue sustituido.
Oyarzabal también ha jugado durante la mayor parte de su carrera por banda, normalmente en la izquierda, pero es más un jugador de ruptura desde segunda línea que de desborde con el balón en el pie. Y con las ausencias ahora de Sadiq y André Silva parece que va a ser la principal alternativa de Imanol para jugar de delantero centro por delante de Carlos Fernández.
Magunazelaia tampoco es técnicamente un extremo por mucho que arranque desde fuera. Es más un mediapunta para funcionar por detrás del delantero pero como su paisano Oyarzabal tiene el don de polivalencia, lo que le hace ser competitivo en multitud de contextos.
Otra cuestión al incorporar a un jugador es que en febrero estarán de vuelta Kubo y Sadiq, y se supone que André Silva recuperado, por lo habría que ver su papel en esos meses finales de competición cuando lo normal es tener solo la Liga y jugar un partido cada siete días, salvo sorpresa en la Champions contra el PSG. Porque como Kubo y Barrenetxea estén como en octubre y noviembre no tendría nada fácil ser titular. Situación compleja en la que se ha metido la Real en una temporada en la que había muchas ilusiones depositadas.
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