La eliminatoria se perdió en Son Moix

El camino hacia Sevilla empezó a torcerse en Son Moix, donde fue superior al cuadro balear y debió venirse con varios goles de renta de no ser por su ineficacia en el área contraria. Partiendo de esa base se sabía que en Anoeta la batalla iba a ser más dura aún y que sería difícil exhibir la misma superioridad. Si encima le añades que perdonas un penalti antes del descanso y que en la prórroga un balón de Tierney da la sensación de entrar en la portería pero se va al limbo porque en España no hay tecnología, el destino estaba escrito.

¿Los penaltis? Cuando se han perdido seis tantas consecutivas desde 1989 hablar de casualidad quizás no sea serio. Hay que tener un portero especialista en los once metros -y Remiro no lo es- y atinar en los disparos, y bastante bien se hizo teniendo en cuenta que muchos de los pesos pesados habían sido sustituidos para entonces.

Ahora no queda otra que seguir adelante porque la temporada no acaba aquí. Hay que pelear duro para firmar presencia europea por quinta campaña seguida y poner en valor lo que está haciendo esta Real que tan bien nos ha acostumbrado en los últimos años, hasta el punto de que el martes nos regalará un partido de octavos de Champions contra el PSG.

El once esperado. Imanol fue fiel a su ideario de no hacer experimentos en los días grandes y apostar por lo que le ha traído hasta aquí, por lo que la alineación fue la esperada. Con Remiro bajo palos, regresó al eje de la zaga Zubeldia para hacer pareja con Le Normand completando Traoré y Galán los laterales; Merino volvió en el centro del campo para acompañar a Zubimendi y Brais; y en la delantera Zakharyan ocupó la posición del lesionado Barrenetxea, con Kubo en la derecha y André Silva como referente más adelantado.

En el Mallorca, Javier Aguirre presentó un equipo refrescado puesto que nueve no fueron titulares en Vitoria: Greif, Giovanni, Raíllo, Jaume, Samu, Sánchez, Dani, Larin y Abdón Prats. El mexicano quería tener a sus hombres frescos para una batalla larga y jugó bien sus bazas.

El Mallorca frena a la Real. Se sabía que el partido no iba a ser fácil pero desde el inicio se comprobó que la previsión se quedaba corta. Aguirre planteó una presión adelantada de siete hombres cuando el balón caía en los pies de Remiro que impidió que la Real transitara sus ataques desde zona de iniciación a creación, obligándole a jugar en largo con el desgaste que conlleva al no juntar líneas y perder segundos balones.

El técnico bermellón se dio cuenta de que los tres txuri-urdin de arriba, Kubo, André Silva y Zakharyan, no les iban a hacer daño a Copete, Raíllo y Valjent, así que sin poderío adelante los de Imanol tuvieron que iniciar en largo para no sacar nada de provecho. Con el agravante de no ocupar nunca una posición alta.

Las únicas progresiones en ataque vinieron en la izquierda con las arrancadas de Galán bien secundado por Zakharyan. Un centro pasado del primero y un disparo del ruso lejano que blocó Greif era de lo poco que podía llevarse a la boca la Real. El Mallorca tampoco llegaba, pero le bastaba un pelotazo largo de Greif para que de una disputa entre Larin y Le Normand, Prats rematase rozando el poste.

Penalti fallado por Brais. En un encuentro tan cerrado el penalti al borde del descanso fue un tesoro que no se podía desaprovechar. Zubimendi, que estaba haciendo daño a la espalda de Samu Costa, le ganó la partida con la colaboración de Kubo que le metió el pase preciso para que se dirigiera hacia el área. Su centro lo interceptó con la mano Raíllo en una acción que no albergó ninguna duda. Gil Manzano lo señaló pero Oyarzabal no estaba en el campo. En su ausencia fue Brais el que asumió la responsabilidad sin suerte, ya que su lanzamiento raso y centrado no entrañó dificultad alguna para Greif. Curiosamente había fallado otro en la misma portería contra el Benfica. Con semejante bajonazo se llegó al descanso.

Mejor con Becker y Oyarzabal. Imanol cambió en el descanso a Becker por André Silva y el partido empezó a inclinarse hacia la portería de Greif porque el neerlandés sí podía con Raíllo en individual. En las dos primeras acciones le sacó falta. Claro que lo que no entraba en los planes es que el Mallorca se adelantase en una jugada entre los dos laterales, con centro de Jaume Costa y cabezazo de Giovanni atacando la espalda de Galán.

Oyarzabal salió de nueve con Becker a la izquierda y las ocasiones se sucedieron hasta que el capitán culminó en un gran movimiento de ariete una jugada entre Brais y Kubo. Después Greif le sacó un remate a Becker que pudo evitar la prórroga, donde llegó esa doble acción de Samu Costa que evita el doble remate de Merino y Tierney. Por cierto, la Real lanzó 15 córners sin hacer peligro. En los penaltis salió cruz y con ella tendremos que vivir durante estos días.