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Los jugadores de la Real mantean a Martín Lasarte tras el triunfo en Anoeta que culminaba el ascenso. Lusa
Dale Cavese

El 'no se desunan' y una premonición

Se cumplen 15 años del triunfo ante el Celta que selló el retorno a Primera de la Real tras tres añitos en el infierno: se cumplieron las «grandes cosas» que auguró el entrenador, Lasarte

Ángel López

San Sebastián

Viernes, 13 de junio 2025, 06:32

Dicen que las mejores historias de amor son las que acaban en tragedia, por lo menos en la literatura y el cine, pero también los relatos más tristes pueden tener un final de total felicidad. La Real Sociedad puso fin a tres años de penurias deportivas, sociales y económicas un 13 de junio de 2010, hoy hace 15 años. El equipo entonces dirigido por Martín Lasarte logró ante el Celta un triunfo (2-0) que le devolvió a su casa de Primera tras tres añitos en el infierno de Segunda en un Anoeta abarrotado por dentro con más de 31.000 espectadores en las gradas y por fuera con otros 10.000 que presenciaron el duelo en una pantalla gigante.

La inmensa mayoría de aquellos futbolistas que formaban parte de aquella plantilla citan ese día de 2010, el del ascenso en casa, como el mejor de sus carreras. Para el que lo vivió, sufrió y disfrutó es imposible de olvidar. Igual que esa frase premonitoria que, durante las celebraciones en el mismo césped, pronunció el conductor de ese sueño, el entrenador, 'machete' Lasarte: «No se desunan; juntos pueden lograr grandes cosas». No podía ni intuir lo que iba a llegar después: clasificación para la Champions, estabilización en Primera, reforma necesaria del estadio, clientes habituales de Europa y hasta un título.

Muchos recordarán que en el partido definitivo marcaron Prieto, de penalti, y Bueno, que la semana anterior había firmado un 'hat trick' y una 'gallada' también premonitoria: «Tranquilos, muchachos, hoy vino Charly, Charly está muy bien, voy a hacer tres goles y vamos a salir campeones». Lo dijo en un autobús de camino al Carranza donde había cola para ir al excusado, por la tensión. Lo que quizá menos recuerden es que el capitán tuvo que repetir el lanzamiento. Y que se lesionó en la celebración por no saltar lo suficiente para sortear la valla.

En ese plantel había jugadorazos como el propio Xabi, Griezmann, Agirretxe o Bravo, pero también algunos como Frank Songo'o, que se distinguió sobre todo por ser de los más creativos y desatados en la fiesta posterior. Existía una generación de canteranos –Prieto, Aramburu, Ansotegi, Labaka...– que esa tarde cerraron una herida y saldaron una cuenta pendiente: la del descenso de 2007, en el que también participaron.

La luiz de Griezmann

Ya casi nadie retendrá en el disco duro que aquél no fue el último partido de Liga. Tras cuatro días de fiesta y un solo entrenamiento, la Real abrochó esa bendita campaña en Elche, donde fue goleada (4-1) con un sospechoso póquer de goles de Jorge Molina, los que necesitaba para ser 'Pichichi'. Las cosas propias de aquella Segunda.

A aquel curso con una guinda tan gloriosa e inolvidable no le faltó ningún ingrediente. Fue testigo del nacimiento de una estrella, un chico de 18 años de ojos azules sin 'mochilas' ni fantasmas del pasado que tenía tres obsesiones: divertirse, ganar y ser de los mejores del planeta. Y a la larga, Antoine Griezmann cumplió sus tres sueños, hasta ser campeón del Mundo con Francia. Los goles y la manera de celebrarlos de aquel 'príncipe descarado' –echándose de cabeza a la nieve, subiéndose a un coche de promoción, bailando...– hicieron que la afición alimentara su ilusión en que la Real recuperara su grandeza y su lugar en Primera, se desprendiera de ese halo de tristeza que arrastraba incluso desde antes del descenso y se apuntara a la 'rave' del ascenso.

Marcó un gol de falta el portero –Bravo al Nàstic–, la Real fue triturada (5-1) por el Hércules en el primer partido matinal de su historia y aquellos valientes que recorrieron toda la Península para llegar a Cádiz a beberse el ascenso una semana antes se bañaron de gozo con su camiseta txuri-urdin puesta en la Playa de la Victoria de la Tacita de Plaza tras el triunfo (1-3).

¿WiFi? De alcohol, nada

Para este escribiente, antes cronista viajero de la Real, aquel curso también estuvo trufado de vivencias y anécdotas, además de hechos que cambiaron el rumbo de la historia, como le pasó a la Real. «Aquí no servimos alcohol», fue la respuesta de la responsable de prensa del Hércules en el Rico Pérez a la pregunta de si tenían WiFi. Para salir de un campo de regional como el del Villarreal B, hubo que saltar una valla de metro y medio a oscuras porque allí no quedaba nadie. Para llegar a La Condomina, pasamos un campo de golf espectacular, junto al que habían construido un gigantesco burdel, llamado, con retranca, 'Hoyo 19'. En el Benito Villamarín abrieron las puertas y primero no cabía nadie en las gradas, luego en las escaleras, luego en las puertas de acceso...Qué temporada.

15 años. 'La niña bonita'. Ese 13 de junio terminó una pesadilla y comenzó un sueño que sigue vigente. Ya no queda nadie en activo, más que el entonces juvenil Antoine, ahora un ilustre veterano, y Nsue.

'Izan zirelako, gara. Garelako, izango dira'.

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