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Pese a que algunos de la capital quizás les duela, la Real de Imanol ya está en cuartos de final de Copa. Con todo y ... contra todos. El Rayo Vallecano aterrizó en el Reale Arena con 72 horas de descanso más que la Real, que ni mucho menos notó el cansancio en las piernas. Fue mejor que el conjunto de Vallecas, mucho más efectiva, dañina y contundente en las dos áreas para conseguir un triunfo brillante y lleno de mensajes. Éste equipo está de vuelta, si acaso alguna vez se fue. Visto lo visto en el verde la noche pudo ser todavía más tranquila tras un penalti dudoso y un tanto anulado, pero este grupo de chavales está séptimo en liga, en cuartos de Copa y con la posibilidad de asaltar el top-8 en la Europa League el jueves en mayo.
No hubo demasiadas sorpresas en la alineación e Imanol solo piensa en el presente. Lo que tenga que venir, ya vendrá. Remiro le ganó la partida a Marrero, Barrenetxea jugó antes que Gómez y Olasagasti volvió a hacer un partidazo desde el interior. Es el único futbolista que ha salido de inicio en todos los partidos de Copa y se está ganando una renovación que de momento no tiene. Si la primera parte ante el Villarreal el lunes fue sosa, anoche ante el Rayo pasó de todo.
Kubo detectó dónde estaba el partido y no paró de encarar a Espino, sobrepasado desde el inicio. El primer «uy» vino desde el costado opuesto con un centro de Sucic que tocó Zubimendi. Nadie apareció en el segundo palo. Mejor. El de siempre sí que comparecería después en ese mismo espacio. Iñigo Pérez, con tres días más de descanso, agitó bastante más el árbol que Imanol con la entrada por ejemplo de Pedro Díaz, que probó a Remiro. El de Cascante detuvo en dos tiempos sin problemas.
Casi sin merecerlo salvo en una volea aislada de Aramburu que Cárdenas envió a córner, una triangulación entre cracks terminó en el 1-0 realista. Barrenetxea, desacertado en el pase, lanzó bien al espacio a Kubo, que encaró a Baillu. El ligero toque para dejar atrás al lateral está al alcance de pocos futbolistas en el mundo. Pero es que encima tiene la clase y el temple suficiente como para poner un centro raso al pie de Oyarzabal, que apareció de la nada con un movimiento letal. El frío volvió a entrar en el cuerpo de la afición cuando se llevó la mano a la misma rodilla que se lesionó en marzo de 2022. La noche por suerte iba a ser redonda en todos los sentidos.
La Real se estiró y en otra jugada entre tres futbolistas, amplió la ventaja. Esta vez fue Zubeldia el que filtró por dentro, Oyarzabal dejó de cara con criterio y Olasagasti marcó su primer gol con la camiseta del equipo de su vida con un misil ajustado al palo. «¿Quién es? Ah, hola, Jokin». Hernández Maeso, tras dos amagos, decretó el tanto porque no había fuera de juego. Dio la sensación de que también quería ser protagonista.
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Lo fue en el descuento con un penalti dudosísimo de Zubeldia, que ni siquiera llegó a conectar una patada a Trejo. Cierto es que el mediapunta ganó el espacio, pero hay que tener ganas de pitar ese penalti. Ésta vez no hubo ni una sola duda. Remiro tocó el balón pero no pudo detener una pena máxima para alcanzar el descanso en ventaja, pero de muy mala leche por lo que fue y pudo haber sido.
Pese al esfuerzo y los cambios de Iñigo Pérez, que entonces sí metió a toda la tropa de titulares con Isi a la cabeza, la Real terminó incluso mejor que el Rayo. Este equipo lleva años jugando partidos cada tres días, y tiene que estar absolutamente destrozada físicamente para no competir un encuentro. Los de Vallecas no comparecieron por el área de Remiro hasta el minuto 87 con un lejano remate de Chavarría. Para entonces Anoeta ya cantaba el Txoria txori y amagaba con la Marcha de San Sebastián, que retumbó con el pitido final.Hubo que hacer muchas cosas bien para eliminar al Rayo, pero es que la Real metió el acelerador en la segunda mitad. Mereció el tercero en otra eléctrica secuencia de pases arrancada por una jugada maratoniana de Kubo y un pase magnífico de Oyarzabal con la derecha para que Barrenetxea marcara a placer. Medio cuerpo de capitán estaba en fuera de juego. La eliminatoria se terminó de poner de cara con la más que merecida roja a Espino. Kubo lo detectó desde el minuto 1. Oyarzabal moldeó la expulsión. La Real sentenció el partido con el primer gol a balón parado de la temporada. Tiene tela que fuese de esa forma. Cárdenas todavía busca el envío lejano de Gómez. Ahora Mestalla... Bagera!
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