Cronología del recorrido de un urretxuarra que nunca falla en Anoeta

Este aficionado de la Real no conoce la pereza para desplazarse hasta la capital guipuzcona, incluso si la hora y el día no acompañan. «No depende de donde seas, depende de ti. Si fuera de Amara iría a los mismos partidos que a los que voy desde Urretxu. Ni uno más, ni uno menos», resume sin darse demasiada importancia. «Ir a Anoeta es algo sagrado para mí», zanja.

Aalió de su casa de Urretxu a las siete de la tarde con dos bufandas de la Real -una para agitarla al viento y la otra para proteger la garganta- y el bocadillo, necesario para saciar el hambre justo antes del inicio del partido o en el descanso. Sabiendo que no regresaría hasta medianoche, con pocas horas de sueño por delante antes de volver al trabajo a la mañana siguiente.