

Secciones
Servicios
Destacamos
La prolífica literatura que versa sobre fútbol le coloca la etiqueta de lateral derecho y asegura que es jugador de Primera RFEF. También le ... considera venezolano. No es que no sea correcto. Lo que ocurre es que Jon Mikel Aramburu es mucho más. Jugó ayer contra el primer equipo del Fútbol Club Barcelona, en Primera, por la banda izquierda y exhibiendo el compromiso guipuzcoano que le lleva a darlo todo por la camiseta txuri-urdin. La suya. La que le inculcó su padre desde que nació y la que deseó desde esas pruebas que hizo en Zubieta como cadete. La que añoró en el destierro de Caracas hasta que con 20 años cruzó el charco definitivamente para jugar en el Real Unión de Irun.
Debía decidir Imanol ayer cómo suplir la doble baja de Tierney y Galán en el lateral izquierdo. No le tembló el pulso. Conoce a Jon Mikel. Pura entrega y disciplina. No le iba a fallar. Aunque por ese extremo atacara el futbolista más desequilibrante del Barcelona, Lamine Yamal. La perla culé de 16 años vuelve a copar hoy la mayoría de titulares de la prensa. No será por las veces que se marchó de su par. ¡A raya lo tuvo Aramburu! Tuvo que marcar la única vez que el lateral realista le abandonó para acudir a una emergencia. Un pase perfecto de Lewandowski dejaba solo a Gündogan dentro del área y allí acudió al rescate el bravo defensor. El turco-alemán vio al adolescente libre de marca, por fin, y le lanzó la asistencia para que se luciera con un remate preciso.
Por la izquierda Aramburu tuvo el mérito añadido de jugar por el lado opuesto al que lo suele hacer habitualmente, lo que no fue óbice para que cumpliera con nota alta.
En jugada, ya fuera por regate o velocidad, no pudo en ninguno de los uno contra unos que mantuvo con el potrillo txuri-urdin. Aramburu le persiguió hasta campo contrario para incomodarle en la recepción. Le cuerpeó con resultado victorioso cuando se trató de pararla en velocidad. Y le sacó el balón limpiamente cuando intentó driblarle.
Normal que la prematura estrella blaugrana resoplara aliviado cuando Imanol sustituyó al refuerzo del filial en el minuto 69. Porque no le dejó explotar su talento ni una sola vez. Y hasta le empujó sin balón una vez que lo soltaba, marcando territorio. Incluso mandándole levantar, con genio y personalidad, cuando el extremo simulaba poco menos que agresión.
En una sola jugada le ganó la partida Yamal. Esa carrera en la que se le escurrió en el minuto 57. Pero tampoco le dejó en evidencia. Luchó y se agarró literalmente al oponente bajo el mandamiento primordial de no rendirse nunca. El braceo le costó una amarilla pero el atacante tampoco se salió con la suya.
En definitiva, Jon Mikel Aramburu exhibió ayer en Montjuic su soble cualidad ganadora que le proyecta hacia el primer equipo. Comprometido e infranqueable. Esa es la etiqueta que deben recoger a partir de ahora los portales futbolísticos. Lo demás es secundario. Por la derecha, por la izquierda, en Primera, en el filial...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.