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Con los pies puede que desentone respecto al resto y en la presión tampoco es el más dotado, pero contra un Almería que concede espacios ... y con tantos problemas atrás, Sheraldo Becker escribió ayer sus mejores renglones desde que viste la camiseta de la Real Sociedad. Mojó la pluma en el tintero, sacó el papel y comenzó a escribir las primeras líneas de una actuación personal en un partido que comenzó torcido para los intereses txuri-urdin tras el gol de Embarba, que adelantaba al colista en el Reale Arena.
Precisamente el tanto del exfutbolista del Espanyol sirvió para espolear a un equipo blanquiazul que hasta ese momento vio como el Almería le jugaba de tú a tú y le discutía la posesión del esférico. El caso es que la Real no sufría atrás y atacaba bien el espacio entre lateral y central con las carreras del surinamés, que se cansó de poner un centro tras otro durante los primeros compases del choque sin que ningún compañero alcanzase a embocar a portería. Solo en el primer cuarto de hora ya había puesto cuatro centros a los que ni Oyarzabal ni Barrenetxea lograban llegar.
El gol de Embarba, precedido de una acción en la que Traoré pidió falta del atacante, encendió a los de Imanol Alguacil, que empataron el encuentro a los dos minutos. Galán robó la pelota a Romero, se apoyó en Merino y puso un centro tenso para que Becker atacase como si de un puro nueve se tratase el primer palo para adelantarse a Robertone y mandar el esférico al fondo de las mallas. El futbolista nacido en Ámsterdam reescribía momentáneamente el devenir del partido con su primer gol en liga –tan solo había marcado al Celta en Copa– y celebración a lo Spiderman incluida.
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A partir de ahí llegaron los mejores minutos de la Real, que aprovechó la verticalidad que aportaban Galán y Becker para seguir percutiendo por las bandas. Precisamente tras una buena jugada del lateral extremeño que desvió Maximiano, el atacante txuri-urdin, que ayer le ganó la partida a Kubo, estuvo a punto de hacer el segundo. El guardameta almeriense sacó el balón de debajo del larguero con los pies. A continuación, Zubimendi estrelló un balón en el travesaño tras una buena pared con el propio surinamés.
En la segunda mitad continuó con la misma tónica, atacando una y otra vez la espalda de Langa y Edgar, que anoche no pudieron con la potencia del realista. Pero todavía le faltaba poner su mejor epílogo. Una asistencia de lujo sin dejarla caer tras un centro frontal de Zubimendi para que Oyarzabal rematase en el segundo palo. El gol era del capitán txuri-urdin pero todos fueron a abrazar a Becker, que tras firmar su mejor partido como blanquiazul, se retiraba en el minuto 70 después de una última carrera en la que miró hacia el banquillo para pedir el cambio.
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