Baila, Janu, baila
El belga se escapó del partido al que abocó el Valencia a la Real a base de regates, pero el resto del equipo no se liberó para seguirle
IÑAKI IZQUIERDO
SAN SEBASTIÁN.
Lunes, 22 de noviembre 2021, 06:47
En un partido en el filo, de los que miden la talla de un equipo, Januzaj salió a bailar. Fue el único que hizo ... lo que quiso, que es lo que había que hacer. El resto hizo lo que quiso el Valencia.
Aperribay le puso su nuevo contrato sobre la mesa, el bolígrafo para firmar y le dijo 'baila, Janu, baila'. Para eso está el belga en el equipo, para ir por libre, para jugar partidos como el de anoche. Refriegas a cara descubierta de las que explican punto por punto en qué consiste la élite. Que no son pájaros y flores. El realismo lleva semanas regodeándose en la dulzura de un liderato sin aristas, amable, casi sin un rasguño, y, de repente, esto.
Para hablar de ganar la Liga hay que hablar del partido de ayer. De la competición en su versión más brutal, la que todo equipo con aspiraciones de ganar se va a encontrar, sí o sí, con más frecuencia cuanto más cerca esté de la victoria.
El extremo de Molenbeek está en el equipo, para ir por libre, para jugar partidos como el de anoche
Y para eso está Januzaj. Un regate estratosférico a Gayá nada más empezar marcó el tono. El Valencia cavó sus trincheras y la Real fue cayendo en todas. Fue culpa suya, no del Valencia. Ni de un arbitraje colaboracionista con el adversario, que encendió a la grada pero no debió conseguir lo mismo con los profesionales. Estos obstáculos son ingredientes naturales de la alta competición. Quien los afronta crece. Januzaj fue el que mejor –no el único, porque Silva es de otra dimensión– interpretó la realidad.
¿Algo concreto?
Se liberó de su lugar en la pizarra y paseó por todo el frente de ataque. No hay cansancio si es para ir a bailar. Ante Gayá, ante Foulquier, ante todo el que se le cruzaba por delante. A todos les recetaba lo mismo. Dos, tres pasos y ya. ¿Algo concreto? Eso se pide en otras ventanillas. No rehuyó el contacto y eso elevó el tono de su actuación, le dio valor. No fue solo un acto estético, aunque eso fuera lo más importante.
Tiene el contrato que le ofreció Aperribay en la mesa; se fue del campo pensando 'firmo o no firmo'
Su mejor jugada fue una del inicio del segundo tiempo en el lateral derecho del área visitante ante todo el Valencia, sin que nadie pudiera ni acercarse al balón. El centro acabó en nada, naturalmente. El problema fue que el resto del equipo no pudo seguir al belga, no se soltó, no se liberó y no imaginó un camino imposible para la victoria, el único posible, el que indicaba Januzaj. Y el belga se fue rascándose la cabeza. ¿Firmo o no firmo?
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