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La Real volvió a sentirse vulnerable atrás con muy poco y luego se mostró una vez más incapaz de revertir el marcador. No fue el peor partido del mes, mereció bastante más que la derrota, pero volvió a evidenciar que está en una triste espiral de juego que no le permite avanzar. Los nervios y la ansiedad le atenazaron con el paso de los minutos y la derrota fue inevitable.
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La Real saltó al campo decidida a ahogar al Celta en su propio campo, consciente de que el conjunto vigués iba a arriesgar a la hora de iniciar su juego. Los realistas buscaron defender al hombre desde Guaita y complicaron sobremanera la construcción del equipo gallego. Borja Iglesias se quedó descolgado en territorio blanquiazul para recibir en largo de su guardameta emparejado con Zubeldia en uno de los duelos de la tarde. Fue el salvavidas al que se agarró el Celta para salir más o menos airoso de la primera presión de la Real, porque las veces que intentó probar en corto los locales acabaron robando o interceptando la salida viguesa. Imanol planteó unos emparejamientos extremos, los dos laterales, Traoré y Aihen, debían correr muchos metros hacia delante para saltar a los carrileros Carreira y Mingueza, respectivamente, mientras Zubimendi, Marín y Brais se repartían a Moriba, Fer López y Beltrán. La Real se mostró muy agresiva sin balón, encadenó una buena sucesión de recuperaciones en campo rival, pero no tuvo el acierto para llevarlas a buen puerto. Imanol asumió riesgos y por momentos los pagó caros, como en la acción del gol de Alfon.
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El Celta se adelantó en el marcador en el último suspiro de la primera mitad, pero su primer aviso serio llegó a los dos minutos de juego. A la Real le costó ordenarse y repartir las marcas inmediatamente después de la pérdida. En la clara oportunidad de Borja Iglesias que el delantero no acierta a resolver, hay un claro desajuste, ya que Zubeldia sale al paso de Fer López y descuida su espalda para que lo pudiera aprovechar Borja Iglesias, al que Aritz no consigue cerrar a tiempo. En la acción del gol Borja Iglesias vuelve a recibir el balón sin oposición al espacio después de que Zubeldia volviera a salir a por Fer López. Esta vez el delantero cedió a Alfon y el balón sí que acabó dentro de la portería de Remiro. Imanol consiguió minimizar este desbarajuste durante buena parte del primer acto incrustando a Marín o Zubimendi en una línea de cinco atrás y atando en corto a Fer López para que Zubeldia no tuviera que salir de zona a por el interior que más daño estaba haciendo. La Real consiguió vigilar bien ese intervalo central-lateral, pero bastó un error de concepto para echar todo el partido al traste poco antes del descanso.
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La Real planteó un partido de presión, de defensa al hombre, pero el Celta tampoco quiso ser menos incomodando al conjunto blanquiazul sin balón. A los realistas también les costó iniciar juego y salir con el balón desde atrás. Aihen fue la principal víctima del buen hacer del conjunto vigués en esa primera presión y acumuló una buena cantidad de pérdidas al no poder encontrar un buen socio con el que continuar las jugadas. Cada vez que el lateral de Etxauri recibía abierto, Sergio Gómez esperaba por dentro, pero el pase con el catalán era demasiado arriesgado, atosigado siempre por un par de rivales, por lo que el defensor optaba por jugar en largo, pero o no había nadie por su banda o era Oyarzabal quien tenía que caer a un costado para acercarse a la pelota. Mejor perder por fuera que por dentro debió pensar. No encontró demasiados aliados con los que conectar con el 0-0, antes de que el partido se pusiera todavía más cuesta arriba.
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A los de arriba se les tiene que exigir mejores cifras goleadoras, más acierto en las acciones decisivas, más calidad a la hora de desequilibrar al contrario, pero no más trabajo y actitud. Ayer lo volvieron a intentar por todos los medios. Sergio y Kubo por dentro, Oyarzabal por fuera tanto por izquierda como por derecha. La movilidad que ofrecieron todos los hombres de la línea más adelantada fue total, pero seguramente volvió a echarse en falta esa referencia dentro del área. A la Real se le ha apagado la luz arriba de manera preocupante y eso que ayer generó más de lo que lo venía haciendo ante una línea de cinco hombres atrás del Celta, pero ni por esas hubo suerte.
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La ansiedad es una mala compañera de viaje y ayer se volvió a demostrar. Volvió la Real a empezar por detrás en el marcador y volvió a ser incapaz ya no de remontar, sino de empatar el encuentro. Con el paso de los minutos se volvió más previsible, acumulando centros al área a la desesperada sin demasiado criterio. Un recurso de urgencia que no encontró premio. Marín no es Merino para aparecer en esas jugadas aunque se le parezca en el nombre. La Real no está para jugar a eso y si va a hacerlo a partir de ahora tendrá que buscar a alguien en el mercado de verano que se adapte a ese estilo.
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