Turrientes celebra con Sergio Gómez el tercer gol contra el Negreira EFE

Tambores de derbi

Este partido lo puede cambiar todo y aportar normalidad a este curso tan agitado; nadie hizo dudar a Sergio: ningún meritorio le dio razones

Ángel López

San Sebastián

Jueves, 30 de octubre 2025, 06:27

Los minutos de mayor esplendor y delirio que uno recuerda en Anoeta en los últimos años fueron los que sucedieron entre el Txuri Urdin cantado ... a capela por una grada que estaba a rebosar y el 'Dale Cavese' conjunto y multitudinario tras el gol de Brais contra el Inter de Milán hace dos años. El himno del club comenzó a inspirar, pero el de los violines de la Champions hizo inyectar sangre en los ojos de los jugadores y de unos aficionados 'on fire' famélicos de grandes emociones. Este derbi lo puede cambiar todo y para ganarlo prioritariamente hay que jugar muy bien al fútbol, sacar el violín y entonar la mejor melodía, pero también superar al adversario en fuego y motivación, o sea, hacer que los tambores de guerra se oigan hasta en las Encartaciones.

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La lección de Negreira viene que ni pintada. Yrefuerza los planes de Sergio al mismo tiempo. Tras un primer cuarto de hora de intención y compromiso en el que marcaron el primero, los txuri-urdin bajaron lastimosamente su intensidad. Perdían todos los duelos, no iban a la presión y hasta un equipo de sexta división se le subió a la chepa, le metió en el área y casi le pinta la cara. Fue un tanto patético y sirvió para revivir fantasmas;no se puede obviar.

Por otra parte, ninguno de los inhabituales se reivindicó al punto de hacerle pensar al entrenador que se está equivocando al elegir a otros jugadores para LaLiga. Y lo de Sadiq es de diván. Uno para el delantero y otro para el 'realzale' que lo ve jugar, que no sabe si reír, llorar o esperanzarse. Las ocasiones que tuvo sólo las falla él. Son las mismas que marró en Mallorca hace año y medio. Y lo que se le valora es su lucha y su compromiso. ¿Esto no debería darse por supuesto? Ahora bien, esa especie de chaladura de fiera herida puede explotarse en contextos como un derbi insoportablemente atascado o en ataques colectivos de histeria por la situación. No tiene pinta de ser proclive a sufrirlos el 'látigo de Kaduna'.

Fútbol y casta. Que nadie dude de que los jugadores del Athletic se van a dejar el alma en el pasto donostiarra. Su universo futbolístico está focalizado en Anoeta, aunque cuatro días después se jueguen en cancha del Newcastle una parte de sus opciones de seguir vivos en la Champions. Alguno lo venderá de otra manera, pero para los rojiblancos éste también pasa por ser uno de los partidos del curso. Para quebrar una crisis, no es lo mismo ganar en Cornellà o Palma de Mallorca que en Donostia. El derbi es descarnado para todos. Pero en términos de hambre, por lo sucedido en el arranque de esta campaña y la pasada, por jugar ante 38.000 almas txuri-urdin, la Real debe estar por encima del archienemigo.

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No cometeremos el error de vender la piel del oso antes de cazarlo. Pero ganar es recobrar una cierta normalidad y toneladas de calma en la clasificación, con todo lo que ha caído. La Real se quedaría a dos puntos del Athletic y a tiro de una o dos victorias de Europa. Y eso, sin contar el arreón anímico. Pero es que otra derrota, con dos partidos seguidos fuera de casa luego... Este párrafo queda autodestruido aquí. Las consecuencias de lo que suceda, las trazaremos una vez que suceda.

Hay quien ve claros indicios de mejoría en el juego en los últimos partidos y un punto de inflexión en el gol de Soler en Vigo. Ojalá. Pero será este derbi de violines y tambores el que marque tendencia.

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