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Se ha convertido en uno de los nuevos mantras del presidente, una de sus expresiones fetiche, junto a la relacionada con tratar de ser «los ... mejores de lunes a viernes» y la de la necesidad de «juntar generaciones» en el primer equipo. Ahora a Jokin Aperribay le gusta hablar de «la Real de los afectos». Después de mucha reflexión en torno a ello, lo más real es significar que en muy pocos territorios está tan arraigado un equipo a su gente, ninguno hay más volcado en cuanto a porcentaje de población que pertenece a la masa social del club o acude al campo. Ahí el afecto es inmenso e inquebrantable.
La parroquia acabó muy encendida por la temporada realizada, optó en muchos casos por no acudir al estadio en los últimos meses para no tomarse un nuevo comprimido de decepción in situ y, aun así, estará en la puerta del estadio el 17 de agosto o una semana más tarde, fiel a su cita, vestida con la camiseta de la txuri-urdin de la esperanza, soñando con saltar de espaldas con los goles, ardiendo en deseos de ver a los nuevos. Ese afecto por la Real es indestructible para una mayoría, pero también se riega con la ilusión que provocan los fichajes. Como en el verano de 2019 con Isak, Odegaard, Portu, Remiro y Monreal para otra campaña, la última, que no iba a ser europea. La base está hecha. Acertar es la clave.
La Real de los afectos. Roberto Olabe repitió la expresión en su despedida. Fue un acto emotivo en el que invitó a su gente, a los que le rodearon en su próspera época de arquitecto de este proyecto tan sólido, brillante por etapas. Sin embargo, fue como un entrenamiento a puerta cerrada. Las comparecencias públicas sin preguntas son mítines. Era una oportunidad para solventar algunas incógnitas, como la negativa que se demostró equivocada a fichar en el mercado de invierno, pero también para glosar una época muy buena para el club. Se privó a la afición de solventar ciertas inquietudes que quedaron pendientes.
Afectos. Los hay, sin duda, en un club que gusta de contratar a gente de confianza. Sergio exhibió su gran satisfacción por la identidad y calidad del staff técnico que ya lidera. El afecto interno y externo permanecerá hasta que los resultados acompañen. Él sabe que lo importante está ahí fuera, en el verde, pero también en la fuerza del mensaje. Y va a tener que ofrecer más de 80 ruedas de prensa durante el curso.
La Real todavía tiene la deuda pendiente de trasladar esos afectos hacia fuera. Difícil con Zubieta convertido en un búnker inaccesible y unos futbolistas cada vez más protegidos y alejados de los aficionados y de entrevistas. Quizá el hecho de estar fuera de Europa puede devolver los pies a la tierra, a esta tierra. Ese patrimonio del afecto del guipuzcoano de a pie hay que mimarlo.
Tampoco la Real se ganó el afecto de los seguidores del Mérida. Las quejas relacionadas con el precio de la entrada -30 euros- y el lugar que se les asignó –un recién construido banco de hormigón corrido con tierra en la parte inferior- tenían cierta razón de ser, pero el exabrupto del primer edil emeritense –es LA Real Sociedad, señor alcalde, no 'el Real' - las deja en mal lugar. Y era él el que empleaba la palabra 'mamarracho'...
La Real de los afectos es una realidad en parte. Y tiene que seguir siendo un objetivo. Quizá es el segundo capítulo del nuevo libro.
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