Balón de playa
El Madrid es el favorito indiscutible y la Real, un lobo con piel de cordero: es la hora de la vendetta y de silenciar a Vinícius
No hay que ponerse demasiado farruco. El favorito es el Real Madrid. La lógica del fútbol dicta que será el cuadro blanco el que pase ... a la final de Copa de La Cartuja y protagonice el duelo de todos los siglos contra el Barcelona o el Atlético de Madrid, que es el que interesa a las altas instancias y al personal en general. Pero hay un equipo al que le gusta invertir la naturaleza de algunas cosas, romper la ley natural, pinchar algunos balones de oro y reivindicar urbi et orbe su forma de hacer y sentir. Es la Real Sociedad. Y su gente.
En Madrid acogieron con agrado y cierta irreverencia el cruce contra la Real tras el sorteo. Y ya se especula con la posibilidad de que Ancelotti haga rotaciones, por lo menos en el Reale Arena. Miel sobre hojuelas. Se saben superiores, atisban algo parecido a un trámite y además, 'qué demonios, si ya ganamos allí esta temporada al tran tran', pensarán. Tienen argumentos. Son los vigentes campeones de Liga y Champions, han fichado al mejor jugador del mundo y tienen una plantilla valorada en 1.230 millones de euros. Y ahora ya están afinados. Mbappé está 'on fire', les funcionan algunos meritorios y hasta 'el abuelo' Modric las sigue clavando desde la frontal.
Pero ésta es la Real de Imanol, la que ha sido capaz de cambiar la acepción de 'Realada'. Lo que antes era un hecho deshonroso indigno de un club del prestigio del txuri-urdin es ahora una hazaña, un logro insólito con pocos precedentes en la historia o sin ellos, como ganar en el Camp Nou o el Bernabéu, como pasar una eliminatoria europea, como ganar un título (2021) o convertirse en un clásico de Europa.
El Madrid es favorito, claro, pero ya ha sufrido las dentelladas de la Real de Imanol. Sabe que este equipo puede hundirse al recibir el primer golpe, pero también crecerse como nadie cuando tiene a un potencial campeón de Europa delante. Lo sufrió hace cinco años en el Bernabéu (3-4), en 2003 cuando le barrió la Real subcampeona de Liga (4-2) o incluso en las semis de Copa de 1988, con ese chorreo en su cancha (0-4).
Anoeta va a generar ese ambiente mágico donde padeció lo indecible el Inter de Milán y sucumbieron el Benfica, el Barça de Flick y el propio Madrid hace no tanto. Vinícius mandó callar a una grada donostiarra que se había portado fetén con él –ni las mil cámaras ni el delegado de LaLiga captaron insultos- tras marcar de penalti en la primera vuelta y quizá ha llegado la hora de silenciar al Balón de Oro interruptus, pero con fútbol y con un triunfo. Con educación y respeto. Esos valores tan añorados.
No, quizá la Real no sea el rival tierno que esperan. Morderá la grada y morderán unos jugadores para los que la posibilidad de jugar una final con el equipo de sus sueños les eliminará el cansancio de un plumazo. El Madrid gana casi siempre, pero la estadística copera reza que de 19 duelos contra el Madrid, la Real ha ganado tantos (nueve) como los merengues. E Imanol es el entrenador que mejor porcentaje de victorias presenta en toda la historia de la competición, por encima de Luis Enrique y de Guardiola.
Sí, el Madrid de Mbappé, Vinícius y compañía, cracks planetarios, es el llamado a llegar a la final de Copa. Pero a la Real le gusta colarse en tu fiesta, como a Mecano. Y ganar al Madrid resulta tan placentero como bañarse en las frías aguas de La Concha. Aquí molan más los balones de playa que los de oro.
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