El premio estaba en las alas
Enterrado el rombo de la primera mitad, la irrupción de Barrenetxea y Kubo permitió cambiar el rumbo y encontrar nuevas vías para atacar la muralla del Mallorca
A estas alturas ya tendrán presente que Remiro dio los puntos a la Real. También saben que fue Brais a pase magistral de Kubo el ... que materializó el gol que dio la victoria, pero hasta llegar a ese momento en el minuto 63 pasaron cosas. No muy favorables a la Real, por cierto. La Real no se encontró en la primera parte o por lo menos le costó reconocerse.
Intuímos de antemano que ante el Mallorca iba a ser obligatorio picar piedra, como así fue, pero lo que nos dejó descolocados es que la Real ante ese escenario se empeñara en jugar por dentro ante la muralla que levantó atrás el Mallorca cuando lo más recomendable suele ser jugar por fuera.
Ante el esquema con cinco jugadores atrás del Mallorca, Imanol volvió al rombo. Se supone que para crear superioridad en el centro del campo, donde el Mallorca tenía un hombre menos, con la irrupción como titular de Zakharyan en la punta del mismo. Suponíamos que ese dibujo podía ser una opción para generar desajustes en el Mallorca. Sin embargo, el resultado fue el contrario. La Real no tuvo el control, no sacó ventaja de su teórica superioridad en la zona ancha y le costó una eternidad encadenar sucesiones de pases con peligro. El Mallorca, mientras, se ajustó al guion que mejor conoce: recuperación y balón en largo a sus dos delanteros, Muriqi y Larin, generando ocasiones con peligro. Algo no cuadraba. Quien más quien menos podía pensar que en algún momento esa situación iba a cambiar. La Real iba a coger la manija antes o después. Nada de eso ocurrió, al menos hasta la segunda parte.
El rombo de la Real, lejos de generar superioridades por dentro, dio aire al Mallorca antes del descanso
Oyarzabal limpia el área
Porque ahí sí, tras el descanso, la Real sí encontró la vía. El premio estaba en las alas. La irrupción de Barrenetxea y Kubo, con el regreso al 1-4-3-3, cambió la cara a la Real. Su juego pasó a ser algo más fluido, tampoco para echar cohetes, pero lo suficiente para hincarle el diente a un rival que hasta ese momento había cerrado todos los pasillos interiores. O la Real cambiaba algo o aquello tenía mala pinta.
Barrenetxea sacó de su zona a Gio y se movió por dentro. Zubimendi puso el balón en el extremo haciendo grande el campo, como no se había hecho hasta entonces. Kubo acarició el balón y entregó un caramelo a Brais en el corazón del área que acabó dentro de la portería.
Traoré logró abrir a Copete y Oyarzabal atrajo a Nastasic para que Brais se adelantase luego a Valjent
Pero algo ocurrió para que Brais encontrara un pasillo despoblado. Oyarzabal, que en la primera parte se hartó a correr, corroboró que no todo es meter goles en esta película porque fue él quien limpió el área de jugadores del Mallorca para que Kubo encontrará el espacio a la espalda del rival. Y Traoré también se llevó a Copete. El gol, los titulares, hoy son para Kubo y Brais, pero Oyarzabal no merece menos.
La Real había dado con la tecla. Imanol volvió a salirse con la suya al plantear un partido largo, desequilibrado con los jugadores del banquillo. Es lo que tiene esta Real. Los cinco que salen con el partido en marcha rara vez pierden respecto a los titulares. Tampoco está de más admitir que si no es por ese gol... ¿Qué pensará hoy el bueno de Javier Aguirre?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión