Vacaciones desbloqueadas
La semana del 15 de agosto es por excelencia el periodo más vacacional del calendario español. Está casi todo cerrado por vacaciones. Los políticos, a ... pesar de que aún no hay Gobierno en firme, no se han abstraído de esta tradición. No obstante, a más de uno le puede extrañar que, tras el sonrojante fracaso de la pasada investidura, casi todos los protagonistas de aquellos plenos de julio en el Congreso hayan cogido las de 'Villadiego' para buscar la sombra del botijo estival. Por lo que parece, a tenor de las escapadas de los principales dirigentes españoles, la situación no debe ser ni urgente ni preocupante como para interrumpir o cancelar las vacaciones. Ver para creer.
El presidente en funciones, Pedro Sánchez, se ha ido a Las Marismiñas, en Doñana, todo un icono del veraneo monclovita. Personalmente, confieso que me encantaría visitar las instalaciones. Esta residencia presidencial volverá a ser lugar de reflexión para Sánchez, que deberá deshacer el entuerto en el que está la política española. Por de pronto, y a la espera de que el líder socialista comente la jugada en Sabin Etxea con la plana mayor del PNV, no se le ve muy nervioso. O quizá la procesión va por dentro, que ya en su 'Manual de resistencia' demostró que cuenta con nervios de acero en situaciones límite.
Pero no parece que al presidente se le vea en alta tensión, ya que de lo contrario hubiera calendarizado la reunión con Pablo Iglesias para finales de agosto y hubiera cotejado con el líder podemita su propuesta de Gobierno que, por lo que parece, será como una especie de programa de gobierno que deberán asumir quienes respalden la investidura. Por lo que se comprueba, Sánchez no tiene la más mínima intención de formar un ejecutivo de coalición con Podemos ni con nadie. Y su oferta será la de un gobierno 'a la portuguesa'.
Sánchez vuelve a tener una posición privilegiada con piezas claves en el tablero. Y lo sabe. Una repetición electoral el 10 de noviembre solo beneficiaría al PSOE -ya hablan de hasta 150 escaños- y al PP de Casado, que estos días se encuentra de veraneo en Husillos (Palencia). Pero sería letal para Unidas Podemos, que podría quedarse con un palmo de narices si perdiera -como dicen- más de la mitad de sus escaños. Sería todo un cataclismo y todo un mazazo difícilmente asumible para Iglesias. Sánchez parece que quiere jugar hasta el límite y quiere llevar al líder podemita hasta sentir el vértigo de unas nuevas elecciones. Sería como reeditar la 'habitación del pánico'. Otro partido que vería perder su caudal electoral sería Ciudadanos. Rivera, que también está descansado, aunque no se sabe dónde, quiere ver a Sánchez en apuros, pero el efecto bumerán podría tener consecuencias incalculables. Muchas reuniones y más reuniones, pero primero desbloqueamos las vacaciones, y luego volveremos al punto de partida que dejamos el 25 de julio en la última investidura. Esto se parece al 'Día de la marmota'.
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